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lunes, 20 de marzo de 2017

ESA FATAL TENDENCIA DE LA ESPECIE HUMANA


La aspiración común de todos los hombres es conservarse y desarrollarse, de manera que si cada uno gozara del libre ejercicio de sus facultades y de la libre disposición de sus productos, el progreso social sería incesante, ininterrumpido, infalible.

Pero hay otra disposición que también les es común a los hombres. Es la que se dirige a vivir y desarrollarse, cuando pueden, a expensas los unos de los otros. No es ésta una imputación aventurada emanada de un espíritu dolorido y carente de caridad. La historia da testimonio al respecto, con las guerras incesantes, las migraciones de los pueblos, las opresiones sacerdotales, la universalidad de la esclavitud, los fraudes industriales y los monopolios, de todos los cuales los anales se encuentran repletos.

Esta funesta inclinación nace de la constitución misma del hombre, de ese
sentimiento primitivo, universal, invencible, que lo empuja hacia el bienestar y lo
hace huir de la incomodidad, el esfuerzo y el dolor.

PROPIEDAD Y EXPOLILACION

El hombre no puede vivir y disfrutar sino por medio de una transformación y una apropiación perpetua, es decir por medio de una perpetua aplicación de sus facultades a las cosas, por el trabajo. De ahí emana la Propiedad.

Pero también es cierto que el hombre puede vivir y disfrutar, apropiando y consumiendo e producto de las facultades de sus semejantes. De ahí emana la expoliación.


Ahora bien, siendo que el trabajo es en sí sufri miento y ya que el hombre se inclina a huir del sufrimiento, el resultado es -y ahí está la historia para probarlo- que prevalece la expoliación siempre que sea menos onerosa que el trabajo; prevalece, sin que puedan impedirlo en ese caso ni la religión ni la moral.

¿Cuándo se detiene pues la expoliación?
Cuando se hace más onerosa, más peligrosa que el trabajo. Evidente es que la ley debiera tener por finalidad oponer el obstáculo poderoso de la
fuerza colectiva a aquella tendencia funesta
; que debiera tomar partido por la propiedad y contra la expoliación.


Pero, lo más frecuente es que la ley sea hecha por un hombre o por una clase de hombres. Y siendo inoperante la ley sin sanción, sin el apoyo de una fuerza preponderante, es inevitable que en definitiva quede aquella fuerza en manos de quienes legislan. Este fenómeno inevitable, combinado con la funesta inclinación que hemos comprobado que existe en el corazón del hombre, explica la perversión casi universal de la ley. Se concibe así como, en lugar de constituir un freno contra la injusticia, se convierte en un
instrumento y el más invencible instrumento de la injusticia. Se concibe que, según sea el poder legislador, destruya -en provecho propio y en grados diferentes, en cuanto al restode los hombres- la personalidad con la esclavitud, la libertad con la opresión y la propiedad con la expoliación.

VICTIMAS DE LA EXPOLIACION LEGAL

Está en la naturaleza de los hombres el reaccionar contra la iniquidad de que sean víctimas. Así, pues, cuando la expoliación está organizada por la ley, en beneficio de las clases que la dictan, todas las clases expoliadas tienden por vías pacíficas o revolucionarias a tener alguna participación en la confección de las leyes. Tales clases, según sea el grado de esclarecimiento a que hayan llegado, pueden proponerse dos finalidades muy diferentes al perseguir la conquista de sus derechos políticos: o quieren hacer cesar la expoliación legal, o aspiran a participar en dicha expoliación.

¡Desgraciadas, tres veces desgraciadas las naciones en las cuales sea este último pensamiento el que predomine en las masas en el momento en que a su vez se apoderen de la facultad de legislar! Hasta la época presente, la expoliación legal era ejercitada por un pequeño número contra el gran número, tal como se ve en los pueblos en los cuales el derecho de legislar se concentra en pocas manos. Pero he aquí que se ha vuelto universal y se busca el equilibrio, en la expoliación universal. En lugar de extirpar lo que la sociedad contenía de injusticia, se generaliza esta última. Tan pronto como las clases desheredadas han recuperado sus derechos políticos, el primer pensamiento que de ellas se adueña, no es el de liberarse de la expoliación (eso supondría en ellas conocimientos que no pueden tener) sino el de organizar contra las otras clases y en su detrimento, un sistema se represalias -como si fuera necesario, antes del advenimiento del reinado de la justicia- que una cruel venganza viniera a herirlas, a unas a causa de su iniquidad, a las otras a causa de su ignorancia. Fréderic Bastiat (1801-1850)

RESULTADOS DE LA EXPOLIACIÓN LEGAL Continuar Lectura

martes, 29 de septiembre de 2015

Medios de comunicación, brujos y alquimistas


Palabras mágicas
Los antiguos alquimistas, magos y demás creyentes en las más atávicas  supersticiones confundieron el signo lingüístico con la materia. El signo lingüístico lo explicó Saussure en las aulas en la universidad de Ginebra. Los apuntes  fueron publicados de forma póstuma por dos alumnos recogiendo y clasificando apuntes propios a los que sumaron los de otros alumnos. Básicamente el signo lingüístico explica la relación entre un concepto o significado y su «imagen acústica» o significante.

En el cerebro el sujeto interpreta el concepto de mesa (significante) y eso es lo que dice: "mesa" (significado).

El vínculo entre significante y significado de cada palabra se pueden equiparar en fortaleza al de los electrones al núcleo del átomo. Significante y significado resultan tan unidos en nuestra mente que es fácil confundirlos y no es de extrañar los antiguos magos y alquimistas trataba de controlar la materia y la naturaleza mediante las palabras: en eso consistían los conjuros. Los brujos y magos creían que la palabra y el objeto se fundían por lo que en vez de aplicar ingeniería sobre los objetos y transformar un trozo de hierro en una espada se podía aplicar ingeniería sopbre la palabra para que ese hierro se transformase en espada por medio de un conjuro. Así, mediante un "abracadabra" disponían del inmenso poder de controlar el mundo material, es decir, controlar la materia. El método científico y los últimos siglos de avances tecnológicos se derrumbarían como un castillo de naipes de ser cierta la magia porque implicaría que las estructuras en la que se ordenan los electrones pueden cambiar merced al comportamiento de unos electrones traviesos dispuestos a reestructurarse recibiendo las órdenes orales del mago.

Bien, pues la magia se ha hecho realidad, pues son los medios de comunicación utilizando tecnología punta los que con la palabra y la imagen suscitan las realidades del hombre moderno. Es decir, si algo no sale en televisión no existe. Un ejemplo inquietante de abracadabra podríamos tenerlo con, el "ahora,  eso no toca", que solía utilizar Jordi Pujol con mucho acierto y traicionado por su subconsciente. Quería Jordi Pujol indicar que cierta realidad debía desaparecer; o "ahora toca", y “abracadabra”, aparecía la realidad en todas las pantallas de TV3 de Cataluña, periódicos, etc, a la vez.

La varita mágica de que disponía el político eran unos medios de comunicación encadenadamente subvencionados con el dinero que los españoles le proporcionábamos. Y ello no ocurría solo con el Sr Pujol, quien curiosamente en los momentos de las elecciones desapareció de toda realidad en todos los medios de España. Ya nadie habla de él ni de su familia, como tampoco de otros personajes también desaparecidos de los medios en el momento oportuno y cuyas acciones están bajo sospecha de alta corrupción. Los medios de comunicación ofrecen mucha más información por lo que callan que por lo que dicen

Me siento un anacronismo hundido en este mundo virtual de realidades virtuales creadas por los medios. Un pez tiene infinita más memoria que la masa votante debido al desmedido bombardeo de información y desinformación donde la máxima de Jefferson sobre los periódicos es sistemáticamente eludida. Ello impide a la masa votante un escrutinio y análisis racional sobre la realidad, y bajo esas premisas el error del votante está garantizado. El votante no votará para defender sus intereses porque no podrá. Y para mejorar las cosas, las reglas de la democracia formal no se cumplen, y sin esas reglas la democracia tampoco tiene lugar. Será otra cosa, pero no democracia.

Los partidos de estado y los medios de estado, todos ellos subvencionados por el Estado, constituyen los enemigos de la libertad política. Este blog no suele comentar noticias, lo que sí intenta es ofrecer herramientas para analizar no solo la desinformación mediática sino además poder salir a la calle, tocar la calle y analizar la realidad por uno mismo. Que el signo lingüístico recupere la pureza que le atribuyeron los estudios de Saussure. La verdad, toda la verdad y nada más que la verdad implica que significante y significado no pierdan su enlace, como tampoco lo hacen el de los electrones si no se les molesta. Volvamos a lo que el hombre de la calle llama "estar con los pies en el suelo" y no soñando nubes y votando para cumplir con los intereses de los enemigos del ciudadano libre.

Vicente Jiménez


lunes, 11 de noviembre de 2013

¿Qué ha estado pasando en nuestros colegios?


Todos iguales... de burros (con perdón de los animalitos).
En primer lugar, los ciudadanos de un gobierno serán mucho más libres cuando el peso de la educación recaiga más en la familia y el de la instrucción en la escuela. Yo tengo dos ideas claras: la educación pertenece a la familia y la instrucción a la escuela. 

Con ello se consigue movilidad social, con lo contrario castas. Lo que voy a exponer se basa en casos extremos y no en lo general, pero si resolvemos los extremos resolvemos lo general. Antes de exponer el problema voy a ofrecer la solución: yo votaría, en una democracia formal, al representante de distrito uninominal con mandato imperativo y revocable que llevara al Congreso propuestas con dos ideas claras:  Derogación de la Ley del Menor y leyes sobre educación e instrucción cuyas propuestas saliesen de nosotros, la sociedad civil.

Los gobiernos, cuanto más totalitarios más se apoderan de la educación de los ciudadanos, y cuanto más liberales más dejan la educación en manos de la familia: así, los gobiernos totalitarios: comunistas, nazis y fascistas llegaron incluso al extremo de secuestrar a los niños de sus padres y llevárselos a sus centros de adoctrinamiento o escuelas cortando todo lazo con la familia; igual que hacen las sectas destructivas.
Eso es algo lógico, ya que para un régimen totalitario los ciudadanos, niños incluidos, forman parte del Estado. Tenemos en ese caso un partido único aunque haya sido votado, la conjunción de todos los poderes en un dictador y el partido dictador controlando los medios de producción, comunicación, la distribución de la miseria para la población y la riqueza para los dirigentes del partido; todo formando también parte de la estructura de Estado.
Un profesor de matemáticas debe preocuparse por enseñar matemáticas: no por hacer de psicólogo, mediador familiar, mediador de conflictos, agente de viajes u otra función que le distraiga de la asignatura que debe impartir. Aquellos profesores que se enorgullecen de ser “educadores” puede que sean buenos mediadores familiares o psicólogos... pero postizos. Ni han sido preparados para ello ni tienen la instrucción: a lo máximo que podrían aspirar es a utilizar opiniones fruto de cierta formación y sentido común, pero jamás trabajarán con los mismos criterios profesionales de verdad con los que lo haría un psicólogo: ya se sabe, aprendiz de todo maestro de nada y zapatero (vade retro) a tus zapatos.
Lo que sí puede y debe hacer muy bien ese profesor es enseñar matemáticas, ciencias, dibujo, historia, idiomas...
Ese es su verdadero oficio, y no otro. Eso es lo que hará bien de verdad; siempre que le dejen hacerlo, claro.
También es cierto que un profesor debe resolver situaciones conflictivas y de socialización impartiendo la disciplina, normas, respeto y puntos de referencia morales necesarios para conseguir una forma de convivencia y aprendizaje con respeto mutuo en el aula y la escuela; pero para ello la sociedad debe envestirlo de la autoridad perdida.
Hay que recuperar el respeto al profesor y la disciplina en la escuela o el instituto; dar normas y puntos solidos de referencia. Sin eso jamás tendremos ciudadanos preparados para la vida y mucho menos para la democracia; que en el fondo de eso se trata este cuento: que jamás tuvimos democracia y la escuela prepara para seguir sin tenerla. 

El fracaso de la enseñanza se veía venir desde el momento en que metieron a niños de primaria en un instituto de secundaria, los mezclaron a todos (comunismo de tribu) y les obligaron a permanecer hasta los 16 años les gustase o no estudiar. Si un joven no quiere estudiar hay que sin ofrecerle la opción de convertirse en aprendiz de un oficio; o formarse en una formación profesional si está dispuesto a estudiar esa disciplina concreta.

Es más, en la atroz mezcla del nuevo centro los niños recién llegados tienen la oportunidad de aprender de los mayores los malos hábitos y actitudes de verdaderos objetores escolares y gamberros que odian estar en el instituto y hubiesen preferido estar trabajando o aprendiendo un oficio ganado algo de dinero; como se hacía antes.

La falsa protección del menor promovida por la izquierda no solo ha creado el peligro sino que ha dejado al profesor solo ante el peligro. Peor aún, ha rizado el rizo dejando también al menor solo ante el peligro con una Ley del Menor impotente ante los abusos del matonismo, la extorsión y el acoso escolar que parece ofrecer una patente de corso ante los casos extremos de asesinatos entre menores.
La corrección política, siempre tan destructiva, ha dejado solos ante en el peligro también a los padres haciéndoles creer que debían ser “coleguillas” de sus hijos en vez de padres, abandonando el rol paternal de educar dando puntos morales firmes de referencia. Todo esto viene de las teoría roussoninas mal entendidas del “mito del buen salvaje”, según la cual, al niño; bueno por naturaleza hay que dejarle hacer lo que le de la gana para que se desarrolle en libertad, ya que el hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad lo corrompe. Así, es cuando el profesor intenta lograr esas normas mínimas de orden y respeto cuando sale la fiera de la corrección política y surgen los conflictos entre profesores, alumnos y padres complacientes. Si el maestro castiga al niño es como si unos padres echaran la bronca al médico porque no le recetó a su hijo lo que el niño quería, coartando así su libertad:
- Quedó claro que Jaimito le pidió caramelos para quitarse el asma y no el jarabe que Vd. le ha recetado, ¿cómo se atreve doctor? Aquí quien manda es el niño. Traduzcan este supuesto a una escena con el profesor.

La bochornosa imagen colgada en YouTube de un gamberro bajándole los pantalones a un profesor cuando impotente intenta impartir clase debería quedar en la memoria colectiva como ejemplo del horror al que han llevado esto que los “progres” llaman, como no podría ser de otra forma, “la educación” en vez de instrucción; y nos puede dar idea del grado extremo de descomposición y degradación al que han llegado algunos institutos y colegios. Cuando unos niños y profesores se sienten aterrorizado a causa del matonismo y el acoso escolar es que algo está funcionando muy mal en nuestros centros escolares y en la sociedad. Ni la escuela ni la familia cumplen con su función; pero aún no he visto ni una manifestación de estudiantes ni sindicatos organizando una sola manifestación para remediar una situación que condena a toda una clase social, en última instancia, a la miseria. En cambio, cuando cuatro golfos (y los llamo así porque o se les ve demasiado mayores para pertenecer al instituto o cobran por montar la huelga) que jamás han aparecido por el instituto o la universidad se cuelan en una clase, la interrumpen y dicen que hay que hacer huelga, o impiden el acceso a los centros mediante la coacción o la agresión es que hemos perdido el norte ¿Dónde está ahí la democracia? Desde luego no son ni los que irrumpen en la clase a imponer huelgas ni los que les siguen como corderos  quienes  saben el significado de esa palabra: democracia; la única solución y la única cura a esta enfermedad terminal que estoy describiendo, casi desde las trincheras. Recuerden que di la solución antes de exponer el problema: democracia formal y tener un representante en las Cortes.

Quid prodest

Ahora bien, si yo me hubiese constituido en parte de una casta parasitaria querría que mis hijos heredasen mis privilegios, simplemente por estar en el cargo o incluso sin ni siquiera hacer acto de presencia, y saborear los deleites de todas mis prebendas: oficina decorada a mi gusto con el dinero de los contribuyentes, viajes, secretario, escoltas, Visa, gastos pagados, hoteles y restaurantes de lujo, vacaciones, una buena cuenta corriente, coche y puede que hasta amante oficial.
  • Quiero que mis niños puedan ser en el futuro tan parásitos como yo y puedan vivir ociosamente ocupados, como yo
Por supuesto, esos niños no irán a esos centros donde un matón les puede pegar una hostia, acosar impunemente, quitar el móvil, el dinero, la chupa o insultar a un profesor y bajarle los pantalones. 

Eso está bien para la purria... que la chusma siga revolcándose como cerdos en el barro de su ignorancia: de vez en cuando les enviamos a nuestros sicarios y montamos una huelga y una manifa controlada, que parezca que hay oposición...
Y la función de los profesores continuará en hacer de psicólogos a la fuerza sin serlo para resolver problemas de una sociedad enferma, resolver conflictos que se amontonan y sobrevivir un día más sin que nadie les baje los pantalones: metafórica o físicamente; todo menos dar clase de matemáticas, que debería ser su casi única función. Que aparentemente los alumnos sientan la libertad de expresarse y actuar libremente ellos, y sus hijos, y los hijos de sus hijos: odio a la autoridad del profesor, libertad para convertirse en verdaderos objetores escolares y sentirse totalmente protegidos por el sistema para ejercer esa función: impedir que se dé clase. Además, al final, todos aprobados y con becas... o sin ellas, si la casta se ha gastado ya todo el dinero; pero manteniendo a todos iguales de burros.
Mientras, mi hijo irá a una escuela de elite en Suiza, Inglaterra, o EEUU.

Está claro quien será parte de la clase dirigente y quien relegado a ser parte de una chusma sin ni siquiera ser consciente de ello. No se me ocurre una forma más atroz de condenar a la sociedad civil a la  ignorancia e ignominia: a no conseguir nunca la democracia y poder ser manipulados. No se me ocurre una forma más atroz de desigualdad e inmovilidad social mediante la demagogia del “todos iguales”, si; pero todos iguales de burros ejerciendo comunismo postizo de tribu. Todos somos iguales; pero parafraseando a Orwell: unos mas iguales que otros.
Piensen en ello...
Vicente Jiménez