viernes, 2 de agosto de 2013

¿ Consensos ? NO GRACIAS. Representación, SÍ



En una democracia formal la representación implica que los representantes de la sociedad civil se peleen y confronten defendiendo a sus representados. Significa conflicto y tensión permanente para llevarse el gato al agua. Significa barrer para casa, entendiendo "casa" los intereses de los representados; y el consenso significa todo lo contrario: traición a los representados. En el consenso los representados desaparecen como inocentes conejos en una chistera para convertirse en una masa amorfa incrustada en los partidos políticos, partidos a los que siguen ciegamente con la misma pasión que a sus equipos de fútbol sacrificando el criterio propio debido al miedo a la libertad. Consenso es corrupción garantizada, consenso es lo que más rompe las normas morales de la representación formal. Consenso es la mayor traición que nos pueden hacer, es vendernos al enemigo y encima entregarles las llaves de la ciudad.

Ahora, una bomba trevijanista en estado puro que os sorprenderá, porque no estamos acostumbrados a la verdad: "El autentico motor de la democracia formal es el egoísmo"... todo lo contrario del buenismo y corrección política predicada como nueva religión indiscutible por la socialdemocracia Europea que también ha corropmpido a cierta parte de la sociedad americana.

En contraposición a uniformar posturas mediante consensos entre partidos, los representantes deberían estar  para ser lanzados a la arena y luchar a brazo partido por nosotros, sus representados. Trevijano apunta acertadamente que la peor traición con la que pueden vender a la sociedad civil es el consenso; acompañantes inseparables de la propaganda ideológica y la violencia institucional:

La propaganda ideológica del Estado y de la violencia institucional, acompañantes del consenso, ha sido tan intensa que ahora, a diferencia de lo que acontecía en el siglo XIX, el peligro no está ya en el sufragio universal de las masas sin ilustración, sino exactamente en su contrario.
El verdadero peligro está en los Partidos estatales que, en lugar de representarlas y dirigirlas, se han adueñado del Estado haciéndose ellos mismos masa social y materia de intereses. Con demagogia de masas, han suplido el descubrimiento revolucionario de la separación de poderes, con la integración permanente en el Estado de una sindicación de partidos de poder estatal. A.G.Trevijano Teoría Pura de la República. Pág 37-38 Ediciones MCRC
Contrastando el hecho evidente al que apunta Trevijano sobre a dónde nos conduce el consenso: a la unión de poderes y sindicación de partidos dentro del poder estatal, y tal como marcan el mismo Trevijano o Enrique de Diego por activa y por pasiva: la cacareada transición no fue más que un consenso de repartos del poder entre los actores que participaron en la transición tras la muerte del dictador, quedando dicho poder intacto en la forma del presente estado de partidos. Y para muestra un botón: los partidos quisieron  alcanzar un consenso para combatir la corrupción: es decir, los corruptos se van a poner de acuerdo para combatir a los corruptos. Parece un chiste, ¿ verdad ?

En definitiva,  "la incompetencia pide ser consensuada para diluir en lo colectivo todo asomo de principio de responsabilidad política". Trevijano pág,277

Apuntes sobre la representación

Veamos ahora quiénes sí deben ser los verdaderos actores de la representación: deben integrar la representación infinidad de grupos e intereses heterogéneos (lo opuesto a la homogeneización del consenso), organizaciones, corporaciones, la banca de ahorro e inversión para el ahorrador o el pequeño y mediano empresario (no para la banca especulativa... hay que recuperar la idea de antaño de las Cajas de Ahorro, pese a quien pese). Entran en liza los intereses de grupos determinados: el gremio del taxi, de autobuses, de camioneros, de cultivadores de lo que sea, maestros, médicos, abogados, consumidores de patatas, de electrónica, amantes de los animales, naturistas, comerciantes, amas o amos de casa, conservacionistas de la naturaleza, salvad las ballenas y todo lo que queráis añadir: cuanto más mejor. Y el representante que había prometido defender entre otras muchas cosas, digamos, a los taxistas y lleva las propuestas en la mochila (las que ha recogido de los propios taxistas - son sus jefes) se peleará por regular los permisos de actividad, por conseguir un precio profesional para el gasoil, por las paradas de taxi y lugares que les tienen que reservar en los distintos puntos de la ciudad, por proponer leyes (sólo proponer) sobre el control y penalización del intrusismo que les hace competencia desleal, los horarios, precio del servicio, etc. Y allí todos se pelean con todos por barrer para sus respectivas casas; en este caso, nuestro representante, para casa del propio taxista; que lo ha enviado a la cámara de representantes para que se parta la cara por su mujer y sus niños como si del mismo taxista se tratase.

¿ Y si se estira aún un poco más de la cuerda ? Todo está en que la tentación y la impunidad estén ahí al alcance de la mano. Por ejemplo, tú te llevas esta maletita de dinero a Suiza y yo te concedo lo del gasoil profesional, pero te subo el precio diez veces más. Ganas tú, que te pones la medallita de haber conseguido el gasoil profesional y encima te llevas la maleta, gano yo; y aquí paz y después gloria. ¿ Cómo es posible algo así ? Pues gracias a un terreno que ya ha abonado el consenso entre partidos donde priman la omerta y la impunidad.

Buscando a los responsables

Pero este horror no depende de las personas, depende del sistema; y el sistema sí es responsabilidad nuestra: es injusto pedir a nadie que sea un santo o superman. Los mismos corruptos, producto inevitable de este sistema corrupto, cuyo motor es la corrupción , no lo hubieran sido jamás dentro de una democracia formal con división de poderes y una justicia eficiente e implacable. Con esa espada de Damocles encima, seguramente no hubieran tenido que viajar a Suiza. Es el poder de la disuasión, porque seamos sinceros: ¿ quien no ha tenido la tentación de pisar un poco más el acelerador en una recta solitaria de una autopista ? ¡ Ah ! Pero. ¿ y si te pilla una cámara ? Siempre va bien sumar un poco de disuasión a la responsabilidad. Es que funcionamos así, por lo tanto; no me vengan con correcciones políticas ni buenismos: si el sistema político no separa poderes, cae en la corrupción sistemática.En política, no puede haber libre albedrío sino separación y vigilancia entre poderes. El libre albedrío está bien sólo como concepto teológico, pero nada más. Los corruptos nos podrían decir.

Si sabéis que somos avariciosos ¿ por qué nos habéis dejado hacerlo ? Es que el dinero lo tenía ahí, para llevármelo sin que nadie me dijese nada. Y me podía llevar todo el que quería: sin límites. Y podía inventar puestos de funcionariado y meter a mi hijo con un gran sueldo, y a mi nuera, a todoooos.

Y los corruptos tendrían razón. Lo han hecho porque les hemos dejado. Lo han hecho porque hemos permitido que un presidente nos diga nos diga que "el dinero público no es de nadie" o hemos permitido a otro que nos recorten a nosotros y no a los políticos con los altos cargos a dedo. Les hemos dejado nosotros.

Aquellos pequeños partidos que quieran cambiar (demos el beneficio de la duda) la situación sin proponer un periodo libre constituyente para alcanzar una democracia formal se están engañando a sí mismo y os están engañando a vosotros. No saben de lo que hablan. No tienen ni idea de lo que es. No es posible la democracia dentro de los estados de partidos. Que estudien y averigüen de dónde y por qué han salido los estados de partido y que se reconozcan por lo que ellos mismos son: estados de partidos.


En cualquier sistema político cuecen habas. Puede haber corrupción en democracias formales.

Las traiciones a la ciudadanía, por corrupción, son inevitables en cualquier sistema político porque la carne es débil. Pero ante el poder disuasorio de poder acabar en la cárcel automáticamente y con un embargo de los bienes, a casi tener la garantía institucional, o de omerta, de que te irás de rositas porque todos están pringados hay un abismo: la disuasión de la justicia confrontada a la impunidad; el representante de la sociedad civil confrontado al represente del partido de Estado. Siguiendo siempre a Trevijano, así los llamó el Tribunal de Bonn: Partidos de Estado.
¡ Ay si tuviésemos la valentía civil de conquistar la democracia formal ! ¡ Ay si perdiésemos el miedo a la libertad colectiva ! Si tuviésemos esa valentía civil entonces el representante del taxista difícilmente llegaría a consensos con el resto de representantes y tendría que llegar a acuerdos de verdad favorables al taxista: en un acuerdo doy algo y a cambio gano algo; como en cualquier transacción comercial. Ese "a cambio de algo" es lo que ganaría la sociedad civil. Y si hacen bien las cosas puede que en el intercambio ganasen ambos representantes ...  doble ganancia para la sociedad civil. A esos representantes los llamamos diputados de distrito con mandato imperativo y revocable. Esos diputados de distrito son impensables en la actualidad, ya que los diputados pertenecen al partido, les paga el partido y los puede cesar el partido, no la sociedad civil. Precisamente, lo de revocable es que si no lo hacen bien es la sociedad civil, también, la que los puede quitar en cualquier momento y sustituir por otro que sí esté presente por ti en la negociación, o sea, que te represente. En un partidocracia no puede haber democracia: son agua y aceite, por muy buenas intenciones que tengan esos pequeños partidos nuevos llenos, sin duda, de buenas intenciones jamás nos podrán representar sin exigir un periodo libre constituyente para implantar una democracia formal; una de verdad con representación y separación de poderes. Si no lo hacen, o simplemente aspiran al poder y los privilegios de la clase política o bien no tienen ni idea de qué es la democracia; o ambos.

Vicente Jiménez
Bibliografía para no perderla costumbre últimamente:

A.G.Trevijano Teoría Pura de la República. Pág 37-38 Ediciones MCRC 

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