jueves, 18 de octubre de 2012

EN BUSCA DEL SUPER CIUDADANO


¿Ha de nacer un nuevo ciudadano y una nueva forma de percibir el bien común? Yo creo que sí. Los recientes casos de corrupción en pleno tornado económico y la forma en la que los políticos han gastado dinero público para mantener un nivel de vida millonario ha minado la confianza de los ciudadanos en la política y sus políticos. Ello implica que para cambiar la situación los ciudadanos nos tenemos que espabilar porque ellos no van a variar ni un milímetro, así que tendremos que hacerlo nosotros.
Es entonces cuando vuelvo la vista con sana envidia a la destitución del presidente de los Estados Unidos Richard Nixon en 1974. Un escándalo por unas simples escuchas ilegales efectuadas al partido de la oposición en las habitaciones de un hotel hizo dimitir al presidente de la nación más poderosa de la tierra. Fue el llamado caso Watergate. La Corte Suprema de los Estados Unidos escuchó las cintas, las valoró y votó si el Presidente se vería obligado a entregarlas o no. Una vez decidido que sí habría de entregarlas se formó una comisión directamente en el “House Judiciary Committee” , órgano judicial que vela para que la justicia federal desempeñe correctamente sus funciones y precipitó la suerte del presidente, que se vio obligado a dimitir. Un testigo, el periodista Michael Sandel explica como la sala enmudeció en un silencio sepulcral cuando se pasó lista a los miembros del comité para que votaran. A la llamada, sus voces temblaban al emitir su voto en voz alta. Según sus palabras, se palpaba un sentido de “responsabilidad histórica constitucional” por parte de todos los presentes (incluidos desde periodistas hasta ujieres) y una tensión en el ambiente que podía cortarse. Ante toda la nación y el mundo entero se estaba poniendo a prueba y en directo la solidez de la democracia de los Estados Unidos sometiendo al presidente al “impeachment” o prejuicio por prevaricación. De seguir su curso el asunto pasaría al Senado, pero antes de llegar a esa fase Nixon dimitió. En este punto no quiero realizar comparaciones porque todas las comparaciones son odiosas, pero habéis de permitirme la pequeña maldad de haberlo mencionarlo :)
Este hecho histórico me plantea una deliciosa cuestión. Para llegar a ese grado de desarrollo se necesita una democracia sólida que haya tenido tiempo suficiente de consolidarse desde una base también sólida. Uno de los pilares donde se sustenta es en el criterio de nación como unidad y concepto incuestionable (vamos a dejar aquí también las comparaciones). Otro pilar serían los mecanismos de control del primer al último político; ya que unos simples ciudadanos, en este caso unos periodistas, son los que tiraron de la manta. El mecanismo de defensa de la democracia no dependió de la buena voluntad de este o aquel funcionario sino de que el sistema reaccionara como un perfecto mecanismo de relojería suizo engrasado por la ley. El tercero es la división de poderes (ver post EL DÍA QUE PERDIMOS LA DEMOCRACIA Y PRIMEROS PASOS PARA RECUPERARLA)
Este hecho tuvo lugar hace 38 años, así que los que ya habéis llegado a los 48 sólo teníais 10 años, y he pensado que para muchos puede que sea una historia desconocida e interesante que puede muy bien servir para desarrollar el tema.
Democracia real y consolidada en el tiempo, separación de poderes, España como unidad indivisible ... ya veis que costará tocar muchas teclas para poner un poco de orden y salir de ésta, y ya hemos mencionado que el papel de los ciudadanos debe ser vital para adaptarse y obligar a nuestros representantes que cambien el chip porque ellos no lo van a hace por iniciativa propia. Estando en la peor crisis en la que se ha visto jamás España no sería sensato dejar la responsabilidad completamente en quienes dicen representarnos y además lo han hecho tan mal. Hay demasiado en juego y para recordarlo sólo tenéis que mirar las caras de vuestros hijos o vuestros nietos. Hay que estar ahí pisando el terreno y más presentes que nunca porque como postula magistralmente Antonio García-Trevijano “donde se encuentra el representado no hay representante” y hay cosas en donde es mejor que estemos nosotros.
La discusión que en mi opinión debemos encuadrar los ciudadanos en términos políticos son dos: el límite de hasta dónde los mercados pueden marcar nuestras vidas; y cuando menciono mercados me refiero a mi post anterior (ver ¿Quien Manda Aquí?, y el segundo entraría de lleno en los límites morales de ese mercado y del trabajo visto desde la perspectiva del bien común.
Según Sandel "hemos partido de una hipótesis que ha demostrado ser falsa y era que los mercados eran el medio de lograr el bien común". Ya hemos tropezado dos veces con la misma piedra: la Gran Depresión anterior a la Segunda Guerra Mundial y la Gran Crisis Financiera actual. Yo creo que cualquier persona sensata de la calle sin ser economista considera que el triunfalismo de la era de la fe en los mercados ha finalizado.
Esto significa que necesariamente necesitamos probar con otro tipo de filosofía que además no provengan de las caducas utopías de origen marxista que también fracasaron definitivamente incluso antes que los mercados, cuando se derrumbó el Muro de Berlín. Muchos creyeron que Obama articularía una solución mesiánica que desde luego no ha llegado todavía porque algo tan importante, en mi opinión, lo tenemos que articular entre todos aplicando sentido común y sin la vieja y fácil receta de seguir ciegamente a ningún líder.
El tema ha sido estudiado y postula que el obstáculo al desarrollo de esa nueva filosofía donde nos debemos olvidar de derechas, izquierdas y todos los clichés decimonónicos o del siglo pasado (ver post VIEJOS CLICHÉS) proviene de nuestra persistencia en asumir que el gobierno debe mimetizarse con los mercados. Veamos un ejemplo y en honor a los "progres" tomaremos un modelo de política medioambiental. Consideremos que el agua y aire fuesen gratis. Entonces la teoría es que los consumidores y las fábricas contaminarían esos bienes en exceso y nos quedaríamos sin nada. Para corregirlo el gobierno le coloca un impuesto cuantificando hasta qué cotas de polución podemos admitir y a qué precio deben llegar esos parámetros de contaminación. A partir de ahí cualifica una escala para pagar según lo que contamines. En nuestro caso colocaría las tasas en el agua corriente de casa y la gasolina, por ejemplo. Hasta aquí todo parece lógico, pero resulta que en el fondo estamos midiendo el bienestar humano en euros, con lo que al final vamos a parar a manos de tecnócratas en términos de coste y beneficio. No se me ocurre nada más deshumanizado que ponerle un precio al aire o al agua. Pero aún subyace otra cuestión de fondo. Tampoco se me ocurre algo más antidemocrático que dejar en manos de la ciencia, fuera de toda consideración moral, decisiones tomadas por tecnócratas y no consensuadas por los ciudadanos. Nos hemos paseado desde el ideal democrático de tumbar a todo un presidente de la nación más poderosa de la tierra con el peso de los votos a depender no de los votos sino de las decisiones mercantiles de unos tecnócratas.  Ya sé que la perfección no existe y que un mundo utópico además sería muy aburrido, pero entre el blanco y el negro deben existir muchos grises, digo yo. Y aquí me planto
Así que ya veis que he venido a poneros problemas, no a daros soluciones. Eso lo dejo para los mesías, que por cierto y desgraciadamente pululan bastante últimamente entre nosotros.
Vicente Jiménez

viernes, 12 de octubre de 2012

EL 12 DE OCTUBRE DE 1492 – EL DÍA QUE CAMBIÓ EL MUNDO CONOCIDO


Las aventuras en países exóticos y los encuentros con sociedades extrañas pusieron en tela de juicio la satisfacción propia, retaron a los pensadores a reconsiderar la sabiduría convencional y demostraron que ideas aceptadas durante milenios en geografía, por ejemplo, eran fundamentalmente erróneas ” Carl Sagan
Encontrar tierra un doce de octubre de 1492 en el último momento fue para Colón una cuestión de suerte buscada y supervivencia. Es bien sabida la historia de que su vida pendía de un hilo con una tripulación que después de muchos días de navegación sin avistar tierra había dejado de confiar en él y temían por supervivencia. Al parecer, queriendo viajar a un lugar para burlar el monopolio que tenía el mundo islámico en el comercio de especias y sedas con Oriente apareció en otro totalmente distinto. Es cierto que no pudo traerse las especias y productos que imaginaba resultado de comerciar con China, pero el impacto en nuestro mundo fue mucho mayor y jamás había sido imaginado ni previsto. Fue como si ahora, de pronto, en un viaje tripulado a la Luna fuésemos abducidos en un agujero de gusano, como indica Stephen Hawkin, y los astronautas aparecieran en un viaje de ida y vuelta no en la Luna, como esperaban, sino en otro tiempo y otro lugar habitado por seres inteligentes capaces de interactuar y comerciar con nosotros. El primer tipo de comercio que obviamente tendría lugar sería el trueque si, como espero, el encuentro fuese pacífico. Nos llegarían metales, materiales, productos y puede que nuevos alimentos que jamás hubiéramos imaginado; y hasta posiblemente los nacionalistas, tan conmocionados como cualquier otro habitante del planeta, se plantearían sus tesis. Claro que si algo así no fuese capaz de cambiarlas, nada tendría la fuerza suficiente para hacerlo.
Nuestra filosofía, nuestras matemáticas y nuestra ciencia serían cuestionadas inevitablemente. Puede que nos llegase una herramienta nueva para la sabiduría que nos acercaría de forma más fiable que la misma ciencia al conocimiento. Ese viaje imaginario a otro universo y otra realidad sería un hecho de trascendencia paralela para la humanidad al que ocurrió un 12 de octubre de 1492.
Un científico prefiere la dura verdad a sus ilusiones más queridas pero aún así no es inmune a las supersticiones de su época. Quiera o no mantiene contactos con el misticismo, pero intenta abstraerse de todo ello porque tiene a la ciencia como herramienta para acercarse a la realidad. En eso parece que Cristóbal Colón mantuvo, en mi opinión, un espíritu parecido. Superó las supersticiones de la época de un mundo plano con un abismo y demonios esperando al otro lado y pudo convencer a un puñado de valientes a embarcarse con él y a una reina para que lo financiase.
La visión de la reina Isabel y sus consejeros que, tras muchas discusiones religiosas, filosóficas y dudas, al final apoyaron el proyecto catapultó una nueva época de viajes y exploraciones al que se lanzarían luego otro puñado de naciones, las más avanzadas. Antes, esta reina había contribuido con su esposo, el rey de Aragón,  a la creación de algo totalmente nuevo: la concepción de un estado moderno. Fue un periodo de la historia universal que cambió el mundo y España estuvo en primera línea de todos estos acontecimientos.
A toro pasado es fácil decirlo, pero hay que pensar los pocos datos científicos que debieron apoyar la hipótesis de llegar a las Indias circunnavegando la Tierra. Casi rayarían posiblemente la especulación y esas referencias han permanecido un misterio hasta nuestros días, pero debieron sostener cierta argumentación sólida que, para los conocimientos de la época, incluso así convierte en una gran gesta el descubrimiento del Nuevo Mundo.
Seamos de donde seamos, de China, de la India o de Argentina debemos sentirnos parte de esa historia porque fue un paso equiparable al que un 20 de julio de1969 dio Neil Amstrong cuando puso un pie en la luna para toda la Humanidad. Las grandes gestas que cambiaron y cambiarán el mundo no pertenecen a un solo país sino a todos nosotros.

domingo, 7 de octubre de 2012

UNA GENERACIÓN PERDIDA ... tras otra.


La historia de Pedro puede ser la de cualquier chaval en  cualquier barrio de Hospitalet, Terrassa, Badalona o Cornellá, da igual. O sea, que vive en el extrarradio (antes cinturón industrial) de Barcelona u otra ciudad española. Pedro tiene treinta y ... años y forma parte de una de esas generaciones que se nos perdió sin saber cómo ni cuándo. Bueno, él sí sabe cómo y cuándo, yo creo intuirlo.
Pedro es un chicarrón fuerte, noble y brutote. Se dedico a trabajar desde los 14 o los 16 años, no lo recuerdo bien. ¿El motivo? Desde luego se consideraba un negado para los estudios y desde el punto que tuvo la edad legal se puso a trabajar. Así contribuía a la modesta economía familiar y en la fábrica pronto encontró un lugar donde encajó mejor que lo había hecho antes en el colegio, del que salio sin obtener el Certificado de E.G.B. Él decía que no servía para eso de estudiar.
Como en aquellos tiempos sí había vida después de la E.G.B, a base de trabajo, reconocimiento, responsabilidad y esfuerzo repuso su malograda autoestima estudiantil y se hizo un sitio en la fábrica. Allí se ganó la confianza de algún jefe, que no de todos porque Pedro huyó siempre de los favoritismos y enchufismos; y su excesiva rectitud, falta de diplomacia y de tacto a veces le trajo algún problema de comunicación, pero nada grave que no se pudiera solventar con una charla de tú a tú o fumándose un pitillo a la hora del bocadillo. Si estaba equivocado lo reconocía, pero como él considerara que no, no había forma de hacerle dar su brazo a torcer. Incluso sus compañeros le quisieron convencer para que les representara como enlace sindical, pero siempre huyó de todo lo que le oliera a posibilidad de chanchullos, no fuese que acabasen a guantazos. Algo de lo que los trabajadores andaban siempre faltos era de sindicalistas que representasen los intereses de todo el colectivo y no los propios personales; y cuando huelen a un posible representante honrado intentan convencerlo para que se presente a enlace. Es para ellos una mera cuestión de supervivencia.
A todo esto y al cabo de los años le fueron confiando más responsabilidades. Y mira por donde, al final lo tenemos hecho toda una especie de encargado. Ahí es cuando se arrepintió de no haber estudiado antes porque algunos por tener alguna formación de FP cobraban más que él  realizado trabajos similares. Es lo que hay, decía él. Lástima que no tengo tiempo ni ganas. Acabo hecho polvo.
Así que al final teníamos a un hombre de treinta y pico de años con un futuro y una ilusión por delante. Nos vuelve a coger los libros y la empresa le paga un curso de inglés, pues ciertos conocimientos del idioma le iban a hacer falta para el trabajo en una futura promoción.
Y cuando estaba rindiendo en su mejor momento profesional y podía volcar en la sociedad toda la energía inestimable de su juventud, unida ya a algo de experiencia llega el fantasma del ERE, que se convierte en un monstruo y lo lanza al paro cuando la primera ola del tsunami de la crisis dio de lleno en su ahora exfábrica. El papel socializador que el colegio no había logrado completar del todo lo tomó su empresa. Antes, a la escuela y la familia hay que reconocerles que ya le habían dado el recurso más importante: valores. Esos valores fructificarían más tarde en él mismo, su entorno, la empresa y la sociedad.
Aquí es donde empieza el via crucis de una generación ¿Qué pasó con el dinero que daba la CE para la reconversión y formación de los trabajadores? Pues que los cursillos que le ofrecieron hubieran estado acertados en otro mundo, otra galaxia y otro universo. Nada que ver con la realidad del mercado laboral que pudiese surgirle en el presente ni en el futuro. Por no surgir, no existía ya ni mercado laboral. Eso sí, tuvo que pasar por duros e inútiles entrenamientos de cómo hay que realizar una entrevista de trabajo o redactar un currículum adecuadamente. A mí me parece casi tan difícil como las dos oposiciones que yo pasé hace muchos años.
Chaval, como no te saques el graduado, le comentó el tutor en uno de los cursillos, (ahora la ESO) lo vas a tener mal. ¿Y estos que han llegado de fuera y no saben ni hablar español? Estos son otra cosa …
Así este hombre se me va a la escuela de adultos (qué remedio) y el primer día de clase, dos jóvenes que él cree Pakistaníes (por la negrura de su tez y el idioma extraño que hablan entre ellos - da igual su nacionalidad) son llamados aparte para hablar con la directora. Es para decirles que tienen derecho a una subvención. ¡Oye! Que yo soy española a mí no me dan nada, objetó una mujer compañera de clase de unos cincuenta años. Lo siento, las leyes están así. No es culpa mía contestó la profesora. Claro, a los dos “Pakistaníes” una vez subvencionados no los han vuelto a ver aparecer por clase.
Esto son historias para no dormir, pero quienes no duermen son los ciudadanos que se ven en estas tristes vicisitudes irremediablemente aspirantes a la indigencia y la miseria. Son historias desgarradoras arrancadas de la realidad de la calle. De cómo puede perderse una generación tras otra en un efecto dominó apocalíptico. Y mientras, los políticos siguen resolviendo problemas que ellos previamente han creado con sus estúpidas disputas virtuales, continúan cebándose con el dinero de unos ciudadanos que ya no tienen más que dar porque se lo han arrebatado todo. Pensando si van a cuartear un trozo de España o no. Si van a trincar por aquí o por allí. Alimentando circuitos que sospecho corruptos o mafiosos y cuyo resultado es que para tener protección social en España tienes que ser un extranjero. Así, si las cosas se ponen feas la ira popular será canalizada no a quienes crearon el problema, sino a los inmigrantes. Alimentando SICAV y Comunidades Autónomas; con más coches oficiales que Estados Unidos y un sinfín de dislates que son denunciados cada día por los pocos medios libres de comunicación que quedan. Los problemas son tantos que costará muchas generaciones poder volver a ciertos parámetros de normalidad (para mí normalidad significa supervivencia). La única solución pasaría por parcelar los problemas y empezar intentando aplicar pequeñas soluciones. En la Red de Blogs, por ejemplo, ya estamos defendiendo un posible remedio muy factible mediante un plebiscito del pueblo español sobre qué hacer con las autonomías y la organización territorial. La otra opción prefiero ni mencionarla ni pensarla.
Pero ¡ojo al dato! Todavía estamos hablando de personas que fueron formadas durante los últimos años de buena cosecha de la EGB, con una serie de valores adquiridos como que hay que trabajar y esforzarse. Que conseguir implica antes disciplina y sacrificio. Para hablar de la siguiente oleada, la de la LOGSE, ninis, etc no me siento preparado, la verdad ...
PD. Cualquier parecido con la realidad es puramente intencional
Vicente Jiménez

martes, 2 de octubre de 2012

El genio que concedió un deseo


 Revisado en julio 2014
Imagina que te encuentras una lámpara, la frotas y te sale un genio de ella ...
El genio en agradecimiento por haberle liberado te garantiza un deseo, pero que eso de elegirlo tú ni hablar. Que el deseo lo impone él, que es quien hace el truco y pone el trabajo.
Y tú flipando..., no porque se te haya aparecido un genio así por la buenas sino porque a ti el cuento te lo explicaron de otra forma: los deseos ¿no eran tres y además se elegían personalmente? Pero, ¡en fin!, como a caballo regalado no le mires el diente te conformas y antes de que el susodicho genio cambie de opinión le preguntas qué deseo piensa concederte.

Todo el mundo votará lo mismo que tú elijas y cuando lo escribas en esta papeleta se hará realidad en las próximas elecciones.

Y el genio se desvanece y te quedas con una papeleta en blanco en la mano y cara de perplejidad.

Así, después de frotarte bien los ojos y pellizcarte por si estuvieses durmiendo intentas preguntar al genio qué clase de deseo era ese y qué provecho podías a sacarle a que todo el mundo votase lo mismo que tú en las próximas elecciones. Al fin y al cabo, si fueras un político te pondrías las botas, pero como persona relativamente ajena al tema la recompensa no parecía ser gran cosa. Más, teniendo en cuenta que a quien pusieses en la papeleta ya habría elegido a los diputados que representan a ese jefe de partido y no a tí, y que luego esos que él ha elegido lo elegirán a él como Presidente de la nación en un acto mágico de transmutación que maravilla a propios y extraños. Bueno no, aquí no nos maravillamos de nada. Si nos creemos es transmutación también podemos creernos lo del genio, ¿o no?

Aunque luego te pones a cavilar y te sientes algo tentado de obtenerle un poco de partido al regalo del genio. Claro que, por otro lado, los principios te dicen que tiene que haber algo muy siniestro en eso de manipular a la gente para que se crea aquello con lo que de otra manera jamás habrían tragado. Y peor todavía, les prives de la oportunidad de elegir, lo que sea, libremente. Una cosa sería convencerlos razonando con ellos, pero otra muy distinta es quitarles toda opción de libertad de pensamiento y en consecuencia de elección. Pero al final piensas que como tampoco pueden elegir pues el partido ya pertenece al Estado como todos, pues no pasa nada si montas una subasta para vender la papeleta al mejor postor. Ay amigo, ya te ha atrapado el sistema oligárquico de partidos..., te sumas a la corrupción y colaboras con ella como cualquier otro.

Pero para rizar el rizo y  empeorar las cosas, lo que me van a plantear es si quiero seguir siendo del país en el que nací o quiero pertenecer a otro que está por parir. Yo desde luego, tengo claro que a estas alturas de mi vida deseo seguir en el mismo país en el que nací. Eso sí, me gustaría que rigiesen las normas de la democracia formal pero no, no y no a cambiar de nación con otra transmutación mágica. Primero porque me siento así; después porque, por lo poco que me he ido enterando, parece que me prometen el oro y desde luego me darán el moro en mi nueva posible patria. Lo del oro lo cantan al unísono todos los periódicos que puedo comprar en el kiosko de la esquina. Y así voy cavilando también en lo que he podido informarme por otras fuentes no adscritas a los canales oficiales del gobierno de donde vivo. Por ejemplo, unos tipos que antes no conocía pero que últimamente se han hecho famosos por otros motivos nada algüeños, a quienes también desconocía antes de la crisis, como la prima de riesgo y todo eso; y que se llaman Standard & Poor's han bajado esta tierra en la que me ha tocado vivir de la categoría 'BB/B' de 'BBB-/A-3'. ¡Humm, Malum signum “Malum signum
Liebre huye, galgos la siguen” como decía Don Quijote. Y la cosa pinta peor cuando leo que S&P dice que modificar nuestra relación con el gobierno central puede deteriorar nuestra liquidez y un montón de cosas más que intuyo, porque no soy economista, no son nada buenas. Esas liebres seguidas por los galgos quijotescos son la miseria, el hambre y la perpetuación de una casta totalitaria, oligárquica y más voraz todavía. También me llaman la atención ciertos términos que emplean como que la falta de “coordinación” entre la “región” donde vivo y el Estado Español nos deteriorá la economía, cuando casi ni siquiera veo que haya buena relación.

En fin, que la dicotomía entre lo que me dicen los medios de comunicación en donde vivo, sin excepción, y lo que puedo rascar por otros sitios es total.

Por lo tanto, empiezo a preguntarme si el genio no se le habría presentado antes que a mí a algún político de por aquí y le habría ofrecido el mismo trato hace, por lo menos, treinta y dos años. Puede que la papeleta hubiera sido escrita ya hace tiempo y este señor proyectó su anhelo por la magia del genio en todos los periódicos y medios de comunicación para que así se sustanciara el truco poco a poco. Puede que, como humo, haya sido inspirado hasta en el último alvéolo pulmonar de los que se fueron a instruir en los colegios, en los institutos y en las universidades. Puede que las asociaciones culturales, los anuncios en la calle y que todo un miniuniverso haya estado cantando a coro la misma melodía, los mismos mantras, las mismas canciones sagradas ...

Y entonces me di cuenta de una terrible posibilidad, de que la razón podría ser ignorancia e incultura política de un pueblo borreguero en estado puro y por tanto su fundamento sería poco realista, nada práctico. Que el idealismo no tendría ni un atisbo de verdad y mucho de locura. Que lo realmente importante, el gran deseo que otorgaba el genio era la eficacia. Y la eficacia en el mundo de la política nada tendría que ver con la razón, tendría que ver con la emoción. El cerebro político sería el cerebro emocional, el que te hace sentir bien. Y como aquí la razón no cuenta pues procuras agarrarte a todo aquello que coincide y desechar lo que no.

Así, que para racionalizar mi sueño quemé el papel que me había dado el genio. Puede que me precipitase pero no se me ocurrió otra cosa en ese momento. Eso sí, como vuelva a ver al genio otra vez le diré que el deseo lo pido yo y que será que se vote más con la cabeza y menos con el corazón. A ver si así nos va mejor...
Vicente Jiménez