sábado, 28 de noviembre de 2015

¿Tiene nuestro Presidente tanto poder como el de Hollande?


“No se trata de contener al Estado Islámico sino de destruirlo” fueron las contundentes palabras pronunciadas por Hollande tras los asesinatos perpetrados por el Daesh en París.

Y dicho y hecho; una operación quirúrgica antiterrorista acabó en el distrito de Saint-Denís con los autores de la matanza.

A ningún español le cabe la menor duda sobre la efectividad y eficiencia de nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado no solo para neutralizar a los terroristas sino para prevenir ataques parecidos. Nos consta a todos que esa labor heroica constante y callada habrá evitado muchos muertos y lágrimas. Por ello e ir muchas veces más allá de lo que demanda el deber les debemos nuestro agradecimiento, ya que de bien nacidos es ser agradecidos.

Otro cantar es que un presidente de nuestra nación tenga o no la inmensa capacidad de decisión que ha mostrado Hollande y que estas decisiones sean respaldadas por todos los estamentos sociales y políticos, junto a la ciudadanía con el mismo fervor y patriotismo que han demostrado los franceses y tanto hemos envidiado quienes también nos sentimos patriotas españoles. Y aquí se plantea una luctuosa cuestión; ¿es que nuestros presidentes son unos cobardes e ineptos incapaces de tomar decisiones, ¿es que el repugnante nivel de cainismo de los españoles puede llegar hasta tal grado como para aliarse con los enemigos?

El bochornoso espectáculo dado por organizadores y pancarteros profesionales del “No a la Guerra” durante una jornada de reflexión (no sé qué es lo que hay que reflexionar si no podemos elegir a nuestros candidatos) dado por una izquierda sedienta de poder tras los atentados del 11M de 2004, junto a la rocambolesca investigación y supresión de pruebas no son más que síntomas de un sistema totalmente alejado de cualquier concepto de democracia y corrupto hasta la médula. Es la marca de todo sistema oligárquico de poderes y tanto Locke como Montesquieu, ya en el S. XVII, junto o otros grandes filósofos del comportamiento humano con y ante el poder,  nos advirtieron sobre nuestra naturaleza humana y la naturaleza del poder. Si uno tuvo la genialidad de dividir algo tan abstracto como el poder político el otro dio con la solución para embridarlos enfrentándolos entre sí consiguiendo un equilibrio newtoniano. La Revolución Americana llevó a la práctica esas teoría y las teorías siendo puestas en el banco de pruebas de la historia probaron ser ciertas. Solo los políticos ignorantes y los corruptos pueden ignorar tales verdades universales.

Al ser el sistema partidocrático controlado por las familias intocables oligárquicas politico-financieras tenemos buenos ejemplos de sus demoledoras consecuencias para la sociedad civil. Destacan hasta ahora familias de delincuentes que han dirigido comunidades autónomas inventándose naciones convertidas en verdaderas cuevas de ladrones donde refugiarse al abrigo de falsas banderas y con inmensas y obscenas fortunas robadas al pueblo y evadidas del fisco hacia paraísos fiscales. La partidocracia deja al ciudadano indefenso y sin control alguno ante el poder que que las antiguas familias y los advenedizos recibieron directamente del reparto del pastel del franquismo

En las oligarquías, el poder está repartido y ningún gobierno puede tomar decisiones para salvar al pueblo sin el permiso de las otras familias. Ese hecho recibe el nombre eufemístico de consensos; y es por ese motivo, y no solo por cobardía, por el que antes tienen que ir a mear todos juntos.

La conclusión es que el sistema partidocrático no solo afecta a nuestros bolsillos, nuestra falta de libertades colectivas, el control del poder desbocado y la ausencia de democracia real sino que esconde algo mucho más siniestro: puede afectar a nuestra seguridad. Con ello, el monstruo oligárquico enseña una nueva cabeza. Y para empeorar las cosas no se trata de un mal endémico en España, sino que quitando tres honrosas excepciones (Francia, Inglaterra, Suiza), afecta a toda la Comunidad Europea. Es por la democracia real que disfruta Francia que Hollande ha podido reaccionar para salvar al pueblo; y todo el pueblo, que lo ha elegido por mayoría, le apoya. De ahí su inmenso poder para resolver situaciones inmensas. El juego de mayorías no solo evita corrupciones sino que también también evita separatismos y el pueblo se halla mucho más unido como para que el patriotismo pueda emerger sin temor. En cambio todos los políticas nos venden la bicicleta del dialogo, pacto y consensos. Son las verdaderas armas de los Estados de Partidos incrustados en el Estado.

Mientras, como español, solo me siento con las libertades personales, que no colectivas, gracias a nuestros excelente cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado; mientras éstos consigan que los políticos no metan demasiado su zarpa y lo infecten todo como ya hicieron con los sindicatos, las Cajas de Ahorro, la financiación de los partidos y tantas otras cosas. No existe un solo partido que defienda nuestras libertades colectivas, es decir, políticas; todos conforman la deslealtad hacia la sociedad civil de las listas de partidos y repartos proporcionales. Ninguno tiene la decencia de, por lo menos, defender o proponer la representación, que sería el primer paso hacia la democracia. Y la representación se resume en el diputado de distrito uninominal con carácter imperativo y revocable.

En el juego de mayorías y minorías; no en el de los consensos entre familias oligárquicas, está la salvación de nuestra nación y de nuestra liberta. 

martes, 24 de noviembre de 2015

Una sociedad boba no puede sobrevivir





Tal como están las cosas, uno no se extraña de que exista tanto necio adornado con títulos universitarios y matrículas de honor, pero cuyo honor deje mucho que desear. Son los amos y señores del populismo, del no a la guerra, del buenismo bobalicón y pagado que les permite vivir sin haber pegado nunca palo al agua. La indignidad se halla montada como forma de vida en esos expertos en opinar carentes de todo criterio, en los de vivir de okupas eternamente subvencionados y que pueden acabar de alcaldes o regidores; en esos vividores sin escrúpulos que llegan a altos puestos políticos apareciendo día sí día también en todos los medios de comunicación, y hasta en esos cansinos profesionales del pancartismo. Todos ellos  forman una melé que dibuja la indignidad de una parte del panorama social y político de una nación. Aquellos que han vivido y vivirán siempre del cuento triunfan catapultados por unos mediocres medios de comunicación incapaces de ofrecer un debate cultural en condiciones ofreciendo, en cambio, la falsa imagen de que para triunfar solo tienes que presentarte a un reality, o más bien a un bochornoso espectáculo sobre algo que nada tiene que ver con la realidad. Ninguna sociedad puede sobrevivir catapultando al liderazgo a tanto necio o corrupto mangoneando y manteniéndolos montados en la ola de la subvención, o de la popularidad, como hasta ahora viene ocurriendo; y mucho peor, si encima se les escucha cuales oráculos de Delfos o verdaderos catedráticos.

En caso de alcanzar el poder esos trepas sociales se convertirán en los grandes productores en serie de ninis, chonis y canis; serán los responsables de cargarse la instrucción y el ya maltrecho estudio en los centros escolares y las universidades inundándolos de bobos objetores culturales cuya presencia se hace insoportable no solo en las escuelas sino en las mismas familias. Otra cosa es que las familias les vote para quitarse al niñato o a la niñata unas horas de encima porque no saben qué hacer con ellos. Porque ¿qué haces con un eterno adolescente de 18 o 20 o 30 años estudiando la enseñanza obligatoria? ¿Cómo puede alguien pretender imponer la enseñanza obligatoria hasta los 18 años, por ejemplo? Los antiguos maestros de la EGB ya considerábamos que ciertos niños de 14 años ya eran claros objetores escolares, pero entonces tenían otra oportunidad con la FP. Mantenerlos aparcados hasta los 16 ha resultado una tarea titánica y un enorme fracaso que ha destrozado a muchos profesores y ahora los quieren sacar de la litrona y el paro aparcándolos hasta los 18. Eso solo lo puede pretender un ignorante o alguien a quien el pueblo le importa una higa. Desde luego no es la solución, pero el populismo es el populismo. Recuerdo con nostalgia que cuando era niño a los 14 añitos te podías ir de aprendiz de un maestro de oficio y aprender un oficio. Encima que te enseñaban, además de no pagar por ello cobrabas algo. Por si fuese poco, para quien viese que no le gustaba porque trabajar es duro existía la oportunidad del reciclaje con la enseñanza nocturna. Constituía una brillante oportunidad de movilidad social para todos. Pero supongo que esa opción no es políticamente correcta.

Pues nada, sigamos creyendo toda la sarta de mentiras que los populistas y "expertos" vomitan por los grandes medios de comunicación, y que las futuras generaciones sean todavía más bobas para poder ser manipuladas a gusto de la panda de vividores y de sus descendientes. Tendremos lo que nos merezcamos.
Vicente Jiménez

miércoles, 18 de noviembre de 2015

DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE ARRUINADO: El instinto de supervivencia

Firma invitada: Javier Villacorta

DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE ARRUINADO: El instinto de supervivencia

Decía un reciente estudio publicado que el ser humano ha ido perdiendo masa cerebral, o de capacidad cerebral (no recuerdo exactamente) con el paso de los años, en ese estudio se aseguraba que la cantidad podría haber sido de incluso un 10%. Las facilidades tecnológicas que tenemos en nuestros mundo actual, la comodidad de tener las cosas a mano... (seguir lectura en Blog original)

jueves, 5 de noviembre de 2015

Fuera de juego democrático


Resulta peculiar observar cómo tras repetir una misma mentira muchas veces ésta parece terminar convirtiéndose en verdad, especialmente para aquellos cuya credulidad infantil raya en esperar la visita de los reyes magos. Puede que los mismos que urdieron las fabulaciones acaben también por creerse sus propias mentiras. La zarabanda nacionalista orquestada no solo por los interesados sino también por los medios martillean a unos atónitos españoles con la zanahoria de que España está cada vez más en una situación de jaque mate y que Cataluña se separará de nosotros como un trozo de iceberg a la deriva. Pero la cruda realidad es que nadie está jugado al ajedrez democrático, porque el ajedrez tiene unas normas concretas que no pueden cambiarse. Si las cambiáramos estaríamos jugando a otra cosa, pero no al ajedrez; y esta es la situación en la que nos vemos. Ni el gobierno español ni el catalán están jugando con las normas de la democracia a las que tanto apelan. Para unos el alfil en esta partida es la ley. Pero un alfil se mueve en el tablero del ajedrez en diagonal y no puede saltarse ninguna ficha. Como los que pretenden basarse en la ley de la Constitución no pueden hacerlo porque para que el alfil de la constitución exista debe reflejar cómo va a ser representado el ciudadano y cómo deben establecerse la separación de poderes según el Art.16 de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. Busquen Vds. en nuestra constitución esos poderes que no solo deben estar separados sino enfrentados y vigilantes en perpetua tensión los unos contra los otros a ver si están contemplados en algún lado. En cambio, escuché acertadamente en una conferencia a A.G.Trevijano denominar a nuestra constitución como una ley fundamental de partidos pertenecientes al estado. Según las normas de la democracia formal los españoles carecemos de representantes, de separación de poderes y por el art. 16 de los derechos del hombre, de constitución.

Para los nacionalistas el panorama para poder apelar a la democracia es todavía peor: aquí alfil se mueve ya como un caballo desbocado. Así el nacionalismo no tiene reglas democráticas, las poca que pretende tener se las inventan y luego ni siquiera cumple con esas mismas reglas. La democracia a la que tanto apelan y eso de que son "la veu del poble" es una de esas fábulas reiterativas, que para ellos acaba por convertirse en verdad.

En primer lugar, parten con la misma mochila no democrática que todos los gobiernos de esta llamada democracia. El voto de un ciudadano de uno de esos pueblos de la Cataluña profunda donde la manipulación de los nacionalistas ha incidido más virulentamente vale muchas veces más que el voto de otro votante de l'Hospitalet o de Badalona o Sant Feliu, contrarios a la secesión. 

Total, que en la no democracia de los repartos proporcionales los separatistas ganan por goleada; pero si se aplicase democracia de verdad se contarían los votos a favor y en contra como en cualquier plebiscito democrático que se precie. Entonces, el supuesto argumento de que están obedeciendo la voz del pueblo no dejaría de ser una mentira más porque el NO a la secesión gana por goleada. Aquí el alfil negro no se mueve ya como un caballo desbocado sino como le da la gana. Como las movería un niño de tres años; incluso fuera del tablero.

Y a todo esto, el pueblo se halla completamente desinformado creyéndose mentira tras mentira.Y peor: creyendo que por votar hay democracia.

Y ¿cómo se explica este fenómeno de manipulación masiva? Es evidente que somos seres manipulables. Simplemente se trata de una de las formas en que nos trabaja el cerebro cuando recibimos información. Podemos observar la facilidad con la que un niño es capaz de manipular a sus padres y sabemos cómo un médico o un psicólogo nos pueden inducir hacia la cura, o interpretar un problema mediante una serie de preguntas, redirigiéndonos hacia otro punto de vista beneficioso para nosotros. La policía también utilizan las mismas técnicas para descubrir la verdad sobre un delito. Y cómo no, los políticos eficientemente asesorados por hábiles ingenieros sociales enmarcan sus mensajes de forma que tengan un alto impacto en la población y puedan dirigirla en función de sus objetivos; a veces para bien y otra para mal del pueblo; como en este caso que nos ocupa. Los manipuladores son los únicos con acceso al tablero y manejan la información, que por algo llamamos "información privilegiada". Ajenos al tablero estamos nosotros, que recibimos esa información, si es que lo hacemos, tratada, filtrada y sesgada. Se trata de ver cómo nos podemos asomar nosotros, aunque sea sólo para echar un rápido e incompleto vistazo en esta peculiar partida con más probabilidades de acertar.

¿Cómo nos podemos defender contra la manipulación cuando ésta tiene como objetivo llevarnos a donde de buen grado no hubiéramos caminado jamas? En castizo “llevarnos al huerto”…

Está claro que mediante una educación e instrucción libre alejada de adoctrinamientos. Si existen una bala de plata contra la bestia, la manipulación o ingeniería social, cuando ésta tienen como objetivo perjudicarnos, es la educación, la información veraz y el contrastante de ideas mediante el debate.

¿Cómo consiguen convencernos para llevarnos a donde jamás hubiésemos ido por voluntad propia? Unas veces, por ejemplo, creando un estado de pánico y ansiedad donde aparece una figura salvadora. Otras, creando un clima de confianza y otras esperando a que la víctima baje la guardia. Este tipo de actuaciones reciben el nombre de vectores.

Para Cristopher Hadnagy, una víctima propiciatoria está siempre sujeta a la influencia dada por la siguiente ecuación: pretexto + manipulación + ambición, codicia, premio … =Ingeniería social

Un ejemplo muy fácil de entender, donde se darían todos estos elementos es en el “timo de la estampita”, o en cualquier otro. La víctima siempre se pone una venda de forma inducida, y pica ...

Nuestro gran error es creer que estamos a salvo, que somos demasiado inteligentes para que nos manipulen, o en este caso nos timen. Hadnagy, junto a otros dos expertos, conducían un delicioso y didáctico programa tipo “reality show” en la BBC, donde se ejecutaban toda clase de timos reales a personas normales y corrientes; y se recogía todo el proceso mediante cámaras ocultas. Es increíble lo bien planificado y cómo manipulan a la víctima para que les diese, digamos, el pin de su tarjeta o un maletín de diamantes:

"Dame a alguien que se crea a salvo de la ingeniería social y será una víctima fácil y segura …" - solía decir Hadnagy.

Al final, explicaban dónde estaban nuestras debilidades, cómo actuaban sobre ellas los timadores (qué vectores utilizaban) y cómo defendernos ante estos ataques; y todo acababa bien para las víctimas, que habían aprendido una buena lección. Seguro que ya estaban vacunados contra ese timo, para siempre, y sólo les había costado un buen susto.

Si esto lo pasamos al ámbito de la política, podremos comprender cómo este tipo de formación llega sólo a los expertos, y lo importante que es tener una idea, por lo menos, de los vectores que se utilizan.

El peligro en una asamblea o en la misma democracia está en la manipulación. En mi opinión, nos iría bien categorizar esas ideas sueltas que tenemos, esas intuiciones... La verdad está ahí afuera para el que se atreva a enfrentarse a ella y el monstruo puede ser derrotado.
 

Mientras, en el oasis catalán para Manel, Pepe y Ricard el único problema y la única conversación es lo de la autonomía; y por supuesto no hay recortes, ni familia Pujol, ni paro, ni 3% (que más quisiéramos que hubiese sido solo el 3%) y jamás hemos tenido gobernantes mejores donde todo vaya mejor. Asín es.

  Vicente Jiménez 


martes, 3 de noviembre de 2015

Consensos para resolver la sedición

Impeachment de Bill Clinton

Cuentan las buenas lenguas que existen países donde el ciudadano sabe donde vive su representante. También afirman esas mismas lenguas, aunque sea difícil de creer, que la gente de un lugar conoce a sus diputados y legisladores; y que éstos tienen un lugar donde se se les puede visitar. Y resulta turbador saber que en esas oficinas existe una actividad frenética de teléfonos atendiendo a tal o cual petición para solucionar los problemas que los mismos ciudadanos exponen. Y resulta ya increíble saber que si una petición empieza a tener muchos novios ese representante se apresurará a transformarla en ley,   incluso en contra de la opinión de su jefe de partido;  porque sabe que en caso contrario no será reelegido o incluso esos mismo ciudadanos pueden exigir su dimisión del distrito electoral al que represente. Esa cosas ocurren cuando hay democracia. Lógico, en una democracia de verdad el presidente y los congresistas están en lados opuestos. Son la oposición el uno del otro. Un consenso entre las oposiciones sería un delito de traición; pero eso en una democracia.

Es entonces cuando el presidente de una gran nación tiene también poder suficiente porque ha sido elegido no por miembros de un congreso de diputados sino directamente por los mismos ciudadanos.

Solo por ese motivo ese presidente goza de un inmenso poder, pero el pueblo también lo puede echar en caso de deslealtad. A esos juicios a un presidente o un senador, o un congresista se les llama impeachment.

Al ser el equilibrio de poderes total, el presidente de esa nación, y por ese motivo, goza de un enorme poder; y con su inmenso poder que emana de la democracia verdadera, jamás necesita de consensos con otras fuerzas política. La democracia, cuando es real, permite a los presidentes de las naciones tomar decisiones para salvar al pueblo en caso de extrema gravedad. Cuando no hay democracia los presidentes de las naciones no tienen poder a menos que sean dictadores. Es entonces, al carecer de poder cuando han de pedir permiso a los demás, es decir, necesitan del consenso. Ninguna oligarquía puede mandar sobre otra porque las oligarquías no son democráticas y necesitan ir a mear todas juntas.

En caso de que un estado de una gran nación democrática declarase la secesión, ese presidente sin dudarlo cursaría la orden a la Guardia Nacional para patrullar las calles, podría imponer un toque de queda y nadie podría rasgarse las vestiduras de forma victimista. Los sediciosos serían juzgados por tribunales federales por el delito de alta traición. En una democracia de verdad hay leyes y éstas se cumplen. Pero semejante dislate secesionista o de otro tipo no hubiese ocurrido porque ese inmenso poder que emana del pueblo en la persona del presidente y de los miembros del gobierno tiene un efecto disuasorio contra la deslealtad y la traición de los gobernantes. Ese mismo poder que emana del pueblo, por el pueblo y para el pueblo que enfrenta la figura del presidente y de los representantes es contrario a todo tipo de consensos, porque consenso equivale a traición a la democracia de verdad y al pueblo.

Esa gran nación, guste o no guste, es Estados Unidos; y la democracia no es lo que os han contado, pero existir, existe. Y nos guste o no, estamos a años luz de la democracia de verdad. Que a quienes  sabemos qué es la democracia no venga ningún político trilero afirmando que actúa en nombre de la democracia porque es un insulto a nuestra inteligencia. Que digan lo que verdaderamente son.


Vicente Jiménez