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jueves, 14 de mayo de 2015

Urge cambio ley electoral


Algo se ha hecho mal cuando la corrupción se convierte en un fenómeno endémico o parece ser el motor que impulsa al sistema. Pero si hay que buscar culpables no es en los políticos sino en los que  idearon el presente Estado de partidos; y bien podemos decir estados ya que para empeorar las cosas hay nada menos que diecisiete, a los que hay que añadir el central. Cada uno de ellos diseñado tal como indica el mismísimo Tribunal de Bonn,  según nos apunta A.G. Trevijano hasta la extenuación, para ser apéndices incrustados en el Estado. Se trata de partidos pertenecientes al Estado, pagados por el Estado y controlados con mano de hierro por las oligarquías y jefes de cada uno de los respectivos partidos.  El hecho del control oligárquico sobre todos los partidos políticos de masas, pertenezcan estos al Estado o a sus verdaderos dueños, es decir, a la sociedad civil, obedece a  un principio universal descubierto por Robert Michels cuando estudiaba la socialdemocracia alemana allá por 1909. Michels formuló, para su sorpresa, la que denominaría “Ley de hierro de la oligarquía”: 
“La organización es la que da origen al dominio de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores. Quien dice organización, dice oligarquía”. Cita
Nos guste o no los partidos de masas funcionan así y no hay nada ni de malo ni bueno en ello; lo importante es conocer ese principio universal y no obviarlo de las promesas y planteamientos políticos. Por eso, la tan mareada cuestión de la democracia interna de los partidos además de ser una entelequia resulta algo que al ciudadano nos debe mantener despreocupados, ya que según la ley de hierro siempre controlarán a los partidos de masas unas oligarquías comandadas por un jefe de partido. En todo caso, la influencia de las bases sobre su partido no deja de ser una cuestión interna y allá se las compongan dichas bases con los de arriba.

Recientemente en España se produjo un intento de proyectar democracia interna en un nuevo partido llamado Podemos. Al final, ha resltado inevitable que las luchas por el poder y las pasiones que someten a las oligarquías que ambicionan controlar todo partido de masas hayan acabado con el espejismo de los círculos en los que intentó dividirse la democracia interna de Podemos. Dicho espejismo surgió de las asambleas y manifestaciones del 15M y ha sido hecho pedazos por la realidad de la ley de hierro; ese principio universal implacable como la misma ley de gravedad. Si los que empezaron liderando el partido prometieron un imposible bien pudo ser por simple ignorancia, algo curioso teniendo en cuenta que los líderes son profesores universitarios de ciencias políticas, o un engaño para alcanzar el poder aplicado a una población ignorante sobre los principios más elementales de la política y dispuesta a creer en los reyes magos.

Así que muchos decepcionados ante el espejismo de los círculos de Podemos deben estar planteándose aquello de: “apaga y vámonos”; tanto si han participado en los círculos como si estaban expectantes a ver qué pasaba. Si son conscientes de la situación, su decepción debe haber sido enorme. 


Los que conocíamos la ley de hierro de los partidos de Robert Michels solo estábamos expectantes del cuándo, no del cómo. Al final se trata de un partido más que se ha sumado a los otros con una oligarquía controlándolo. Fin de la historia de un Podemos que se suma a lo que precisamente criticaba. Un partido como tantos otros que pretendió en sus comienzos dar un giro a la política de España mostrándose radicalmente de izquierdas y según se enfrenta a las realidad impuesta por la partidocracia patina en la pista de hielo de la política al viento de las encuestas mientras las soflamas populistas pierden fuelle.

Entonces, si no puede haber democracia interna en los partidos, ¿dónde podemos encontrarla? ¿Es que la democracia se trata de una de tantas utopías? ¿Es que la democracia es un ideal y por lo tanto tampoco existe en la realidad?

Esto nos lleva a un delicioso planteamiento que nos puede conducir a la libertad política: la democracia ya ha sido probada en el banco de pruebas de la historia con éxito cuando las trece colonias americanas se independizaron de Inglaterra y la descubrieron tras ensayo y error casi por casualidad... 


Si la democracia existe y no puede darse dentro de los partido de masas, ¿dónde entonces se encuentra? Pues la respuesta está en que la democracia se halla fuera de los partidos: en ese espacio real y tangible que existe entre el ciudadano, su representante (pertenezca o no a un partido) y la forma en que podemos elegir y controlar a esos representantes. Esa es la ley electoral que hay que cambiar.

La democracia empieza por el candidato civilizado: esto es, que o bien forma parte de un partido financiado solo por sus miembros y nunca por el estado, o es alguien que ya se ha distinguido por algún servicio a la comunidad y presenta por libre un programa avalado por mil ciudadanos; digamos perteneciente a un distrito electoral pequeño monádico
de unos cien mil habitantes, tal como apunta en su Teoría de la República A.G.Trevijano, .

¿Queréis democracia? Pues diputado de distrito uninominal (uno por distrito), con carácter imperativo (por parte de sus electores) y revocable (podemos quitarlo) en cualquier momento, en caso de deslealtad. El programa electoral debe equivaler al documento que firma Vd ante notario cuando da poderes para que alguien le represente en algún acto: una herencia, etc. Recuerdo la precisión del notario especificando a mi representante
(quien iba a estar presente por mí) los límites de sus atribuciones cuando firmé un poder notarial. Pues ese documento notarial equivale al compromiso de mi elegido en las urnas cuando se da la democracia formal. Vd debe tener a un representante eligiendo a alguien que esté presente por Vd en el Congreso, no que represente a un jefe de partido. La representación es el primer paso hacia la democracia; por lo tanto, el cambio de la ley electoral es indispensable si queremos democracia. 

De seguir en las mismas y mareando la perdiz, como hacen todos los jefes de partidos de masas cuando comentan una variación en la ley electoral, es evidente que volvemos al chocolate del loro pues hacen lo posible para cambiar la ley electoral sin que lo sustancial cambie. Es hora de una toma social de conciencia por parte de los ciudadanos porque nos demos cuenta de la suplantación de la democracia verdadera por la partidocracia, y por ende, exijamos ese cambio. Por este motivo Red de Blogs Comprometidos, al que tengo el honor de pertenecer, lanzamos una campaña en el único lugar al que tenemos acceso: en las redes sociales. Y lo hacemos con el hashtag #yoelijocandidato porque se trata de eso. Se trata de que los candidatos nos representen a nosotros y no al jefe de su partido político. Para ello es imprescindible el cambio de la ley electoral: fuera listas y elección directa de un candidato por distrito electoral para irnos a representar en el Congreso de Diputados, lugar por cierto donde el gobierno debe tener absolutamente prohibida la entrada; como tantas vece he comentado. El legislativo (diputados) jamás debe mezclarse con el ejecutivo (gobierno). Si lo hace será otra cosa, pero no es democracia.

PD

¿No os habéis planteado nunca que en las actuales circunstancias nos podríamos ahorrar el descomunal gasto de los diputados. Al fin y al cabo esa tomadura de pelo que llaman disciplina de voto y de partido garantiza que lo que propone el jefe de partido junto a su oligarquía sea lo que se vote. Con que se reunieran tan solo los jefes de partido, cada uno con su cuota de votos, todo lo demás sobraría en el Congreso de Diputados. Piensen en ello. Montados ya en la turbulenta ola de la partidocracia; las listas ni abiertas ni cerradas: con el jefe de partido en cada lista sobra. Y si nos ahorrásemos también el gasto de las comunidades autonómicas ¡Qué bien viviríamos los ciudadanos y cuántos tendría que trabajar todos de verdad.

Vicente Jiménez

miércoles, 4 de junio de 2014

Respuestas a siete preguntas clave desonocidas sobre democracia


  ¿Alguna vez tuvimos democracia?

Igual que el éxito de la república constitucional de EE UU es hija de la Revolución Americana nuestra partidocracia europea es hija de una serie de luctuosos hechos que llevaron al fracaso la Revolución Francesa. Entre ellos, hemos de agradecer al abate Sieyès la decisión de haber despojado a la sociedad civil de sus dos armas más poderosas para controlar al poder y permanecer representada:
El mandato imperativo de los votantes.
Revocar el cargo al diputado en caso de deslealtad.
Explica con claridad meridiana A.G. Trevijano en su Teoría Pura de la República cómo con ello el abate Sieyès consiguió el 17 de junio de 1789 que la Asamblea (equivalente a nuestro actual Congreso) pudiera proclamarse soberana y así, gracias al consenso de sus voluntades particulares, pretender representar la voluntad general eximiendo al diputado de toda responsabilidad ante sus electores. 

Así se hizo imposible que un todo nacional admitiera  mandatos imperativos de las partes, es decir, de los distritos, pues Sièyes borró de un plumazo el mandato imperativo y la revocación de diputados al proyectar la soberanía sobre la Asamblea. Los ciudadanos se quedaron sin nada y la Asamblea con todo.

¿Por qué sí tuvo éxito el experimento de la democracia americana después de la Guerra de Independencia de EE UU?

Describe milimétricamente Tocqueville cómo los constitucionalistas de la Revolución Americana abordaron la cuestión del traspaso del poder desde las comunidades al Estado gracias a la exquisitez de las costumbres democráticas adquiridas por las colonias de Nueva Inglaterra antes de la Revolución; y la forma y circunstancias de cómo pasaron al resto del territorio americano con menos tradición democrática. Tocqueville analizó con tal inteligencia sus observaciones, que años después sería considerado por los useños en un lugar de honor junto a Washington, Jefferson y Madison, casi como si fuese un americano honorario. Al contrario que Sièyes, los Padres de la Patria del primer experimento democrático que tuvo éxito: Jefferson, etc, se obsesionaron por garantizar i sustancialmente tanto el poder de la representación como la relación concreta de lealtad con el colectivo representado. En tal caso la legitimidad quedaba enteramente en manos de la sociedad civil y la legalidad en el Estado.

¿Puede haber representación en las democracias de repartos proporcionales?

Los científicos utilizan modelos para entender mejor procesos más complejos. Para dar a entender el concepto de representación Trevijano apunta la equivalencia entre dar poderes de representación judicial a un procurador ante los tribunales y los poderes que el ciudadano concede a un diputado ante las Cortes. En ambos casos, los poderes son mandatos imperativos y revocables. En derecho civil, el poder notarial otorgado al apoderado carece de eficacia jurídica si éste no especifica las facultades concretas que contiene. El poder notarial equivaldría al voto de confianza que el elector le da al elegido para que cumpla como mejor pueda con su programa electoral.

No es difícil deducir que todas las circunscripciones deben ser equivalentes en número y atributos. En esa diferencia de planteamientos se establecen la fronteras entre la democracia formal y la democracia de representación proporcional. Si las mónadas ii no son equivalentes iii la representación falla y de ahí el error de la proporcionalidad, ya que en ese caso los atributos de la mónada dejan de ser equivalentes..., dejan de ser genuinos y el poder en vez del ciudadano lo tiene el partido satisfaciendo el desleal planteamiento de Sièyes para el pueblo.

¿La democracia interna de los partidos garantiza la democracia a los ciudadanos?

Cuando el poder lo tiene el partido el jefe de partido confecciona las listas solo o con un pequeñísimo grupo selecto, y la relación de lealtad se establece entre el que hace la lista y los listados. El poder lo tiene el jefe de partido que incluyó al diputado en su lista de candidatos y los votantes quedan fuera de la ecuación.Volvemos de nuevo al planteamiento de Sièyes; y este fenómeno se da en toda Europa, especialmente en el arco Mediterráneo. Por eso los países del Mediterráneo tenemos los mismos problemas: España, Italia, Grecia...

La gran novedad: democracia dentro de los partidos, ¿y qué pasa con la ley de hierro?

Otra posibilidad resulta de la tímida novedad que está empezando a ponerse de moda en algunos  partidos: democracia interna a la hora de elegir y confeccionar listas, delegados, avales, etc. Pero incluso en esa situación el poder seguiría en manos del partido y no del ciudadano. No salimos de Sièyes. Además, la democracia interna de los partidos nada tiene que ver con la democracia externa a los partidos. A los ciudadanos lo que nos interesa es la democracia externa; lo que pase dentro de los partidos no atañe a nuestros intereses.

Además,  teniendo en cuenta un principio universal conocido hace más de 100 años; la Ley de Hierro de Robert Michels, que fue quien estudio la socialdemocracia alemana y demostró que en la vida interna de esos partidos de masas (donde hay muchos afiliados) los dirigentes no pueden manipular con el juego de mayorías y minorías o con malabarismos asamblearios a todos los afiliados, y por lo tanto no puede haber democracia interna: un partido funciona como una unidad funcional y son los aparatos de partido, las pequeñas minorías internas de burócratas dirigentes los que dirigen la vida del partido. Precisamente los partidos utilizan el nombre de vida orgánica para disimular eludir la palabra democracia y aplicar precisamente la ley de hierro. Tal como se ha mencionado antes, en realidad,  a los ciudadanos nos da igual lo que ocurra dentro de los partidos. Lo que nos interesa a los electores es lo que acontece fuera del partido; es decir, si los votantes mantenemos el control en todo momento sobre la lealtad de nuestros representantes mediante la revocación y el mandato imperativo. Se concluye que si nos dicen que el ciudadano goza de democracia porque el partido es internamente democrático o son unos ignorantes o nos intentan engañar. Lo importante es el circuito de lo civil a lo Estatal. Ese es el gran engaño de Podemos; y ellos saben que al final se quedarán con la marca, el poder y los ciudadanos con nada. En todo caso pueden llegar a fingir unas asambleas que se parecerías a las que realizan las comunidades de vecino donde el administrador lo lleva todo preparado y casi decidido o los disidentes pueden ser fácilmente acallados o controlados. Podemos no se apartará de Sièyes y ellos lo saben..., o son unos catetos ignorantes. Y si no, al tiempo...

¿Cuando estar tranquilos?

Solo cuando el mandatario es el votante y el mandante el diputado. Cuando un diputado de distrito ha vencido a todos los otros candidato debería ser porque su programa político coincide con los intereses concretos de ese distrito iv. Ello consigue acercarnos a intereses tangibles como puedan ser defender las patatas que se producen en nuestro distrito electoral y nos aleja de cosas poco prácticas más cercana a los ideales y las utopías.
“El interés mayoritario definido por los votantes, hace improbable, bajo pena de revocación, que transforme en poder propio la potencia representativa de una concreta diputación ajena. Si el diputado de una mónada política es inteligente y culto no necesita ampararse en la ficción, inventada por Sieyès” Trevijano, Teoría Pura de la República, pág 377

¿Por qué los diputados solo pueden proponer leyes?


El problema que se plantea aquí es cómo y en qué momento se pasa de lo civil a lo estatal. Parecería a simple vista que poner un filtro a la legislación que puedan aprobar los diputados teniendo en cuenta que son elegidos en distritos pequeños, uno por distrito y con carácter imperativo y revocable sería poner un filtro al deseo mayoritario de los votantes. Pero como bien apuntó Montesquieu los poderes cuanto más separados, desconfiados y vigilándose los unos a otros mejor. No se puede dar el inmenso poder de legislar a a la cámara de diputados y ya está. Por ese motivo tiene que haber una cámara intermedia antes de llegar al Estado que de el carácter coercitivo a las leyes. Esa cámara, a su vez, no puede aprobar nada que no le haya llegado de manos de los diputados. Habrá un tira y afloja hasta que se pongan de acuerdo y la ley se apruebe. En EE UU, además, esa ley la tieneque aprobar el Presidente y por si fuera poco los useños dividieron la cámara de diputados en dos mitades. En caso contrario la ley vuelve a la cámara con las rectificaciones oportunas y el tira y afloja reitera el circuito hasta que la ley se aprueba o rechaza. Cómo decidiesen los expertos en Derecho Constitucional (pues eso es lo que debe recoger una constitución: la separación de poderes y representación) es tema de expertos, como queda dicho

Agradecimiento


Aprovecho para agradecer a A.G. Trevijano la información que me ha proporcionado con su maravillosa Teoría Pura de la República y otros apasionantes artículos y audiciones difundidos en RLC. También el e-curso a distancia de la Univesidad de Yale sobre filosofía política al que cualquiera puede tener acceso gratuitamente han corroborado los postulados trevijanistas basados en el camino recorrido por los grandes filósofos de las ciencia política y el devenir de la historia. Esas fuentes me condujeron por una apasionante bibliografía, ya que lo importante es el asesoramiento de qué libros leer cuando deseas por lo menos rascar la superficie en algún tema. La propia corroboración de la experiencia personal y la vida también son buenas maestras.

Por último, agradezco también a todos los que estáis colaborado con vuestros comentarios en este blog; algunos de vosotros tan asiduos que casi parece que nos conocemos y hemos realizado un trabajo en equipo. El apartado de comentarios siempre permanecerá abierto para vosotros. Podéis revisar y rebuscar. Puedo tardar pero suelo contestar a todos los comentarios.

Y por último, agradezco a los lectores que tenéis la paciencia de seguirme: en el momento de escribir estas líneas compruebo que hemos llegado a 102 122 lecturas.


Cuando no he puesto bibliografía, a veces y por cuestión de tiempo, he enlazado con otro artículo que amplía el concepto y sí hace referencia a esa bibliografía o directamente enlaza con el libro. A veces los libros incluso se pueden adquirir colgados en formato pdf en internet.
Para mí, queda la cuestión sin responder de si se desconocen o no por parte del colectivo de políticos, partidos, tertulianos, medios y catedráticos el verdadero significado de la democracia formal: si la respuesta es sí entonces nos están engañando y si no las conocen habría que concluir que son unos ignorantes (de ignorar - todos ignoramos, pero cosas distintas). Ahora bien, si son ignorantes y yo sin tener nada que ver con la política he podido averiguar qué es la democracia, cómo funciona, las fuentes de pensamiento, etc; ¿cómo ellos, que se dedican a la política ignoran verdades y principios tan básicos y universales?



Vicente Jiménez

Notas
i Las dudas de los constitucionalistas americanos de 1787, sobre la competencia para promulgar las leyes, están en la propia redacción de la sección séptima 2 del artículo 1 de la Constitución de EEUU: “Todo proyecto aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado se presentará al Presidente de los Estados Unidos antes de que se convierta en ley; si lo aprobare lo firmará; en caso contrario lo devolverá, junto con sus objeciones, a la Cámara de su origen, la que insertará íntegras las objeciones en su diario y procederá a reconsiderarlo. Si después de dicho nuevo examen las dos terceras partes de esa Cámara se pusieren de acuerdo en aprobar el proyecto, se remitirá, acompañado de las objeciones, a la otra Cámara, por la cual será estudiado también nuevamente y, si lo aprobaren los dos tercios de dicha Cámara, se convertirá en ley... Si algún proyecto no fuera devuelto por el Presidente dentro de 10 días (descontando los domingos) después de haberle sido presentado, se convertirá en ley, de la misma manera que si lo hubiera firmado, a menos de que al suspender el Congreso sus sesiones impidiera su devolución, en cuyo caso no será ley”.


iiLa brutal idea de mónadas artificiales fue el contrasentido que condujo a las monstruosidades del nacionalismo y del comunismo de Estado, donde los símbolos se tomaron por representaciones y las ideas por dominaciones Trevijano, Teoría Pura de la República, pág 372


iii Si ésta es muy extensa y poco intensa, sea porque la circunscripción electoral es demasiado grande o porque el programa del candidato elegido es indefinido, desaparece el carácter relacional de la representación, y ésta se polariza en poder independiente e irrevocable.


Este sistemático desvío de la función representativa se produce con el sistema de elección proporcional, que convierte en poder de partido lo que sólo era facultad personal de realizar el programa electoral aprobado en un distrito electoral pequeño.


ivDistrito en el sentido de mónada