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viernes, 1 de febrero de 2013

En busca de título para una canción


Es verdad que alguien consideró que una mentira repetida muchas veces acababa por convertirse en una verdad. Y ahora nos llegan como un flash todas las verdades a medias, las mentiras enteras, las insinuaciones y el montón de embustes que han martilleado monótonamente nuestras vidas a diario, incluso defendiendo lo blanco sobre lo negro cuando lo que se protegía era un negro mucho más siniestro y oscuro.
Sólo un hombre necio puede dejarse convencer porque escucha las mismas mentiras una y otra vez. Sólo un ignorante puede dejarse ahormar porque le falta la libertad de poder elegir. Pero ¿no es mejor ser un loco libre antes que perder la identidad? Sólo un necio o un esclavo se deja robar la identidad.

La identidad lo es todo. Es lo que somos, lo que fuimos y lo que seremos. Son las experiencias que acumulamos desde niño hasta el momento de leer estas líneas. Dicen que un hombre escuchó por la radio mientras conducía: “Un loco va en dirección contraria por la carretera ...” A lo que él pensó: -¿Uno? No, todos. Todos vienen en dirección contraria- Lo que nadie sabe es que para evitar un choque frontal ese loco solitario tomó un desvío y otra ruta, y aunque parezca mentira mantuvo el sentido y además acertó de lleno. Este suceso aislado no hubiera tenido ningún interés si no supiéramos que el conductor solitario iba huyendo de una catástrofe, de un tsunami. En realidad estaba escapando para salvar a su familia de un régimen totalitario.
...
Las evidencias que estaba presenciando se las había escuchado mil veces a su abuelo, que había evitado los horrores de Dachau. De cómo el perro temblaba inquieto queriendo escapar sin saber a dónde ir exactamente. De cómo cuando se hizo la calma total no se movía ni una hoja. De cómo las moscas desaparecieron y hasta los pájaros enmudecieron para salir huyendo en bandadas perfectas siguiendo su sexto sentido atávico. Y se escucharon los motores de los primeros blindados y tembló la tierra. La masa explotó exaltada gritando como una sola garganta el nombre de aquel mesías que los había fascinado y al que admiraban con un fervor cuasi religioso; exultantes ante la presencia de un dios que levantaba el brazo saludándoles desde un coche descubierto. Y de cómo todo ese público le devolvía el saludo como un solo brazo y un solo gesto y lo que es peor, un solo sentimiento irracional. De cómo después del desastre algunos todavía seguía creyendo en aquel dios derribado de pies de barro y de cómo otros sólo hubieran querido salir de ese infierno al que les llevó el falso mesías. Todos acabaron sufriendo. Perseguidores y perseguidos. Víctimas y verdugos. Culpables e inocentes. Todos cumplieron con su cupo de sufrimiento y unos aprendieron y otros no.

Y ahora veo que los hombres seguimos sin aprender. La misma soberbia, la misma ira, las mismas mentiras, las mismas promesas, la misma avaricia y los mismos necios siguiendo las consignas irracionales con los mismos sentimientos irracionales. Envueltos en los mismos sueños y las mismas banderas aunque parezcan distintas. Sufrirán los necios y sufrirán las víctimas y ahora se repite lo que el abuelo dijo. Replicamos la historia una y otra vez con las mismas moléculas de ADN y yo me aproximo al conductor loco para pedirle que me deje acompañarle. Puede que el camino esté lleno de baches y vaivenes, de tristezas y de alegrías. Pero seguiré siendo yo y no dejaré que otro me diga quien soy ...

Vicente Jiménez

martes, 3 de julio de 2012

La mujer: da la vida y es explotada como arma en la guerra




A un observador extraterrestre no le bastaría escudriñar nuestra estructura molecular, nuestra sociología, nuestra psicología, nuestra historia o nuestra política. Para hacerse una idea bastante acertada sobre nosotros, los humanos, debería abordar también la aproximación que aportan la poesía, la literatura y, sobre todo, la mitología y las religiones. En nuestro caso y como occidentales bucearemos por la mitología greco-romana y judeocristiana, ya que somos herederos de ambas culturas. Como todas las mitologías, su función es describir realidades mediante símbolos.
La mitología recoge cómo la mujer da la vida pero también de puede ser explotada como un arma en las guerras. La Biblia marca de forma admirablemente bella cómo la naturaleza de los humanos no se diferencia en el fondo demasiado de la ley de la selva, cuyo objetivo pretende  la conservación de la especie junto a la prolongación de la propia extirpe. Hasta la Revolución Francesa reyes, patriarcas y terratenientes han sido actores indiscutibles de los conflictos en la lucha por la sucesión junto a la ampliación de poder y territorios... Tomaremos prestada la proyección literaria del libro más leído en la historia, la Biblia, y centraremos nuestra atención en la dramática violencia del Libro de las Lamentaciones mezclada con un toque de la deliciosa sensualidad del Cantar de los Cantares; y a ver a dónde nos lleva esto. Es como cocinar experimentando mezclando sabores; pondremos un poco de violencia y algo de sexo, que es lo que vende.
Las teorías actuales sostienen que las Lamentaciones se escribieron en Jerusalén después de la catástrofe de 587 a.C. sobre la caída de Jerusalén bajo el rey persa NabuconodosorWilkipedia
En la cuarta lamentación se describe el sitio que sufre la ciudad por parte del rey de los babilonios, antes de que conquistara y destruyese la ciudad:
4 La lengua del niño de pecho se pega
de sed al paladar;
los niños piden pan,
pero no hay quien lo reparta.
5 Los que comían manjares deliciosos
desfallecen por las calles;
los que se criaban entre sedas
se quedan en basurales.
9 Más dichosos fueron los muertos a cuchillo
que los muertos de hambre,
que mueren extenuados
por falta de los frutos de los campos.
10 Las mismas manos de tiernas mujeres cocieron a sus hijos,
los sirvieron como comida
La escena resulta extremadamente dramática, ya que mantiene la misma tensión que la imaginaria actuación de los leones, donde las fieras simplemente están cumpliendo su función natural. Los versos reflejan el hambre, el desmoronamiento de esa sociedad en una ciudad cercada y ya condenada. La función de las mujeres se invierte: las dadoras naturales de vida se ven forzadas a aparcar su función natural y en vez de alimentar a sus hijos los hierven y los utilizan de alimento. la La lógica de la atrocidad es tan natural como la de el caso de los leones para la supervivencia de Jerusalén.. en caso de aguantar el asedio siempre estarían a tiempo de tener más hijos y de que la sociedad sobreviva.
Esta inversión de los roles es un recurso muy utilizado en la literatura mitológica como forma de "explicar realidades” - recordemos, por ejemplo, cómo para definir la idea de “ciudadano” y de “ciudad” Homero nos transporta a la cueva del cíclope Polifemo.
Una partida de reconocimiento encabezada por Odiseo, un héroe de la Guerra de Troya, llegó a la isla de los Cíclopes y se aventuró en una gran cueva. En ella entraron y empezaron a darse un banquete con la comida que allí había. No sabían que dicha cueva era el hogar de Polifemo, quien pronto se topó con los intrusos y los encerró en ella. Entonces empezó a devorar a varios de ellos, pero Odiseo urdió un astuto plan para escapar”  Wilkipedia
Polifemo, en la Odisea de Homero, en vez de cumplir con las inamovibles leyes griegas de la hospitalidad, por las cuales se vería obligado a dar pan, sal y alojamiento al viajero, intenta devorarlo. El cíclope tampoco habita en una polis griega (ciudad-estado) símbolo de civilización sino que vive en una cueva como las bestias. Pocas cualidades tenía Polifemo de lo que definía a un griego y mucho menos de habitante de una polis griega, pero con la inversión de roles Homero nos está definiendo el marco en el que hay que encuadrar a un ciudadano griego en aquella época y el concepto de ciudad-estado que tenían. Marca una diferencia entre lo que se espera del ciudadano de la polis y lo que hace el cíclope, que precisamente es todo lo contrario.
Aplicado este pequeño concepto de análisis mitológico al Libro de las Lamentaciones hemos podido comprobar que la mujer estaba ejerciendo un papel muy distinto del que se esperaba de ella al comerse al hijo en vez de amamantarlo. Por lo tanto, también aquí nos han estado marcando el rol de la mujer a través de unas funciones totalmente contrarias a las que se espera de ella. No obstante y por oposición en el mismo Antiguo Testamento donde aparecen Las Lamentaciones veamos cómo el sensual Cantar de los Cantares considera a la mujer en un tiempo histórico, no olvidemos, cuya economía era básicamente protoagrícola
8:9 Si ella es muro,
Edificaremos sobre él un palacio de plata;
Si fuere puerta,
La guarneceremos con tablas de cedro.
7:7 Tu estatura es semejante a la palmera,
Y tus pechos a los racimos.
Ella responde
8:10 Yo soy muro, y mis pechos como torres,
Desde que fui en sus ojos como la que halla paz.
Y así siguen estos deliciosos versos donde encontramos a una mujer que nutre,  definidora del hogar y por extensión de la ciudad. La ciudadela y la mujer son lo mismo y son todo. No sólo da la vida sino que la protege, la recibe y alberga en sentido metafórico y literal. En cierta forma es la mujer quien ejerce el verdadero control. Si cae la mujer cae la familia y se desmorona la ciudad, porque son lo mismo. 
Contrastando las Lamentaciones y el Cantar de los Cantares por un lado tenemos a una mujer que invierte los papeles y se come al hijo y por otro una mujer que se define como la que da la vida, la aloja literal y metafóricamente, la nutre, es ciudad y por extensión civilización. Pues con estos elementos en consideración podemos plantear ya cómo ha sido utilizada la mujer como arma.
Si reflexionamos sobre qué pasa cuando un gobierno envía a sus soldados a conquistar otras tierras – lo primero que ocurre (y tenemos ejemplos cercanos en lugar y tiempo - Bosnia p.e) es que los primeros dramas a considerar son las violaciones masivas y el asesinato de mujeres. Y este fenómeno,  desgraciadamente, no es cosa de un pasado brutal ya que hoy sigue ocurriendo lamentablemente en muchos los lugares del mundo. Tenemos las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, en Medellín ... los asesinatos sistemáticos y violaciones masivas de poblados enteros en las distintas guerras en África o las lapidaciones atroces en países gobernados por integristas.
La lista resulta tristemente interminable. Destruyendo a la mujer destruyen la ciudad, destruyen a quien da la vida, destruyen la civilización de la que habla Homero porque acaban con la ciudad-estado literal y metafóricamente. El hombre, cuya misión sería combatir a ese ejército invasor también queda afectado por el golpe recibido cuando le han roto todo aquello por lo que luchar: su prole, su mujer, su hogar, su familia. No lo queda nada.
Atacando el muro, las torres (metafóricamente los pechos) - el guerrero ha quedado anulado para combatir. Cuando reaccione será con furia desmedida y desorganizada - con ira asesina, pero poco efectiva, con lo que cometerá errores y será fácil presa para sus enemigos. Esa es una de las formas en que la mujer ha sido explotada como arma de destrucción a lo largo de nuestra historia.
También el genial director de cine Coppola recoge dicha situación en su película El padrino I. Doy por sentado que la habéis visto así que recordaremos la escena en que acribillan a Sonny, el hijo mayor del cappo Don Corleone:
"Sonny le pega una paliza a su cuñado Rizzi por haber maltratado a su hermana. Rizzi trama venganza y le vuelve a propinar otra paliza a su mujer. La hermana telefonea entre sollozos  a su impetuoso hermano mayor en busca de ayuda quien lleno de furia acude a su rescate. Al hacerlo Sonny ha mordido el anzuelo ya que al acudir precipitadamente sin la protección de sus guardaespaldas en ayuda de su hermana es acribillado a balazos por el camino cuando se para en un peaje".
Aplicando un esquema simple tenemos todos los elementos - violación de la mujer, furia asesina, caer en la trampa y perecer acribillado. Aparece en la Biblia y lo dice Koppola. Lo dicen también la historia y las luctuosas noticias que recibimos con más frecuencia de la que nos gustaría. Las violaciones masivas de mujeres en las guerras no han tenido como único objetivo dar rienda suelta a los instintos más primarios y salvajes del hombre; no sólo se ha tratado de satisfacer las más bajas pasiones sino que han pretendido dominar la ciudadela a través del dominio de la mujer. El tema nos ha resultado mucho más sutil de lo que parecía al principio y el concepto de guerra psicológica no tan moderno como creíamos.

Vicente Jiménez