lunes, 29 de abril de 2013

Ideas sin hombres y hombres sin ideas


Este descontento fue transmitiéndose a las capas populares y, como primera protesta pública, aparecieron pasquines en las iglesias donde podía leerse:
«Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tan noble reino como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor» Guerra de los Comuneros de Castilla
Ajusticiamiento de los capitanes comuneros en Villalar WILKIPEDIA

Pierre Vilar, en su Breve Historia de España presenta dos ideas muy interesantes cuya aplicación práctica nos solucionaría muchos de los problemas actuales: son ideas atrevidas; hay que reconocerlo, pero sólo un pueblo valiente puede alcanzar un destino digno.
En primer lugar, Vilar menciona las dificultades por las que tuvieron que pasar nuestros antepasados a principios del s IXX durante la Guerra Napoleónica, o de Independencia, al darse la desdichada circunstancias de que en Cádiz se hallara en esos momentos concentrada la flor y nata de la intelectualidad española, verdadera defensora de las ideas progresistas de la revolución del Nuevo Régimen que tanto había impresionado a Europa. En España, no llegaría nunca a asentarse del todo; aunque casi se alcanzó al coronarse la Constitución de Cádiz de 1812, tan abyectamente abolida por el Rey Felón Fernando VII. Por otro lado, la España atrasada, la España profunda luchaba a cuchillo para expulsar a un ejercito invasor paradójicamente capaz de traernos esas ideas nuevas. Esta circunstancia la expresó Vilar mediante una frase lapidaria y totalmente acertada que sintetiza aquella época: “por un lado, ideas sin hombres; y por otro lado, hombres sin ideas”. Desde Cádiz se luchaba contra Napoleón para imponer las ideas de la revolución que el mismo ejército invasor traía en la mochila, y por el otro lado se luchaba contra esas ideas progresistas para seguir en el mismo estado del orden medieval en que nos encontrábamos en España. Fue el bajo clero quien más impulso esa lucha desde las iglesias y promovió el odio hacia el nuevo régimen. Ese odio caló desde los púlpitos en una población absolutamente atrasada e ignorante. Por eso, "la Virgen del Pilar no quería ser Francesa": epitomaba el rechazo total al Nuevo Orden. Ese rechazo fue el predecesor de las desdichas que nos azotarían en las futuras Guerras Carlistas hasta llegar al presente.



Esta dualidad entre los que saben y no pueden y los que pueden y no saben está volviendo a ocurrir. Sirvan como ejemplo el movimiento 15M compuesto por personas cuya intención puedo presuponer honesta y de buena fe y donde otras deben formar el inevitable núcleo con una fuerte ideología de izquierda. Otros, menos honestos deben estar a las órdenes de la voz de su amo; sean quien sean esos amos que les pagan por hacer lo que hacen, intentando ser buenas correas de trasmisión... y así funciona ese grupo heterogéneo sin saber cómo y a dónde va. De lo que sí carecen todos ellos, sean el 15M u otros es de un líder que sepa lo que hace y tenga visión de Estado a largo plazo: es decir, carecen de un verdadero estadista que reconduzca toda esa energía potencial desperdiciada en energía cinética y productiva. Por eso, esa masificación inicial del 15M donde se unieron tantas personas de origen tan heterogéneo y que pudo cristalizar no ha quedado en nada. Tienen cierto poder de convocatoria y se mantienen en los medios, pero no tienen ninguna capacidad de influir en la política de España. Es más, inconscientemente cumplen el papel de que no surja un grupo verdaderamente organizado y pacífico con el objetivo de cambiar la Ley Electoral, o recomendar la abstención, que es algo que sí aterraría a las oligarquías políticas. Lo que hacen todos esos grupos, escraches (asco de palabra) incluidos, no sirve para nada de lo que pretenden; o más bien sirven para aumentar nuestros impuestos cuando nos vemos obligados a pagar los destrozos de los inevitables corpúsculos  violentos, o hemos de asumir el coste de un despliegue forzoso de las fuerzas de seguridad.

Por otra parte, tenemos verdaderos estadistas inteligentes que expresan sus opiniones ofreciendo soluciones sin que éstas sean divulgadas por los medios verdaderamente influyentes. Es decir, atesoramos hombres con ideas prácticas y geniales: pero estas ideas no llegan a los hombres sin ideas. 

Puede que estos últimos no las entiendan porque al ser expresadas por intelectuales no sepan utilizar un registro suficientemente claro y fácilmente entendible. Lo cierto es que ambos grupos no confluyen: son como el Nitrógeno y la Glicerina. Por separado totalmente inofensivos, pero de unirse ambos elementos se produciría la gran explosión. Y así estamos donde empezábamos con Pierre Vilar: las ideas sin hombres no llegan a conectar con los hombres sin ideas y volvemos a cometer los mismos errores de nuestros antepasados... la historia se repite.

Ahora deberemos desplazarnos más lejos en el tiempo y situarnos en el s XVI durante las Guerras de los Comuneros: Padilla, Bravo y Maldonado tuvieron en jaque mate al emperador Carlos I de España y V de Alemania (aceptemos la ironía), pero cometieron un error fatal: Aún habiendo vencido en algunas ocasiones al emperador, no se imaginaron un mundo sin monarquía. Se puede decir que teniendo la victoria en la mano varias veces al final siempre se la entregaron al emperador; y esta falta de perspectiva debida al periodo histórico en el que estaban encorsetados lo pagaron con sus vidas y sus cabezas acabaron insertadas en picas.

Si admitimos la posibilidad o evidencia de que el problema son las autonomías y los partidos políticos, hemos de concluir que hoy nos ocurre un fenómeno parecido al de los Comuneros de Castilla, ya que no somos capaces de admitir un mundo sin partidos políticos, cuando en realidad no son esenciales en una democracia.

En mi último artículo narro una maravillosa historia ubicada en un futuro imaginario donde un diputado pisa el Congreso por primera vez después de haber alcanzado el primer Estado Democrático en la historia de nuestra querida España. Además, se describen los pasos que se siguieron para conseguirlo (lo que los cursis llamarían hoja de ruta); grosso modo, claro. Se detalla qué hicimos y cómo lo hicimos: solo falta el cuándo para que nos diesen el sello de calidad. Así, el grupo que se reunió en la narración para confeccionar un programa electoral y defender los tomates de su tierra podría constituirse en partido político autofinanciándose; y sólo por motivos organizativos, pero no por motivos de ser órganos esenciales del sistema democrático. El método o reglas del juego estaba claro: división absoluta de los poderes legislativo y ejecutivo y representación real de los electores mediante el diputado de distrito: uno cada cien mil habitantes; y lo principal para empezar: La unidad política, no es el individuo, ni la familia, ni el ayuntamiento ni el partido político: nada de eso; como muy bien indica el filósofo y estadista A.García Trevijano. Éste es uno de sus grandes descubrimientos: la unidad políticas es el colegio electoral. Y desde el momento en que tenemos definida y bien localizada las unidad, ya podemos empezar a desarrollar el campo de la política desde una perspectiva científica.
Si tenemos en cuenta lo que puede llegar a ser y no es, de nuevo estamos repitiendo errores históricos: de igual forma que los Comuneros no percibieron ni en el último rincón de su imaginación la posibilidad de un mundo sin monarca, nosotros persistimos en no concebir la posibilidad de un mundo sin partidos políticos. Peor aún, muchos españoles creen estar viviendo en una democracia.




Vicente Jiménez


domingo, 21 de abril de 2013

El día que logramos la Democracia


Un futurible de como debería ser la democracia. Esto nada tiene que ver con ninguna ideología. Es la forma purista de separar el poder legislativo del ejecutivo y garantizar la representatividad del ciudadano. Así lo consideraron grandes pensadores como Locke y Montesquieu y así lo aplicó Jeffersson en la Constitución de los Estados Unidos. Solo se ha variado la forma de financiar y realizar las campañas electorales para barrar la corrupción por la experiencia que nos da 200 años de democracia en el mundo. Añadido 23 sept 2013

Que lo disfruten...
El cosquilleo de Mario tenía una buena justificación. Iba a ser testigo y actor de un hecho histórico sin precedentes en España. Aquella cámara había forjado nuestras leyes, había sido actor de la historia de España a lo largo de los dos últimos siglos desde 1810, estando de regente María Cristina, hasta que Isabel II tuviese la mayoría de edad. Y así ha continuado funcionando hasta este momento.

Lo que nunca había acontecido durante toda su historia era que tanto Mario  como los demás diputados habían sido elegidos directamente por sus conciudadanos a doble vuelta (para garantizar la representación: sin mayoría absoluta no hay representación) y toda la estructura en la nueva Constitución estaba dedicada solo a separar el poder legislativo del ejecutivo. El elemento primordial del gran cambio, que no regeneración, se basaba en la sustitución de los antes indispensables partidos políticos como unidad democrática (junto a toda la costosa parafernalia) por el sencillo y humilde colegio electoral de su circunscripción. Un diputado cada cien mil habitantes.

Atrás habían quedado las masivas manifestaciones, en las Mario también participó para derrumbar el corrupto sistema anterior de estado de partidos. Atrás quedo la abstención masiva que no derrumbo pero sí debilitó el corrupto sistema anterior. El miedo y la miseria hizo que se produjese el milagro. Tocando fondo la sociedad civil tomo conciencia de si misma y de cómo no estaban representados. La gente hablaba de su situación insostenible en cualquier cola: la del autobús, la panadería... y una idea salvadora corrió como la pólvora. Se dieron cuenta de que eso de votar a partidos que se alternaban en el poder no les representaba para nada. Así que los vecinos, las reuniones de las engañadas bases de los sindicatos, controlados por políticos y sindicalistas apoltronados, los indignados que coincidían en las protestas y asambleas, los "afortunados" mileuristas con la fortuna de trabajar por sueldos miseros, los pensionistas: todos pasaron esa idea unos a otros.

Decidieron, todos a una, exigir y luchar activamente por el cambio de la ley electoral y por lograr un periodo LIBRE constituyente. Y lo que querían estaba muy muy claro: tener a alguien en el congreso que estuviera por ellos: por la gente; y no por y para los partidos políticos. Si tú no puedes estar en persona, que el que esté, esté por ti; y Mario estaba presente por los cien mil ciudadanos que lo habían elegido para representar los intereses particulares de su circunscripción. Era el representante de todos: los que le habían votado y los que no.
Mario había tenido su parcela de propaganda gratuita en los medios, como todos los otros que quisieron presentarse: cada uno con su programa electoral: la diferencia es que antes los programas electorales se presentaban para no cumplirlos; y ahora si Mario no cumplía, sus mismos votantes podrían sustituirlo en cualquier momento: para sustituirlo había quedado otro aspirante, de reserva, en el colegio electoral. Nada de unas elecciones costosas. Cero euros tuvieron que pagar los contribuyentes por las elecciones. En eso hasta habíamos conseguido superar a EEUU, donde las elecciones dependen de costosas financiaciones como las de las corporaciones y los poderosos lobbies. La historia había demostrado que ahí se podía producir la corrupción y nosotros íbamos a superar el sistema democrático de los EEUU. En España, ahora las antes costosas campañas electorales, y cuya financiación engendró tanta corrupción dieron paso a los espacios gratuitos de unos medios de comunicación que iban a vivir los siguiente cuatro años de lo que hicieran aquellos políticos no profesionales. Así que vaya lo uno por lo otro: bien podían dar ese apoyo a la democracia.
Para lograr esas nuevas normas de juego se recogieron millones de firmas, que se presentaron al gobierno. Tuvieron que dar su brazo a torcer por la enorme presión social insostenible ejercida: pero las que más influyeron en ese cambio fueron las peticiones a EE.UU y Bruselas. Los millones de firmas. Las manifestaciones pacíficas y el pueblo arrebató el poder a la corrupta partidocracia. Habían intentado engañarlos con el timo de las listas abiertas: nada de eso. Los españoles ya habían adquirido la suficiente cultura política para saber que la representación solo puede venir cuando tú eliges al diputado de tu circunscripción a doble vuelta, y no al diputado que te propone un partido político.

A Mario lo eligieron en la segunda vuelta porque era un experto en naranjas. Se había presentado con más de los mil avales que necesitaba como mínimo.  Soñaba naranjas, vivía naranjas y lo sabía todo sobre ellas. Conocía el campo y sus problemas. No tenía estudios superiores pero no lo eligieron para construir puentes ni maquinaria. A Mario lo eligieron para que defendiese las naranjas de su tierra, y sobre eso no le podía dar nadie ninguna lección. Confeccionó un programa sensato, austero y eficaz que de llevarse a cabo y poder ejecutarse solucionaría muchos de los problemas de los agricultores de su demarcación.

Seguro que otros agricultores en España tendrían problemas semejantes. Y si ellos funcionaban funcionarían también las industrias relacionadas, los comercios y los bancos empezarían a trabajar para lo que fueron creados.Detrás quedaba el incansable trabajo de un grupo que le ayudó. Se hicieron visitas de puerta a puerta, se informó en locales y se realizaron mítines. Antes, a esos grupos los llamaban partidos políticos; pero bien mirado, tampoco hacían tanta falta porque su programa venció al los viejos partidos oficiales, que también se habían presentado. Mario iba a lo que iba, pensando y conociendo muy bien los problemas de la gente del campo como él; y los votantes captaron esa honestidad y sentido común. ¡Lógico! No estaban acostumbrados.

Recordó cómo un grupo de personas decidieron reunirse de ocho a diez en un local dos veces por semana y pensar un plan de soluciones para los problemas reales que tenían, y cómo desarrollarlo. Allí había también gente que sabía de otras cosas, eran de otras profesiones; y se pudo confeccionar una lista muy concreta de propuestas. En aquellas reuniones, la gente sabía de lo que hablaba: los de las tiendas, el representante de Centro Comercial, otros de una asociación de vecinos, agricultores, una médico, unas profesoras y hasta dos directores de banca y escuela.

Todo pasó muy rápido a partir de las elecciones. Los nervios a flor de piel. Segunda vuelta entre los dos finalistas y ganó Mario. Cuando entró en el Congreso por primera vez como diputado era consciente de que lo que se iba a debatir en aquella cámara inauguraría una era histórica: ser la primera vez que se aplicarían las normas de juego de la democracia en España. Y de toda esa pluralidad de intereses, desacuerdos y acuerdos con los otros 399 diputados, cada cual con su programa en al mochila, saldrían las proposiciones de ley. También habían acabado las poltronas y prebendas de la partidocracia. Después de dos periodos legislativos nadie podría repetir, y tendrían que volver a ser ciudadanos de a pie.

Antes se legislaba en aquella sala, pero ese disparate no iba a ocurrir nunca más. Juntar poderes "nunca mais". En el Congreso de los Diputados se propondrían las leyes de España. Después, esas propuestas pasarían a la cámara legislativa y ésta les imprimiría su carácter de leyes. Y éstas leyes que habían sido gestadas en el Congreso sin carácter coercitivo adquirirían ese carácter de obligado cumplimiento en otro lugar: la cámara legislativa. A partir de ahí las leyes saldrían publicadas en el BOLETÍN OFICIAL DE LA NACIÓN. No el el Boletín Oficial del Estado. El Estado era el poder ejecutivo y se tenía que llevar muy mal con el legislativo. Y cuanto peor se llevaran y más se vigilaran el uno al otro mejor para los ciudadanos. Nunca más el legislativo y ejecutivo andarían juntos de la mano como en la etapa partidocrática anterior.
¿Y dónde quedaban los jueces? Pues se eligió a uno para que dirigiera la vigilancia de todos los demás jueces. Y lo eligieron entre todos los profesionales de justicia: jueces, procuradores, fiscales, abogados... todo bien atado y vigilado. Ese era el poder Judicial: Totalmente independiente y sin ni siquiera conocer a los diputados, de mal que se llevaban: ¡bueno! eso es broma. Los conocerían por los periódicos y las noticias, pero nada más, ellos a aplicar la ley.

Los cuatrocientos diputados propondrían las leyes, la cámara legislativa intermedia con el Estado ejercería el poder coercitivo. La elección del Presidente de la Nación sería el ejecutivo, para poner un contrapeso a la Cámara de los Diputados, y los jueces a lo suyo; juzgando malhechores, corruptos y banqueros tramposos, que es lo suyo. Y recuperando nuestro dinero, si pueden.

Todos los poderes sospechando de todos y limitando el poder de los otros dos. Montesquieu había resucitado, señores. Pero no lo hizo solo: la movilización y presión social lo había conseguido.
Esta idea no es mía, la he traducido en esta narración tomada de un gran Estadista cuyo nombre mantendré, de momento, en secreto. De esa forma la atención del lector se centrará en la idea y no en el autor. Que los prejuicios no enturbien la verdad porque este estadista nos marca el camino. Ataca a la enfermedad y no a los síntomas. Así la idea no estará contaminada con el dopaje de derechas ni de izquierdas, porque de lo que se habla aquí es de unas reglas de juego. Eso es la democracia: unas reglas de juego; y cuanto más sencillas mejor. Así doy el agua destilada sin nada disuelto para que nos centremos en el agua. Y ese reglamento se llama una nueva constitución. Nueva, no regenerada. Se regenera lo bueno y la actual no cumple con el reglamento de la democracia.

Pensemos en la democracia como en el reglamento del fútbol. Las jugadas en el campo de fútbol equivaldrían a la política. Aquí se ha hablado solo del reglamento: las jugadas las harán nuestros representantes, nuestro presidente y nuestros jueces. ¿Corrupción? Claro que pueden haber jugadores tramposos que intenten colarla: pero si el árbitro se da cuenta ¿a que le sacaría tarjeta? Nada que ver con lo que tenemos. Ahora estamos jugando con un reglamento distinto al de la democracia: nos han dicho que lo es, pero el reglamento democrático es otro. Incluso hay políticos que se ha dado cuenta de que esto no lo pueden mantener y nos quieren colar otros cuarenta años de más de lo mismo con el nombre de federalismo. Un horror señores.


Vicente Jiménez

lunes, 15 de abril de 2013

¿República o democracia?



I pledge allegiance to the flag of the United States of America,
and to the
Republic for which it stands, one Nation under God, indivisible, with liberty and justice for all."
"Juro lealtad a mi bandera y la República que representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos". Juramento de Lealtad a la Bandera de EE.UU.
El juramento a la bandera de los EE.UU no se refiere en ningún momento a la democracia, y sí menciona explícitamente la palabra república: la diferencia entre democracia y república que establecieron los grandes estadistas padres fundadores de esa nación no es baladí. En este artículo vamos a realizar el ejercicio intelectual de trabajar con criterios y no con opiniones, para así centrar nuestra atención sobre esta diferencia fundamental.
En primer lugar tenemos que establecer la diferencia entre una opinión y un criterio:
Una opinión se puede discutir y todos tenemos opiniones sobre esto o aquello y  además el derecho natural a poder manifestar libremente nuestra opiniones. No solo eso, resulta un ejercicio sano el respetar las opiniones de los demás, aunque no las compartamos. Sin embargo,  no todos tenemos criterio sobre cualquier tema: el criterio es una verdad universal hasta que se demuestre lo contrario; como en todo, claro.


Según el DRAE … Opinión: “Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable”. Criterio: “Norma para conocer la verdad”.

Para aclarar la diferencia veamos el siguiente ejemplo. Cualquiera puede tener una opinión respecto a un edificio: le puede parecer bonito, lujoso, agradable, horrible o un engendro. En cambio, solamente un arquitecto profesional tendrá la capacidad intelectual y los conocimientos generales necesario para analizar ese edificio bajo una serie de criterios: y este criterio estará justificado por una verdad técnica o de cualquier otro tipo. Pueden ser criterios basados en las leyes físicas de la resistencia de materiales, distribución de la carga o cualquier otro concepto físico, legal o estético.
Después de este paréntesis, tenemos la bases para realizar el ejercicio intelectual que voy a proponeros. Básicamente, no hay diferencias entre una democracia y una república excepto en un aspecto muy sutil e interesante:

En una república la soberanía está en cada individuo, mientras que en una democracia la soberanía está en el grupo.

Cuando la soberanía está en el grupo implica que hay consenso. Consenso significa, en el fondo, que sacrificamos el pensamiento individual y tenemos forzosamente que aceptar el pensamiento único; pero el pensamiento único, en el fondo, es el de las dictaduras. Un ejemplo patente lo sufrimos en la dictadura de “lo políticamente correcto”. En España, en estos momentos, sabemos que hay ciertas cosas que caen por su propio peso, cosas evidentes, leyes naturales y de criterio económico, social y de sentido común cuya expresión pública está perseguida por la ley bajo la etiqueta de “racismo”. Piensen en la denuncia que le ha caído al alcalde de Badalona por parte de un fiscal por unos panfletos en la última campaña electoral refiriéndose al problema de convivencia que cierta etnia está causando en la zona. Bajo el criterio de las fichas policiales debe resultar que lo que expresaba el panfleto es evidentemente verdadero, pero el alcalde ha sido imputado de todas formas y seguramente de acuerdo a ley. Ello se debe a que quienes legislaron pusieron demasiado celo en la protección de la inmigración siguiendo posiblemente la dictadura de lo políticamente correcto. Una de las rémoras que arrastramos en la socialdemocracia en la que vivimos en toda Europa es perseguir la evidencia. Doblar la verdad mediante ingeniería social.
Esto es lo que se quiere evitar en la Constitución de los EE.UU. Y el ejemplo lo resume perfectamente el juramento a la bandera: Al mencionar la palabra república en el sentido en el que lo hace, el pensamiento único y el respeto al pensamiento individual queda asegurado. Es decir, la libertad del individuo de pensar y poder expresar lo que quiera, aunque se salga del grupo mayoritario es lo primero que le garantizan. Y el concepto más importante: que la ley no puede nunca perseguirle por ello.
En una República, los poderes de la soberanía recaen en el pueblo y se ejerce por el pueblo, ya sea directamente o por conducto de un represente, cuyos poderes están delegados. Representar significa que "están presente por ti" sólo donde tú no puedes estar físicamente. Si puedes estar, no hay representante que valga. Vendría a ser como cuando le firmas poderes a alguien ante notario. En una república, el grupo sólo puede asesorar y el individuo soberano es libre de rechazar el pensamiento de la mayoría del grupo.
En una Democracia, el poder soberano reside y se ejerce por todo el cuerpo de ciudadanos libres directa o indirectamente a través de un sistema de representación. Pero aquí el 49% tiene que someterse al 51%. Por lo tanto, el 49% no tiene derechos porque los ha perdido al perder la votación. Ese 49% han sido relegados a pertenecer al grupo de ciudadanos “sin derechos”. Así que una democracia vendría a ser una dictadura de la mayoría. A Sócrates, por ejemplo, lo ejecutó una democracia porque la sentencia la decidió una mayoría. Lo malo, es que Sócrates no había hecho nada malo ni perjudicado a nadie para merecer el castigo de una ejecución.

 Los cuáqueros que inspiraron la Constitución de los Estados Unidos pensaron que no querían que una mayoría coartara las posibilidades de la minoría recordando la historia de Jesús de Nazaret, que fue condenado injustamente también por una mayoría, a la que despreciaron con el nombre de "mobocracy", es decir, "chusmocracia" (mob = chusma peligrosa,agresiva y descontrolada). O dictadura de la chusma.
Por lo tanto, en la República de EE.UU se preocuparon de los derechos de las minorías individuales bajo la máxima de "libertad y justicia para todos". Eso quiere decir justicia igual para todos ¿os suena? Y donde las personas tienen derechos naturales en lugar de los derechos civiles. Esa protección de las decisiones de la mayoría se halla garantizada mediante una Carta de Derechos.
Interesante... Los fundadores de los Estados Unidos crearon la Autoridad política con tres legitimaciones que ningún otro pueblo ha podido igualar: Legitimación moral de la ruptura con la Corona británica mediante la Declaración de Independencia de 4 de Julio de 1776. Legitimación republicana de la Constitución federal de un poder personalizado y electivo, con la segunda Constitución, redactada por un comité presidido por Washington, tras el insólito hecho, que tanto impresionó a Tocqueville, según confiesa en la Democracia en América, de la auto-suspensión del poder colegiado que estableció la primera Constitución. Legitimación democrática del ejercicio del poder, mediante las Enmiendas constitucionales de 1791, presentadas por Madison como “barreras contra el poder en todas las formas y en todos los comportamientos del gobierno”. Antonio Ga-Trevijano, Teoría Pura de la República, EDICIONES MCRC.
En realidad, en los Estados Unidos se da una mezcla de los dos sistemas de gobierno: republicano y democrático. La gente disfruta de sus derechos  naturales de la República dados por Dios. En una democracia, los ciudadanos gozan de privilegios concedidos por el gobiernotambién conocidos como derechos civiles. De ahí los del Partido Demócrata y Partido Republicano,
Hay que situarse en el momento histórico: cuando los patriotas tuvieron la victoria en sus manos después de la Guerra de Independencia se vieron obligados a enfrentarse a decisiones muy importantes para no repetir las lacras endémicas de la "vieja y corrupta Europa", así que se encontraron ante la gran división política intelectual en qué basar lo que querían hacer con esa libertad conquistada a sangre y fuego. La respuesta se hallaba en dos filósofos políticos: Hobbes y Locke. Hobbes defendía que el poder se inclinase hacia el lado del gobierno y como consecuencia que la soberanía residía en el estado. Locke, por el contrario, estaba del lado de la gente y creía que la fuente de la soberanía era del pueblo por encima del estado.
Tengo la esperanza de que los EE.UU. Con todos sus defectos continúen siempre por el camino de la república porque personalmente valoro la libertad individual. No quiero vivir en una colmena.

Thomas  Jefferson dijo que la libertad y la ignorancia no podían coexistir.
España no ha sabido nunca lo qué es una democracia y no digamos ya una república, en el sentido purista del concepto: es imprescindible una amplia campaña de difusión de criterios que sean verdaderos y no estén vacíos de contenido, como pasa con el populismo porque su única función es abastecer los intereses de la casta parasitaria y no los del ciudadano.

En mi próximo artículo, dibujaré una situación que servirá de ejemplo para traducir de forma práctica lo que deberíamos hacer los españoles, según criterio de importantes estadistas, para empezar a solucionar los problemas que tenemos. Desde luego, sin una república en ese sentido puro de la palabra, resulta totalmente imposible solucionar nada y estaremos dando palos de ciego. Peor todavía: si no tenemos un golpe de suerte dejaremos a nuestros hijos y nietos la peor herencia que los españoles hayamos legado nunca a las futuras generaciones. Nuestra excusa - nuestra luctuosa historia - y nuestra responsabilidad es habernos dejado guiar por una nefasta ingeniería social. Y esto debemos solucionarlo sí o sí.






Vicente Jiménez

sábado, 6 de abril de 2013

Nothing personal to anyone, it's only business


This is the schizophrenic political system of the power in Spain. As professor A.Trevijano has rightly pointed - the system began and keeps as a corrupt one on end - So, there is nothing to regenerate. Regeneration means a honest stem, which is not the case. We need a change.
Political thinker analyst and writer A. Trevijano has coined the term “state political party” for those political parties which are but one of the layers of a state. If political parties are part of the state, the people consequently are part of the state as well. That was what Mussolini, Hitler, Stalin and all dictators have always dreamed.
Franco's regime continuously focused the control of power without citizens having any opportunity to have a say in political matters: PSOE, PP, ERC or CiU are existing state parties such as Franco's Falange party once was. We have the same vertical unions as well. Of course the people in Spain have enjoyed some extra freedom in personal liberties, but not in the collective ones. So, the shift from Francoism to the current political system is not such a great deal.

As to democracy, all we can decide is what state party we want to direct us, but Franco's inherited power goes on in the hands of those parties and has never been in the hands of the people. We must never forget that we are in partitocracy, which means “rule by political parties”, not a real democracy.

The great tragedy is that Spaniards are not aware of this deception. They think themselves to be living the dream of democracy. This means that these people devote their demonstrations and protests against the symptoms of the disease, such as dramatic evictions, 20% unemployment, or the poor management of the banks which, to make things worse, have rewarded the very same managers, banksters and politicians with obscene huge pensions and contracts worth millions.

Many times politician or trade union leaders, or their kick-sides have managed those banks which have caused the aftermath wasteland. As an example, huge amounts of money illegally carried offshore to tax havens by corrupt politicians and banksters. It's pathetic all demonstrations, general strikes and street battles taking place and which are not actually affecting the monster.

Traditionally, in Spain the street is the battleground of the left, unions, anti-system groups and the like. 

The leaders in control of those movements are accomplices for things to remain the same because they are a part of the state, too; as much as political parties. If they really cared for the people they should be claiming for democratic change, and not demagogically be diverting the attention of the people towards the symptoms such as the unfair distribution of wealth which remains controlled by bank and political oligarchies.

I cannot understand how we can let a caste of parasites play the music taking us how they want, where they want and when they want to the wasteland: some of them, such as nationalists leaders, even eager to sever Spain and always greedy to take the lion's share. We cannot breed any more those who have installed themselves in power to ruin our nation. So, removing them from power and starting real democratic changes has become an issue of survival for the people in Spain. Specially, if we consider how banksters and politicians have added more misery to the general world crisis and the greater impact affecting Southern Mediterranean countries. All those countries have something in common: the corruption which comes out from partitocratic systems where political parties have become a part of the state.

And thus, we have a caste at large when we consider they usually inherit their high offices awarded by contacts or by bloodline; just as monarchies do. Therefore, we can consider that our partitocracy is also hereditary, like the monarchy in which we live.
Those privileges so easily won are certificates against any effort to benefit the people and a pile of manure to grow corruption on. So, even honest politicians cannot represent anybody but the party. Does it sound familiar?

Of course, one wonders what great opportunity would also be like to add intelligence, creativity and merit rather than mediocrity and greed. Efficient and sustainable policies instead of the waste of public money. If instead of robbing us, experienced economy managers could arrive by means of merit and love of public service, sometimes sacrificing part of their welfare. Yes folks, yes. Those people do really exist and the method which makes this second option come true is called democracy. Democracy are just a set of rules. And to achieve this closing goal we need a new Electoral Law Reform, established in Spain.
Some social engineering must be operating behind the scenes to make not only Spain but Mediterranean countries (France is the exception) play in this league of loosers.

The voter's reality: inflation, making ends meet, mortgages, unemployment, evictions, homelessness and suffering. 

All taking place while the media focus the people's attention on the rag and not on the bullfighter. We put the blame on the crisis, banks, prime ministers; or on the various governments, and while the bullfighter is waving we run into the rag. While mass media draw our attention entirely to incidental issues we do not devote ourselves to what is really crucial; a change to real democracy. We cannot forget the excellent job done by unions and the doctrine of political correctness to keep us mesmerized.

Folks, there is nothing to regenerate here because you regenerate something that has previously been good: the Spanish people have never enjoyed democracy since Franco's regime and we need a constituent process and a new constitution to guarantee a democracy like in the United States, France, or England. We must never fall back into the networks of the parties for the state and not for the people. The first step: CHANGING THE ELECTORAL LAW and forget the rest... Nothing personal to anyone, it's only business, and my business will be profitable when a free citizen. And yours too.
Vicente Jimenez

jueves, 4 de abril de 2013

Ya no hay escándalos en España Y UNA SOLA VÍA


Para que se produzca un escándalo es necesario que el hecho sea inesperado, que se salga de lo común: por eso nos llega a escandalizar algo. La última imputación de nuestra princesa ha sido una crónica anunciada, pero no dejo de olvidar que imputado no significa condenado. Dejemos actuar a la justicia y punto en boca.

Hay algo que me preocupa más que lo que está apareciendo en estos momentos en los medios; y precisamente porque los medio lo han dejado de mencionar me hace sospechar que se ha cerrado en falso. Es ahí donde intuyo que puede que no sea oro todo lo que intenta relucir: me refiero a un político de cuyo nombre no quiero acordarme; y con más motivo que Cervantes hizo con el lugar de nacimiento de D. Quijote.

Los casos de corrupción han dejado de ser hechos escandalosos, ¿o alguien se sorprende a estas alturas por alguna de la corruptelas con que nos obsequian banksters y políticos hoy en día? Sí, si... son los banksters y políticos los que más acaparan mi atención.

Nuestra capacidad para sorprendernos está en horas muy bajas. En realidad, a los españoles ya no nos sorprende casi nada. Vemos la corrupción y la impunidad como algo normal, y lo que nos sorprendería sería que ocurriese lo contrario. Dejemos los nombres propios de quiénes deberían estar ya en la cárcel y devolviendo el dinero robado, porque eso ya lo indican los periódicos cada día y todo el mundo lo ve; pero si los titulares indican que pescan a uno fuera de juego y éste se salva legalmente del justo castigo gracias a una "sentencia de conformidad", ya podemos pensar “apaga y vayámonos”. La sentencia de conformidad quiere decir que la justicia hace la vista gorda a cambio de que el ladrón devuelva lo robado. Esto aplicado a un político quiere decir que pide perdón, la justicia le da unas palmadas amigables en la espada y si han robado cinco (tampoco se sabe cuánto ha robado) devuelve uno. Es decir, el fiscal acepta “tú me devuelves tanto de lo que te has llevado, y pelillos a la mar”. Esto debe ser algo completamente legal porque lo aplica nada menos que un fiscal, pero cuando se lo aplican a un político resulta totalmente inmoral, ya que la implicación es pavorosa pues se legaliza la corrupción política. Entonces el Ministerio Público acepta el juego y a otra cosa mariposa, obviando que más grave que sea inmoral es que sea legal. Está claro que en este caso una sentencia de conformidad no es más que un trato de favor a los políticos y sus partidos. Esta salida por la puerta de atrás la han legalizado los mismos políticos, y los que se pueden salvar tras haber legalizado la corrupción son también los políticos ¿Alguien cree que si hubiera democracia leyes tan pavorosamente injustas se habrían legalizado nunca? ¿Cuánto hubiera durado un diputado de distrito elegido por y para el pueblo si se hubiera dedicado a promover leyes que protegen a los políticos corruptos y se burlan de las víctimas? Cuando los burlados se encuentran en un estado más débil y vulnerable en nuestra sociedad las consecuencias políticas y penales se han tensado por encima de cualquier resistencia; y es cuando recuerdo, por ejemplo, a aquellos parados a quienes se les robó un dinero sufragado por la Unión Europea para cursos... Y también me acuerdo de cierto político: Para vivir una vida de millonario en hoteles de cinco estrellas y lograr que un partido tuviese votos no solo se les robó el dinero, sino la oportunidad de un futuro decente gracias a una formación. “Si eso se demuestra que ha ocurrido, dimitiré” llegó a espetar el político, para más inri; y como es natural, aquí no dimitió nadie ¿Qué es lo que sorprendería mucho a los españoles? Pues desgraciadamente, nos hubiéramos sorprendido si el político en cuestión hubiese tenido la hombría y decencia final, al menos esta vez en su vida, de dimitir y asumir las mismas responsabilidades ante la justicia que cualquier ciudadano.

Vuelvo a repetir: no embistamos como animales irracionales el capote que nos ponen todos los medios de comunicación . Embistamos al torero, si se me permite el símil taurino.

Hasta que no haya un verdadero clamor popular pidiendo un periodo constituyente estaremos en las tinieblas. Lo que acabo de referir no es más que un caso de los muchos que se han dado y se siguen dando. Casi se trata de una anécdota. Sin embargo, jamás participaría en una manifestación en contra de lacorrupción. Sería absurdo. Sería embestir al capote en vez de al torero. A lo que sí me uniría es a una petición, si es posible masiva, de un cambio: no de una regeneración. Se regenera aquello que fue bueno en algún momento, lo cual no es el caso. Se cambia lo que no sirve... Diecisiete autonomías no me sirven; sirven a los políticos, asociaciones, sindicatos y demás lacayos subvencionados, amiguetes, familiares y pesebristas; y sería estúpido si me sumara a una petición de federalismos o listas abiertas para que me den den más de lo mismo a mí y los hijos de mi nieta. Eso ya lo hemos descartado y no es necesario volver a repetirlo, aunque si eres un nuevo lector te ofrezco los los enlaces donde ya se han tratado esos temas.
¿A qué tipo de manifestación, recogida de firma o o utilización de cualesquiera otros medios democráticos deberíamos estar dispuestos a sumarnos?
Ya que los partido están incrustados en el Estado y al formar parte de éste jamás han representado a la nación, exigir todos a una como Fuenteovejuna el cambio de la Ley Electoral sería el primer objetivo que deberíamos cubrir, si queremos una democracia con verdadera representatividad y una férrea división de poderes. Es decir, la primera piedra es la unión de todos los ciudadanos y la segunda no dejarnos enredar por los medios y los sindicatos con maniobras de distracción y centrar nuestra atención en la futura ley electoral. Esa es la llave a resolver nuestros problemas. Es aplicar el más elemental principio de física; causa... efecto.
Vicente Jiménez