domingo, 15 de julio de 2018

¿Qué habremos hecho para que en España no ocurra algo parecido?




A veces algunas noticias pasan desapercibidas a la sombra y solo se pueden leer entre líneas. Sin embargo,  pueden resultar más significativas que todas las de un año entero. Es más, de darse la misma situación en España que en Inglaterra nuestra deuda se  reduciría sustancialmente y seguramente volvería a haber dinero público en caja.
La noticia es la siguiente: 
Theresa May puede sufrir una moción de censura promovida por los mismos MP de su propio partido”.
Los MP o miembros del parlamento equivalen a nuestros diputados en el Congreso. Y claro, el locutor que la leyó por TV no pudo evitar cierta entonación de sorpresa al anunciarla porque equivaldría a que en nuestro Congreso los mismos diputados de Rajoy hubieran sido los organizaron la moción que echó a Rajoy de la Moncloa; o bien como si los mismos diputados socialistas montaran ahora una moción de censura contra Sánchez por el motivo que fuese.

No vamos a analizar las circunstancias por los que los MP o “Miembros del Parlamento” han amenazado a su propia jefa de partido con montarle semejante lío. Podréis encontrar amplia información en cualesquiera de los medios mayoritarios: tan solo mencionaremos que tiene que ver con el embrollo que se les ha venido encima con el BREXIT una vez que las consecuencias del mismo se les acercan. Ya ha habido dimisiones y hasta peligra el puesto de la Primera Ministra May.

Lo que sí vamos a tratar es quiénes son los promotores de una posible moción de censura y hacia quién va dirigida. Ese hecho, el que sean los MP del propio partido de la primer ministra Theresa May quienes estén dispuestos a echar de la presidencia del gobierno a su jefe de partido es un verdadero triunfo para la democracia imposible en estos momentos en España. Quiere decir que los MP (equivalente a nuestros diputados) se sienten aterrorizados ante la posibilidad de perder sus sillones: y es que sus sillones no dependen de Theresa May, sino que dependen directamente de los votantes pertenecientes a los rerspectivos distritos electorales que los eligieron.
Eso es lo que no ocurre en España ni en el resto de Europa (excepto Francia). Aquí y en Europa los diputados dependen de sus jefes de partido, que son quienes los han puesto en las listas y por orden de importancia según intereses personales y de partido: nunca se contemplan los intereses de los ciudadanos. Eso hace que en España los ciudadanos no dispongamos de representantes en el Congreso por mucho que lo digan los domesticados medios de comunicación; y si nadie nos representa, ¿quién va a legislar pensando en nuestros intereses? No tienen porque hacerlo ya que la lealtad de nuestros diputados se debe a sus jefes de partido.

En España y casi el resto de Europa los diputados votarán siempre lo que les digan sus respectivos jefes de partido sin considera a los ciudadanos. En la partitocracia, los ciudadanos no contamos ni contaremos jamás. En cambio, en Inglaterra son los ciudadanos quienes ponen o quitan directamente, y sin intermediarios, a sus representantes en el Parlamento desde sus respectivos distritos electorales. Y por lo tanto, si los ciudadanos se sienten traicionados los MP corren el riesgo de perder sus cómodos sillones y sus prebendas. Incluso, aunque el método inglés no sea completamente democrático, al ser los representantes elegidos en primera vuelta debiéndose por ese motivo solo a sus votantes, y no al conjunto de votantes del distrito electoral; los efectos de acercarse a las reglas reales de la democracia son verdaderamente demoledores en la lucha contra las deslealtades y la corrupción. Para representar a todo el conjunto de votantes se requiere de una segunda vuelta: entonces sí. En la segunda vuelta el MP se debería a la totalidad de los votantes de su distrito electoral.

Ese es el verdadero valor de la representación, que es precisamente el primer paso hacia la democracia.

Mientras los ingleses y los franceses tengan representantes las leyes serán civilizadas porque dicha legislación pertenecerán a la sociedad civil a través de sus representantes. Nosotros no tenemos leyes civilizadas en ese sentido porque las leyes se aprueban desde el gobierno o desde seguramente equipos jurídicos de lobbies y grupos de presión que obedecen a intereses ajenos a la sociedad civil.

El primer paso hacia una democracia de verdad será, por lo tanto, anular la nefasta ley electoral y sustituirla por algo parecido al sistema francés; o como mínimo, al inglés a la hora de elegir representantes desde distritos electorales y bajo el control permanente de los colegios electorales, cuya responsabilidad sería también pagar a los diputados. Los diputados jamás deben recibir nada del Estado pues la separación de poderes obliga a que el legislativo se halle completamente separado del Estado: el gobierno debería tener prohibida la entrada al Congreso, si queremos separar y enfrentar poderes. Con el cambio de la ley electoral bajo esa perspectiva me conformaría porque ese paso demolería las oligarquías que forman la partitocracia para dar paso gradual a una democracia de verdad por medio de ensayo y error, que es como la selección natural actúa en la naturaleza. Al final sería inevitable: hablaríamos de un reglamento para separar y enfrentar los poderes: reglamento que habría de ser recogido en una nueva Constitución durante un periodo libre constituyente.

¡Ah! Entonces sí podríamos hablar de democracia. Mientras hablaremos de otra cosa, pero no de democracia.
Vicente Jiménez

lunes, 20 de marzo de 2017

ESA FATAL TENDENCIA DE LA ESPECIE HUMANA


La aspiración común de todos los hombres es conservarse y desarrollarse, de manera que si cada uno gozara del libre ejercicio de sus facultades y de la libre disposición de sus productos, el progreso social sería incesante, ininterrumpido, infalible.

Pero hay otra disposición que también les es común a los hombres. Es la que se dirige a vivir y desarrollarse, cuando pueden, a expensas los unos de los otros. No es ésta una imputación aventurada emanada de un espíritu dolorido y carente de caridad. La historia da testimonio al respecto, con las guerras incesantes, las migraciones de los pueblos, las opresiones sacerdotales, la universalidad de la esclavitud, los fraudes industriales y los monopolios, de todos los cuales los anales se encuentran repletos.

Esta funesta inclinación nace de la constitución misma del hombre, de ese
sentimiento primitivo, universal, invencible, que lo empuja hacia el bienestar y lo
hace huir de la incomodidad, el esfuerzo y el dolor.

PROPIEDAD Y EXPOLILACION

El hombre no puede vivir y disfrutar sino por medio de una transformación y una apropiación perpetua, es decir por medio de una perpetua aplicación de sus facultades a las cosas, por el trabajo. De ahí emana la Propiedad.

Pero también es cierto que el hombre puede vivir y disfrutar, apropiando y consumiendo e producto de las facultades de sus semejantes. De ahí emana la expoliación.


Ahora bien, siendo que el trabajo es en sí sufri miento y ya que el hombre se inclina a huir del sufrimiento, el resultado es -y ahí está la historia para probarlo- que prevalece la expoliación siempre que sea menos onerosa que el trabajo; prevalece, sin que puedan impedirlo en ese caso ni la religión ni la moral.

¿Cuándo se detiene pues la expoliación?
Cuando se hace más onerosa, más peligrosa que el trabajo. Evidente es que la ley debiera tener por finalidad oponer el obstáculo poderoso de la
fuerza colectiva a aquella tendencia funesta
; que debiera tomar partido por la propiedad y contra la expoliación.


Pero, lo más frecuente es que la ley sea hecha por un hombre o por una clase de hombres. Y siendo inoperante la ley sin sanción, sin el apoyo de una fuerza preponderante, es inevitable que en definitiva quede aquella fuerza en manos de quienes legislan. Este fenómeno inevitable, combinado con la funesta inclinación que hemos comprobado que existe en el corazón del hombre, explica la perversión casi universal de la ley. Se concibe así como, en lugar de constituir un freno contra la injusticia, se convierte en un
instrumento y el más invencible instrumento de la injusticia. Se concibe que, según sea el poder legislador, destruya -en provecho propio y en grados diferentes, en cuanto al restode los hombres- la personalidad con la esclavitud, la libertad con la opresión y la propiedad con la expoliación.

VICTIMAS DE LA EXPOLIACION LEGAL

Está en la naturaleza de los hombres el reaccionar contra la iniquidad de que sean víctimas. Así, pues, cuando la expoliación está organizada por la ley, en beneficio de las clases que la dictan, todas las clases expoliadas tienden por vías pacíficas o revolucionarias a tener alguna participación en la confección de las leyes. Tales clases, según sea el grado de esclarecimiento a que hayan llegado, pueden proponerse dos finalidades muy diferentes al perseguir la conquista de sus derechos políticos: o quieren hacer cesar la expoliación legal, o aspiran a participar en dicha expoliación.

¡Desgraciadas, tres veces desgraciadas las naciones en las cuales sea este último pensamiento el que predomine en las masas en el momento en que a su vez se apoderen de la facultad de legislar! Hasta la época presente, la expoliación legal era ejercitada por un pequeño número contra el gran número, tal como se ve en los pueblos en los cuales el derecho de legislar se concentra en pocas manos. Pero he aquí que se ha vuelto universal y se busca el equilibrio, en la expoliación universal. En lugar de extirpar lo que la sociedad contenía de injusticia, se generaliza esta última. Tan pronto como las clases desheredadas han recuperado sus derechos políticos, el primer pensamiento que de ellas se adueña, no es el de liberarse de la expoliación (eso supondría en ellas conocimientos que no pueden tener) sino el de organizar contra las otras clases y en su detrimento, un sistema se represalias -como si fuera necesario, antes del advenimiento del reinado de la justicia- que una cruel venganza viniera a herirlas, a unas a causa de su iniquidad, a las otras a causa de su ignorancia. Fréderic Bastiat (1801-1850)

RESULTADOS DE LA EXPOLIACIÓN LEGAL Continuar Lectura

viernes, 10 de marzo de 2017

Mi negocio será rentable cuando sea un ciudadano libre


Comentario, El Diestro

Esta es la esquizofrenia del sistema de poder que tenemos en España. Como muy bien apunta A. Trevijano desde su atalaya de Radio Libertad Constituyente un sistema que empezó corrupto y continúa corrupto. Un sistema que empezó franquista y continua franquista en la esencia de concentrar el poder sin control alguno por parte de los ciudadanos: tenemos los mismos sindicatos verticales y el PSOE o el PP son partidos tan estatales como lo fue la Falange en otro tiempo de esta misma etapa histórica en la que nos hallamos: puro franquismo. Lo único que podemos decidir es qué partido estatal queremos que nos dirija, pero el poder franquista, como muy bien señala el abogado, escritor e historiador Antonio Trevijano continúa en manos de los partidos y jamás ha estado en manos del pueblo. Nunca debemos olvidar que estamos en una partitocracia, no en una democracia.

El gran drama es que el pueblo no es consciente de ese engaño. Ello hace que este pueblo se dedique a protestar por los síntomas de la enfermedad; ya sean las preferentes, los desahucios, el paro, la mala gestión de las cajas donde se ha premiado esa misma mala gestión con pensiones y contratos millonarios a los causantes del drama, las cantidades obscenas llevadas ilegalmente a paraísos fiscales y el resto de perlas con que somos obsequiados diariamente. Si no nos curamos de la partitocracia no cambiaremos nunca nada. Es patética todas las demostraciones, huelgas generales y luchas callejeras que no afectan para nada al monstruo. Si la calle es de la izquierda, como dicen; los líderes de la izquierda son cómplices de que las cosas sigan como están porque lo que tendrían que reclamar es un cambio democrático, y no desviar demagógicamente la atención del pueblo hacia los síntomas de la partitocracia y los repartos proporcionales de votaciones.

No puedo comprender cómo nos dejamos dirigir entrando al trapo. por donde quieren, como quieren y cuando quieren una casta de parásitos que se ha instalado en esta gran nación, a la que por quitar, intentan quitarle hasta el nombre e incluso cercenar.

Son casta cuando consideramos que al igual que las monarquías son hereditarias por línea de sangre los cargos políticos son también hereditarios por la misma línea, o a dedo. Por lo tanto, podemos considerar que nuestra democracia también es hereditaria; como la monarquía.

Si los privilegios y prebendas, evidentemente, se heredan o señalan a dedo, ¿para qué te vas a esforzar? Eso del esfuerzo y ganarse el pan con el sudor de la frente queda para la plebe y a los que echaron del Edén como justo castigo por comerse la manzana. Es mejor dedicar tus energías a la “dolce vita” y dedicarte a jugar a pilotos de carreras en los prohibitivos coches de carrera como algún hijo de Pujol o montar los caballos pura raza de tus colecciones personales. Y, ¿qué mayor viaje de placer que recorrer uno de esos paraísos fiscales visitando bancos en vez de museos, con bolsas cargadas de dinero, cuyos nombres ni siquiera hemos oído nombrar los pobres mortales que nos dedicamos a pagarles semejantes caprichos y llegar como podemos a final de mes. Es en lo que inevitablemente degenera una partitocracia, ya que el pobre ciudadano pagafantas sólo puede escoger cada cuatro años qué oligarquía va a expoliarlo. Además, para más inri, esas oligarquías siempre nadarán acompañadas de rémoras con nombres como los Eres, Millet, y para qué seguir...

¡Claro! que uno se pregunta si también habría posibilidades de que en vez de sumar mediocridad y avaricia sumásemos inteligencia, creatividad y mérito. De que en vez de el dispendio del dinero público … ¡sí!, de eso que no es de nadie, tuviésemos una gestión eficaz y sostenible. Si en vez de esquilmar la economía disfrutáramos de gestores que llegasen por su mérito y amor al servicio público, sacrificando a veces parte de su bienestar. Sí señores, sí. Esa gente existe y el método que facilita esta segunda opción también: se llama democracia.

No voy a entrar en la discusión de por qué la antes excelentemente organizada y adoctrinada izquierda mantuvo su bochornoso silencio cuando el gobierno socialista esquilmaba España incitando a las rémoras a un obsceno empacho, y en cambio ahora lo sindicatos sacan tambores de guerra cuando fueron los primeros en usar la reforma laboral para echar a sus propios trabajadores en masa con una mano alante y otra atrás. Me molesta el comportamiento troglodita. Españoles divididos protegiendo a una u otra facción que están viviendo tan bien a costa del cuento de las autonomías y la partitocracia. Que te engañen un año, vale. ¿pero más de cuarenta? Tiene que haber un motivo para ello y, en mi opinión, el responsable es la ingeniería social mediante la cual los ciudadanos embisten al capote y no al torero.

El votante vive una realidad: la inflación, llegar a final de mes, la hipoteca, el paro, los desahucios, la indigencia y sueldos mileuristas o que gentuza le okupen la casa o el piso para plantar maría y esos elementos tengan más derechos que su legítimo propietario. Mientras, los medios también fijan su atención en el capote. La culpa es de la crisis, de los bancos, de Rajoy o es de Zapatero o de Aznar... o Felipe González ... Ahora nos sale una corruptela, y después otra de los distintos gobiernos, y si me apuras hasta la culpa es de Franco. Y el torero agita la capa y nosotros embestimos Continuar lectura en El Diestro>>

martes, 7 de marzo de 2017

No solo hay esperanza: hay certeza de que los españoles lo conseguiremos


Esto sí son brotes verdes. Foto cortesía de Antonio Novo
Bienvenidos al planeta Tierra: un lugar de cielos azules de nitrógeno, océanos de agua líquida, bosques frescos y prados suaves, un mundo donde se oye de modo evidente el murmullo de la vida. Este mundo es en la perspectiva cósmica, como ya he dicho, conmovedoramente bello y raro; pero además es de momento único. En todo nuestro viaje a través del espacio y del tiempo es hasta el momento el único mundo donde sabemos con certeza que la materia del Cosmos se ha hecho viva y consciente. Carl Sagan, Cosmos

Somos una generación y una especie afortunada. Hemos descubierto un método eficaz y provechoso de llegar al conocimiento. Hemos tomado consciencia de nosotros mismos. Nos relacionamos con otros de la misma especie. También hemos aprendido a relacionarnos y descubierto un método de gobernarnos cuyo objetivo no debería ser enriquecernos ni agotar los recursos del planeta sino conseguir la felicidad. Y cuando hablamos de método nos referimos a método: no a filosofías que se pierden en la especulación, el populismo o las utopías irrealizables, sino a hipótesis que grandes sabios postularon y se comprobaron empíricamente.

El camino hacia la felicidad está siendo muy difícil: desde las agrupaciones tribales prehistóricas hasta los modernos Estados el acceso a esa felicidad está siendo muy duro. Al igual que no todas las especies sobrevivieron y la extinción de los dinosaurios es un claro ejemplo que nos advierte de que ni siquiera trescientos millones de años es garantía de supervivencia en este planeta, muchos métodos de organizar nuestras sociedades se han perdido también en ese difícil viaje de cómo vivir los unos con los otros; o porque se trataban de simples utopías o porque pretendían formas equivocadas o poco justas de organizar las sociedades. Se perdió el sistema medieval, se perdió el sistema aristocrático y se perdieron, por ejemplo, los fascismos al acabar las II Gran Guerra, afortunadamente. Después llegó la Guerra Fría enfrentando al mundo bajo el paraguas de dos superpoderes: EE. UU y la URSS, que finalizó incluso antes de la caída del Muro de Berlín fue la última pérdida en Europa de un sistema social que también falló: el comunista.

Desgraciadamente, todavía quedan algunos focos todavía de ese comunismo en algunos países como Corea del Norte o Cuba, e incluso hay quienes se empeñan en resucitar ese sistema obsoleto y fracasado en nuestra querida España mediante la persuasión tautológica de unos desleales medios de comunicación y el oportunismo de unos siniestros pícaros que lo están promocionando. Aquí pecan todos siguiendo la máxima de Goebbels: si una mentira se repite mucho acaba por convertirse en verdad sobre todo en poblaciones atrasadas. Pero, ¿estamos tan atrasado como para caer en una trampa del siglo pasado? Yo creo que no.

Se ha derramado mucha sangre durante ese trayecto de las organizaciones sociales y las mentes más preclaras de la humanidad fueron allanado el camino para sacarnos de las cavernas: Platón, Aristóteles, Marsilio de Pádua, Hobbes, Maquiavelo, Locke, Hume, Jefferson, Tocqueville y tantos otros son personajes de quienes hemos esbozado unas pinceladas en este blog. Aquellos que lo hayan seguido de vez en cuando se habrán maravillado simplemente con el enorme impacto que puede ejercer el pensamiento de estos genios sobre la forma de organizar nuestra sociedad para conseguir esa felicidad. Hay esperanza porque las cosas ya están pensadas. No necesitamos a ningún mesías con peluquín a imponernos su salvación postiza porque ya sabemos salvarnos nosotros solitos. Por eso somos afortunados: porque sabemos cómo hacerlo. El camino no solo está pensado sino comprobado en la práctica. Hay que corregir errores por las variables extrañas que han intervenido a causa de grupos de presión, financieras, etc; pero existen factores de corrección que proporcionarían no las personas sino el sistema.

Por lo tanto hay esperanza para muchas cosas: hay esperanza de que las universidades no estén en manos de equipos mafiosos con tarjetas negras y que las mejores mentes de nuestro país puedan desarrollar sus proyectos en investigación y desarrollo sobre los que cobran por no presentarse al trabajo y presentar trabajos que ya habían sido entregados. Hay esperanza de que se valore el talento: el verdadero talento sobre la mediocridad más oscura. Hay esperanza de que esta sociedad sea capaz de poner en su sitio a tanto anodino; yo creo que sí. El mediocre solo tiene un camino para triunfar sobre el talento: la corrupción y el engaño. Hay esperanza de que triunfe el talento sobre la corrupción.

Hay esperanza de que el pueblo llegue a saber qué es la democracia porque tiene derecho a saber qué es la democracia, pero la de verdad. Hay esperanza de que los medios de comunicación sean honrados y realicen una labor informativa y por consiguiente pedagógica para el pueblo español, además de entretener. Hay esperanza de que esos medios primero aprendan ellos qué es la democracia porque no lo saben y después sepan transmitirla para que la sociedad civil sea incapaz de vivir sin ella. Cuando el pueblo español conozca qué es la democracia formal no habrá poder ni fuerza en este mundo que pueda arrebatársela. Ni siquiera todos los populistas que salgan cada día predicando sus evangelios postizo y burdas mentiras.

Hasta ahora no ha ocurrido, pero todavía queda esperanza. ¿Y de dónde viene esa esperanza? La democracia, tal como apuntaba Tocqueville, es un proceso inevitable y además ese estadio no sería el último, decía el gran filósofo-científico social. Tocqueville no formulaba teorías: tomaba apuntes de campo y datos empíricos y los sometía a un riguroso proceso antes de concluir nada. En su genial obra La Democracia en América demostró que las teorías de los grandes filósofos antes mencionados habían sido llevadas a cabo, y sin proponérselo, por unos rebeldes que desconfiaron del poder descontrolado porque habían sentido su yugo y se deshicieron del mismo. Para que nadie sufriese lo mismo otras de las mejores mentes rebeldes no se apoderaron de ese poder sino que los separaron y además los enfrentaron. Buena táctica: que un poder se enfrente a otro y nos deje a nosotros dormir tranquilos.

Seguramente la democracia formal después de establecida (eso es inevitable no solo para España sino para todos los pueblos occidentales) sufrirá mutaciones que la mejoren como ocurre con los seres vivos; y así lo decía Tocqueville antes de que Darwin llegase a publicar nada. Dos genios que supieron tomar e interpretar datos. Dos genios que vieron con los ojos de un genio aquello que los demás somos incapaces de ver aunque lo tengamos delante. Tales de Mileto (624 a. C – 547 a. C) vio un palo y no lo utilizó como hacían todos los demás para pegarle un garrotazo o lanzárselo a nadie en sus guerras sino para medir la altura de una pirámide a partir de la longitud de su sombra y el ángulo del Sol sobre el horizonte. Los demás veían un arma y Tales vio un instrumento de precisión para medir la altura de una pirámide. Este método se utiliza hoy en día para determinar la altura de las montañas de la Luna. Tales se adelantó trescientos años a la geometría de Euclides que enseñamos hoy en las escuelas y que utilizamos en nuestros cálculos de ingeniería y mecánica. Esos son los genios. Y ese es el talento. Personas con ese talento descubrieron poco a poco lo que hoy podemos utilizar para alcanzar la felicidad en nuestra forma de organización social. Hay esperanza de que el talento de la medida triunfe sobre la mediocridad del garrotazo porque es una cuestión de determinismo. Y si eso ocurre hay esperanza de que el esfuerzo se premie y se reconozca y aplaste a la picaresca y la corrupción. Pero esa esperanza no puede basarse en buenas intenciones como pretenden unos advenedizos que han irrupmpido en el paisaje político, sino en método. El método es la clave. La democracia formal es la clave

Si una mutación es mala es un cáncer, si se desarrolla el organismo no sobrevive. Considero la partidocracia como una mutación mala que jamás se acercó a la democracia aunque sí respete las libertades individuales. En eso está mucho más avanzada que el comunismo que no respeta ninguna libertad. Considero a los que intentan convencernos de que son nuestros nuevos mesías otra mutación maligna que no solo no respetaría las libertades colectivas que deseamos alcanzar sino que también destruirían la libertades individuales que tenemos. Un cáncer lo destruye todo: mata al organismo si éste no reacciona y destruye al cáncer.

Pero cuando la mutación es buena el organismo sobrevive porque se adapta al medio mejor que sus antepasados y prevalece. Hay que mutar a la democracia formal para que la esperanza se convierta en certeza. Certeza de que en en España los profesores dejen de adoctrinar siguiendo las ruines consignas de sus jefes políticos para dedicarse a enseñar, y la vocación del conocimiento triunfe sobre la mediocridad de las bajas pasiones. Los profesores deben difundir conocimiento y no ser correas de transmisión de políticos mediocres con aspiraciones ruines. Enseñar y curar son trabajos vocacionales porque no estás trabajando con tuercas que después puedes rechazar en un frío y eficiente proceso industrial de calidad: estás trabajando con seres humanos en proceso de desarrollo para la vida adulta. Eso del rechazo de piezas defectuosas pertenece al fascismo y fracasó, No nos sirve. Los niños son esponjas curiosas ansiosas de absorber conocimientos, son inteligentes, inquietos, artistas natos y cada uno de ellos con capacidades distintas y un hambre insaciable de aprender si nadie se dedica a malformarlos y abortar ese maravilloso proceso. Hay certeza con la democracia formal de que dejen ejercer a los maestros como maestros y a los médicos y personal sanitario para prevenir y curarnos porque nuestros recursos se invierten en sanidad e instrucción. Hay esperanza de que los Estados no controlen a los ciudadanos y dejen el peso de la educación a los padres y la familia y el de la instrucción a los colegios; aunque estén interrelacionados porque toda persona es mucho más que el resultado de una educación y una instrucción. Los regímenes totalitarios se apoderan de los niños para adoctrinarlos: hay esperanza y certeza de que ello dejará de ocurrir en algunos lugares de España.

Hay esperanza y certeza de lograr todas estas cosas y muchas más; de conseguir todavía más porque nunca nos conformaremos. Por eso decía Tocqueville que no todo quedaría en la democracia sino que evolucionaríamos a más, a pesar de los cánceres. A pesar de las mutaciones malignas.

Igual que para acercarnos a la verdad con mucha aproximación fuimos capaces de descubrir el método científico los españoles seremos capaces de conocer el método científico de la democracia formal. Y ese método está ya en marcha porque se puede desarrollar a partir de una unidad como cualquier otro método científico que tiene su unidad. Tirando del hilo de la unidad el proceso científico es imparable: la democracia formal es imparable porque ya tenemos esa unidad y es el humilde distrito electoral; pequeño, con un representante surgido por mayoría absoluta, a doble vuelta si fuese necesario, para proponer las leyes de parte de los ciudadanos de ese distrito. Un representante que estará presente por nosotros y que puede ser sustituido fulminantemente en caso de deslealtad. A partir de ahí se monta el edificio de la democracia formal. Imponente. Bello. Impresionante. Esperanzador. Inevitable...

Vicente Jiménez

viernes, 3 de marzo de 2017

El choque entre la corrección política y Trump


Vale, así que en una ceremonia del Pentágono el viernes pasado, el Presidente Trump anunció acciones ejecutivas que se traducirían en una amplia reconstrucción militar estadounidenses y un proceso de investigación más riguroso para la entrada de los refugiados. "No los queremos aquí", dijo Trump refiriéndose a los terroristas islámicos durante una ceremonia de firma en el Pentágono. "Queremos asegurarnos de que no estamos admitiendo en nuestro país las amenazas reales contra las que nuestros soldados están luchando en ultramar. Sólo queremos admitir a aquellos en nuestro país que apoyarán a nuestro país y amarán profundamente a nuestro pueblo ".

Una vez más, esto no tiene nada que ver con el populismo. Tiene más que ver con el sentido común y tratar de proteger a la gente de América en primer lugar. Tiene más que ver con un líder que dice la verdad
desnuda a la gente; algo que tal vez nunca ha ocurrido desde los tiempos del Renacimiento según Trevijano. Al dinamitar en pedazos la corrección política, Trump sin duda está trayendo un nuevo aire fresco contra la vieja política estancada y deshonesta del establecimiento. Trump está en sintonía con los intensos sentimientos de la clase obrera sobre cómo los estadounidenses han sido olvidados en las ayudas sociales debido al racismo positivo, a la expoliación por ayudas de todo tipo en el extranjero, a las necesidades de su pueblo, a poner las ayudas de los emigrantes ante el pueblo que paga impuestos. La corrección política nos lleva al 1984 de Orwell, una novela que representa a una sociedad distópica sin libertad de expresión y pensamiento en la que nadie se atreve a expresarse libremente incluso en la intimidad de su hogar.

En nuestro mundo real, los inquisidores están por ahí acechando en las calles, en el trabajo, en el banco, en
el bar. Tienes que tener cuidado con lo que dices o piensas. Y tiene razones para sentirse francamente receloso de expresar cualquier retórica políticamente incorrecta en público porque alguien podría incluso demandarte si le oye. La sensación de desprotección que los líderes en Europa han negado celosamente a sus ciudadanos debido al desplazamiento masivo de refugiados se ha traducido en violaciones masivas y otras tropelías absolutamente coordinadas por inmigrantes descontrolados, además de en atentados terroristas. Y aunque evidentemente pocos sean culpables, hay una diferencia entre aceptar a una comunidad extranjera y llegar a convertirse en una minoría en tu propio país, pues resulta imposible acogerlos a todos. Las razones del choque entre las decisiones ejecutivas de Trump y las políticas del sistema pueden considerarse por la impregnación de la socialdemocracia, que Obama siguió tan suavemente y Trump tan firmemente rechaza.


sábado, 14 de enero de 2017

El primer eslabón de la democracia REPRESENTACIÓN


Tocqueville

Si el hombre tuviera la necesidad de probarse a sí mismo todas las verdades de que se sirve diariamente es indudable que no acabaría nunca; se entretendría en demostraciones previas, sin adelantar un paso. Como no tiene tiempo, dada la brevedad de la vida, ni facultades, a causa de los límites de su inteligencia, para obrar de este modo se ve obligado a considerar como ciertos mil hechos y opiniones que no ha tenido ni el tiempo ni el poder de examinar por sí mismo, pero que otros más capacitados hallaron o han adoptado la multitud. Sobre esta primera base levanta el hombre el edificio de sus ideas propias. Pero no es llevado por su voluntad a obrar así, sino por la inflexible ley de su condición. Tocqueville, La Democracia en America II, Alianza Editorial,

La democracia debe tener sistemas de control para evitar la pevaricción y mal uso del poder que se le ha otorgado por parte de los ciudadanos.

Nuestro conocimiento es algo mucho más complejo que una serie de eslabones que van uniéndose en un cadena, ya que cada nuevo eslabón puede cambiar la estructura de todos los eslabones anteriores, o puede que solo una parte de esa cadena sea la que cambie. Así ocurre con la idea de democracia. La cadena que nos han presentado como democracia es falsa. Y lo podemos afirmar porque ya no no está corrompido un eslabón intermedio sino la cadena entera.

Este hecho resulta tan grave que iremos demostrando uno a uno de ellos. Para que se dé una verdadera democracia es necesario que el primer eslabón de la cadena sea la representación. Representar significa estar presente por alguien en algún acto y tomar las decisiones o ejecutar las acciones que la persona representada nos haya encargado.

Cuando, por ejemplo, damos unos poderes ante notario a un hermano, o a un amigo de confianza para recoger, digamos, una herencia porque nosotros estamos, por ejemplo, en EE. UU. y no podemos estar presentes en el acto de la lectura del testamento en España, el notario se encarga muy mucho de describir en el documento los poderes que tiene el representante. Eso quiere decir que quien te sustituye puede o no aceptar la herencia en nuestro nombre según nuestros deseos; pero lo que no puede hacer dicho  representante es comprarse una casa PARA EL MISMO con nuestros poderes porque no le hemos facultado para ello. O peor todavía, peor sería que cogiera la herencia y se la diese a una ONG mafiosa dedicada al tráfico de personas, o a cualquiera que pasase por la calle.

Tu representante político tampoco puede hccer lo que le da la gana. La democracia debe tener sistemas de control para evitar la pevaricción y mal uso del poder que se le ha otorgado por parte de los ciudadanos. Ahora bien, solo un poder puede oponerse a otro poder: de ahí la importancia de nuestra ausente separación de poderes. En estos momentos, no existe nada que Pablo Iglesias y Sánchez odien más que la separación real de poderes. Por eso hacen lo que les da la gana cuando les da la gana.