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jueves, 23 de abril de 2015

Empecemos todo de nuevo


Si os pregunto: ¿Qué es más fácil, construir o destruir? Rápidamente me contestaréis que resulta mucho más fácil pegarle unos martillazos a un mueble y destruirlo. En cambio, construir un mueble sería ya harina de otro costal. Empero, si nos centrásemos en cuestiones pertenecientes al mundo de las ideas abstractas y de pensamiento destruir ideas puede resultar sumamente complejo y a veces irrealizable.

Una secta, por ejemplo, puede con relativa facilidad convertir en adepto
a una persona que se halle en un momento de relativa debilidad emocional o psicológica. Los mismo acólitos convierten a nuevos adeptos y así el grupo de la secta puede aumentar de forma casi exponencial. Por lo tanto sumar es fácil, veremos qué pasa con restar.

Desprogramar de una secta a una persona requiere mucho esfuerzo, tiempo, paciencia y el trabajo de verdaderos especialistas que no siempre alcanzan el éxito. He aquí un caso de construcción fácil y destrucción difícil: fue fácil programar al sujeto metiéndole ideas en la cabeza, pero extremadamente difícil desprogamarlo.


Fuente: Wikipedia Firma Constitución EE UU

En nuestras vidas se han ido sumando cientos de miles de leyes: Leyes del Estado Central, leyes de cada comunidad autónoma, leyes de la unión europea, reglamentos de los ayuntamientos.., leyes por aquí y por acá solapándose, duplicándose y puede que hasta entrando en conflicto. Todas se vertieron a toneladas de forma brutal sobre los ciudadanos, que tiene que aplicar el mayor de los sentidos comunes para no meterse en problemas con la ley porque no conocer la ley no te exime de su cumplimiento. Y a eso le llaman seguridad jurídica y Estado de Derecho,  cuando tengo la sospecha de que ni los pobres jueces tienen capacidad para conocerlas. Es probable que en 30 años no se acuerde de ellas ni aquellos que las crearon alegremente. Pero la espada de Damocles de una ley que puede ser desempolvada en cualquier momento está ahí para lanzarse cual ave rapaz sobre su presa.

Así que vayamos a lo de destruir: ¿os imagináis ahora ponerse a revisar toneladas chatarra legal para quitar las leyes que sobran, las que no se utilizan, las que se solapan, las que no ahora no tienen sentido y las que de verdad faltan? La misma Comunidad Europea aconseja empezar a quitarse leyes de encima porque la verdad es que ya ni ellos se aclaran. Este sería un ejemplo de algo a destruir para organizar la Comunidad Europea, Las Comunidades Autónomas o el Estado: para separar el grano de la paja. Y ahora la terrible pregunta inevitable: ¿solo contemplaremos un problema de leyes o hay más aspectos a tratar en el carísimo sistema organizativo territorial español productor de miles de toneladas de chatarra legal, normativa, duplicidades, o una hipotética revisión de competencias autonómicas y del Estado, entre otras perlas que las CC AA nos ha regalado?

Está claro que la única forma barata y eficiente de resolver el problema en el que nos han metido los políticos mediocres que nos guiaron a un sistema de estados de partidos, oportunistas y algunos de ellos muy corruptos es quitarlas de un plumazo. Las comunidades autónomas deben desaparecer y unos juristas, médicos y especialistas deben montar las cosas bien desde el principio para proponer un sistema justo y democrático al pueblo y que éste lo elija libremente, no como la vez anterior. Deben ser gente honesta, culta y bien formada, pero sobre todo que no surjan de ningún partido sino que surjan de la sociedad civil y representen a la sociedad civil. Esto quiere decir que sea la sociedad civil quien los elija y por lo tanto las listas de partidos también deben desaparecer de un plumazo, así como la financiación de partidos, sindicatos, patronales, ONG, fundaciones, etc, por parte del Estado. España necesita a gente patriota que solo piensen en el bien de la nación española, de los ciudadanos. Así lo hicieron los padres de la patria useña: gente inteligentísima que tiraron a la basura la primera constitución que escribieron porque vieron que no funcionaba. Tuvieron esa valentía e hicieron la segunda constitución porque vieron que la primera no les había funcionado: todo un acierto ¿Vosotros os imagináis a nuestros políticos actuando con el mismo conocimiento de la ciencia política, talento, honradez y valentía? Y llevamos ya más de 30 años

miércoles, 21 de mayo de 2014

La tiranía no se conquista con facilidad - Thomas Paine



El deber de un patriota es proteger a su país de su gobierno
 "These are the times that try men's souls: The summer soldier and the sunshine patriot will, in this crisis, shrink from the service of their country; but he that stands it now, deserves the love and thanks of man and woman. Tyranny, like Hell, is not easily conquered; yet we have this consolation with us, that the harder the conflict, the more glorious the triumph. What we obtain too cheap, we esteem too lightly.".

“Estos son los tiempos que ponen a prueba las almas de los hombres; El soldado de verano (soldados a punto de licenciarse en enero y que habían contribuido al esfuerzo bélico durante el verano), y el patriota dispuesto solo cuando le resulta fácil servir a su país se arrugan ante el servicio; pero aquel que se mantiene firme merece el amor y el agradecimiento de todos los hombres y mujeres. La tiranía, como el infierno, no se les vence fácilmente; pero nos queda este consuelo: cuanto más difícil sea el conflicto, más glorioso será el triunfo. Lo que se obtiene fácilmente, no se valora”. Panfleto de Thomas Paine en pleno campo de batalla.

Soldado de verano: muchos soldados podían licenciarse en Enero y por lo tanto estaban a punto de poder hacerlo
Washington cruzando el río Dalaware Fuente Wilkipedia
El panfleto de Thomas Paine fue uno de los discursos más hermosos en la historia de Estados Unidos y la libertad. Claro como el agua fue utilizado por George Washington, el nuevo general de las fuerzas continentales de los rebeldes americanos en la Guerra de Independencia para encender de ardor patriótico la moral de una hambrienta y mal pertrechada tropa haciendo frente no solo al enemigo sino al peor de los inviernos registrados. Por el contrario, los ingleses disponían de una fuerza de mercenarios profesionales superior en número, mejor entrenada y bien pertrechada: abrigos, tiendas de campaña, armas, alimentos... Enfrente y separados por el río Delaware unos patriotas desarrapados se enfrentaban a los terribles hessian; el feroz ejército de mercenarios alemanes. El contexto de este discurso hay que situarlo en una situación límite del famélico y desnudo David contra Goliat. Fue Paine el precursor del patriotismo americano; un arma nueva y desconocida hasta entonces que cogió por sorpresa al enemigo y que en última instancia contribuyo a derrotarlos. Washington aportó la inteligente estrategia de cruzar el río Delaware en New Jersey la noche de Navidad de 1776 para dirigirse a Trenton, algo que el enemigo no eperaba tanto por el momento como por las terribles y gélidas condiciones atmosféricas. El resultado lo podemos resumir en el factor sorpresa y la pocas bajas por ambos lados. La tropa enemiga hecha prisionera junto al jugoso botín de guerra. Pero antes, Washington había tenido otra idea genial, sin la cual la desmoralizada tropa no le hubiesen seguido esa Nochebuena cruzando el río: hizo imprimir en su campamento cientos de copias de la soflama de Paine y leerla ante cada grupo de soldados que se acurrucaban en las numerosas hogueras del campamento militar. Ese discurso fue la chispa que encendió los corazones de la tropa y oficialidad. Sin Paine y acorralados por el ejército inglés que se les perseguía victorioso, el Ejército Continental hubiese probablemente sido destruido; y América no habría sobrevivido.

Pero ¿qué hacía un inglés como Thomas Paine en medio de la batalla de Trenton en plena Guerra de Independencia Americana escribiendo panfletos, y cómo había llegado hasta allí?
 

Hay que retroceder a su juventud, cuando viviía en Inglaterra. Después de la muerte en el parto de su mujer y de su hijo, de que su negocio familiar de fabricación de corsés cayera en la ruina y que el gobierno inglés lo despidiera de su cargo de inspector de impuestos por su lucha pidiendo al Parlamento mejores condiciones de trabajo, Paine se hallaba en una situación muy difícil. Pero entonces conoció a Benjamin Franklin, quien valorando la enorme valía de las ideas del que sería su amigo le aconsejó y ayudó para emigrar a las entonces todavía colonias americanas. Con una carta de recomendación de Franklin en el bolsillo aterrizó en 1774 en Filadelfia y consiguió trabajo como editor en un periódico. El periódico aumentó considerablemente sus ventas gracias a los editoriales de Paine y en 1776 se hizo famoso cuando publicó Common Sense (Sentido Común), donde preconizaba que las colonias americanas debían separarse del reino de Gran Bretaña. Common Sense cayó como una verdadera bomba en las colonias, de tal forma que John Adams llego a decir: “Sin la pluma del que escribió Common Sense la espada de Washington se habría desenvainado en vano”. Mas tarde Paine escribiría una serie de panfletos incendiarios para propagar la revolución y la lucha contra la opresión; The American Crisis (la Crisis Americana). Así Paine se convirtió en el verdadero ideólogo de la revolución americana. Sus proclamas y Common Sense se leían en secreto en las plazas, en las esquinas, en las tabernas, en las casas. El que sabía leer tenía siempre un corrillo de atentos escuchantes. En su Common Sense, argumenta que la independencia era inevitable basándose en el sentido común, en hechos simples y sencillos que la población entendía a la perfección. “El gobierno era un mal necesario del que estaríamos a salvo solo si era representativo y alterado frecuentemente mediante elecciones. La acción del gobierno en la sociedad debía ser reguladora y cuanto menos mejor”. Sobresale en el libro su llamada a la declaración de independencia. Su influencia fue directa en la Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776 y Paine se enroló en el Ejercito Continental.
 

Al acabar la guerra Paine estuvo junto a su amigo Jefferson redactando la Constitución Americana. Si uno puso la forma, el otro puso parte del contenido ideológico; y el flamante gobierno americano le dio un merecido puesto en el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso, pero allí se ganó en seguida poderosos enemigos. La libertad por la que había tanto luchado quedó enturbiada a causa de los poderosos esclavistas; y Paine no podía aceptar la esclavitud, como es natural. Fue vilipendiado mediante una infamante campaña pagada por sus enemigos en la nación que él había contribuido a crear. A los Estados Unidos de América les costaría ochenta y cuatro años después miles de muertos y una guerra fratricida el no haber escuchado a Paine y haberle despreciado. La abolición de la esclavitud necesitó también de otra guerra y otro mártir por la libertad: Abraham Lincoln.

Desilusionado por en lo que había acabado la libertad en América; una nueva nación con esclavos, Paine volvió a Inglaterra en 1787. Interesado por la ciencia su ambición era la de diseñar y construir un puente de hierro por primera vez. Esta labor de ingeniería la combinó con su pasión por la libertad y escribió Los derechos del hombre: obra clave en la Revolución Francesa. En el Club Liberal de Londres dio un famoso discurso en defensa de la libertad y la verdadera democracia en una sala llena de admiradores, pero también de horrorizados espías de la corona.

Aquellas cargas de profundidad contra la corona británica, el sancta sanctorum del sistema, en el mismo Londres ya era demasiado: ese loco no solo contribuyó decisivamente a que Inglaterra se quedara sin sus colonias de América sino que quería llevar la revolución y libertad al mismo corazón de Gran Bretaña. De nuevo se ganó enemigos poderosos y peligrosos, pero si sus enemigos eran poderosos también estaba arropado por amigos poderosos, y fue advertido de que no volviese a su casa al acabar la conferencia porque unos agentes lo iban a asesinar. Escapó al complot por los pelos embarcándose aquella noche hacia Francia. Allí llegó a tiempo para saborear la Revolución Francesa. Era el escenario perfecto para alguien como Thomas Paine.

Evidentemente el famoso Paine fue recibido en Francia como un héroe con todos los honores y aunque no sabía francés fue nombrado miembro de la Convención Nacional. Pero cundo la revolución llegó a la época del terror quien tanto odiaba la institución de la monarquía se opuso ante la Convención a que se guillotinara a Luís XVI tras su caída y también abogó por la vida de sus amigos girondinos (los que estaban siendo perseguidos por Robespiere y sus acólitos). Para Thomas Paine era la institución monárquica lo que lo que se había de derribar y no ejecutar al rey, porque aunque lo matases, otro ocuparía su lugar. Y esto tuvo la sangre fría, el valor y la gallardía de defenderlo ante los radicales jacobinos como Robespiere, Marat y Danton. Sus amigos girondinos fueron todos rápidamente cayendo al filo de la guillotina, pero por la amistad que Thomas Paine tenía con el entonces presidente Washington, un cauto Robespiere simplemente lo encarceló sin atreverse a firmar todavía la sentencia de muerte.

¿Por qué Washington, su amigo, no hizo nada para librar a Thomas Paine de la cárcel y de la muerte? Precisamente el mismo Paine que le salvó a Washington el trasero cuando en el campamento escribió aquella gélida noche la proclama que encendió los corazones y el valor de la desanimada tropa antes de cruzar el río Delaware? Para vergüenza y oprobio de Washington, la realidad es que ni siquiera contestó a la carta que Paine le envió. El motivo, la política: estaba negociando con la Corona Inglesa y Paine seguía en busca y captura por los ingleses por traidor, agitador y revolucionario; era el enemigo público número uno. En su única carta Paine escribiría a Washington:


Es imposible que a estas alturas no sepa la situación en la que me encuentro... Respecto a Vd. Sr., traidor en la amistad privada (pues eso es lo que ha sido en esta situación de peligro) y un hipócrita en la vida pública, el mundo no llegará a acertar si Vd es un apóstata o un impostor: si ha abandonado los buenos principios o nunca los tuvo.

Washington nunca le contestó, y el radical Robespiere, viendo que Washington se desentendía firmó al cabo de un año la condena a muerte de Paine. Un carcelero pasaba cada noche con la lista de penados y marcaba con una tiza una cruz en la puerta de los condenados a morir al día siguiente. Aquel día, Paine tenía la puerta de la celda abierta (la puerta se abría hacia afuera) con un permiso especial del alcaide a causa de unas altas fiebres y el guardia pintó la cruz por detrás. Al día siguiente le cerraron la puerta y la cruz quedó por dentro, con lo cual se libró aquella vez de ser guillotinado. Para cuando se dieron cuenta del error, la cabeza de Robespiere ya había rodado en la guillotina y Thoma Paine fue liberado. Con la salud quebrantada a causa de la estancia en prisión solo quería pasar sus últimos día en América, y su amigo Jefferson lo pasó de contrabando ante las narices de la flota inglesa en un barco de guerra americano, ya que los ingleses tenían cercados los puertos franceses para capturarlo si intentaba escapar a América. Dejaba atrás la salud y un año en una infame prisión esperando la muerte cada uno de los días de ese año: cada noche sin saber si iba a ser la última. Cada una de esas interminables horas escuchando atentamente si alguien se acercaba y marcaba su puerta con la fatídica cruz de la muerte.

Antes de morir, desilusionado con el género humano,  pero creyendo en la libertad América le regaló la última demostración de ingratitud: muy enfermo y sin fuerzas para sostenerse se levantó de la cama e hizo el largo y penoso camino hasta llegar al lugar para depositar su voto. El presidente de la mesa lo reconoció y le rompió la papeleta: “Lo siento, no es Vd. americano y no puede votar”, le dijo cínicamente. 

En América nunca le perdonaron, mientras vivió, su oposición a la esclavitud y la libertad de pensamiento religioso. La Guerra de Secesión estaba por venir todavía.

Vivió como un pordiosero en la América que él tanto había ayudado a forjar en una casa donde le dejaron vivir. Por su origen cuáquero quiso que lo enterrasen en un cementerio cuáquero, pero hasta eso le negaron. Murió en 1809 y lo enterraron en un campo de árboles frutales cercano que el estado le prestó: solo cuatro personas asistieron a su entierro, pero esos cuatro asistentes al sepelio fueron todo un símbolo. Dos de ellas una amiga francesa que iba a cuidarlo y el hijo de la señora. Hijo y madre uno en frente del otro con la fosa a sus pies y el cuerpo de Paine dentro: “Por quien luchó por la libertad de ambos países, tú hijo estás representando a América y yo a Francia en estos momentos” fuel el emotivo responso que sintetizo toda una vida en lucha por la verdadera libertad.

No suelo dar más de cuatro datos biográficos en mis escritos; pero la apasionante vida, lucha y sacrificio por la libertad y la verdadera democracia e igualdad entre los hombres le hace merecedor, salvando las distancias de fe, de estar en un podio junto a personajes como Buda, Jesucristo, o Luther King y Licoln. Como todos los redentores de la humanidad fue traicionado, perseguido, vilipendiado, incomprendido y sacrificado. Entender la democracia y la libertad es aceptar con valentía el mensaje de Paine, por su obra y sus acciones. Si Tocqueville fue el genial analista de la democracia en América, Paine fue el ingeniero de la misma. Sin él, la democracia formal no existiría.


Vicente Jiménez


viernes, 21 de marzo de 2014

Jefferson: La Declaración de Independencia


“… the object of the Declaration of Independence [was] not to find out new principles, or new arguments, never before thought of, not merely to say things which had never been said before; but to place before mankind the common sense of the subject, in terms so plain and firm as to command their assent . . . Neither aiming at originality of principle or sentiment, nor yet copied from any particular and previous writing, it was intended to be an expression of the American mind . . . All its authority rests then on the harmonizing sentiments of the day, whether expressed in conversation, in letters, printed essays, or in the elementary books of public right, as Aristotle, Cicero, Locke...” Jefferson

“...el objetivo de la Declaración de Independencia no fue el de encontrar nuevos principios o argumentos jamás pensados hasta entonces, o exponer cosas jamás dichas antes, sino presentar ante el hombre el tema bajo el  sentido común de forma tan sencilla que no se tuviese más remedio que asentir... Tampoco hubo intención de pretender ningún principio o sentimiento original, ni se copió nada de otro   texto; la declaración se limitaba a expresar el sentimiento americano... La raíz de su autoridad se sustenta en armonizar los sentimientos del momento sacados tanto de conversaciones como de cartas, ensayos,  impresos, o de los libros elementales de derecho público tales como los de Aristóteles, Cicerón y Locke...” Jefferson

Esta cita justificando la Declaración de Independencia transmite un potente mensaje no solo directo sino también entre líneas: cuando Jefferson, el autor de esta entrada, escribió la Declaración de Independencia de los Estados Unidos tuvo que afrontar varios retos: el primero y más obvio fue el de declarar la independencia americana al resto del mundo. Para ello tuvo que establecer las razones por las que América se había visto obligada a volcarse en una revolución y, desde luego, argumentarlo todo con unas bases muy sólidas. Ese todo se traducía en primero los principios y después los hechos. Es decir, contestar a la pregunta de por qué se rebelaban y después justificar un acto de rebelión y guerra abierta.

La Declaración de Jefferson cubrió todos los objetivo bajo el hilo conductor del pensamiento de Locke. Locke no había descrito una utopía, sino una realidad y Jefferson la demostró poniéndola en práctica. Cita a filósofos alejados de cualquier sospecha de estar en el bando de los utópicos. Ya sabemos que los filósofos utópicos parten de Platón: las realidades están en el pensamiento y nunca en nada relacionado con el pragmatismo y la realidad material. Utopía significa precisamente u-topos, es decir, ningún lugar... Algo que no existe ni puede llegar nunca a existir ni lograrse. Recordemos que Marx se fijó en Rousseau, filósofo tan utópico como como Platón y ya hemos visto cómo acabó el Muro de Berlín y derrumbe de la URSS y el comunismo . Ahora, la socialdemocracia no ha aprendido todavía la lección y seguimos en las mismas...

Por el contrario, Jefferson se fijó en los filósofos realistas: nombra a Aristóteles, Cicerón y Locke y podría haber mencionado a Maquiavelo: supo traducir en realidad el pensamiento filosófico de esos genios con lo que demostró que sus fuentes no eran utópicas. Por primera vez en la historia de la humanidad se fundó una república del gobierno del pueblo y para el pueblo después del periodo de democracia directa de los griegos.


Por último y no menos admirable fue la capacidad de Jefferson de encender con su retórica el deseo de libertad de unos cinco millones de colonos americanos en una tierra mucho más extensa que Europa a los que unió en una causa común: nada menos que una revolución; cinco millones de personas dispuestas a arriesgar sus vidas, su integridad física o sus posesiones por conseguir la libertad colectiva e individual.


Para convencerlos Jeffersson escribió un llamamiento retórico en prosa que inspiró a la audiencia; y digo audiencia porque la Declaración de Independencia fue más escuchada que leída a causa del analfabetismo reinante entre los colonos. De esta forma la declaración se difundió en las tabernas, en cualquier esquina de cualquier calle e incluso se leyó desde los púlpitos.


Nunca se había escuchado ni leído palabras que enardecieran y llegaran de forma tan directa al corazón como las expresada por el principio de la declaración: la calculada cadencia del lenguaje y sus mensajes incendiaron la pasión republicana, el orgullo como sociedad civil y el ardor revolucionario. Además, el mensaje de Jefferson tocaba y amplificaba la fibra sensible de sentimientos que ya estaban en la calle y no eran nuevos para la población.


Los americanos dispusieron además de un arma nueva muy poderosa que los ingleses no habían previsto: el patriotismo. Pero el mérito y descubrimiento del patriotismo fue mérito de Thomas Paine, al que dedicaremos otro post: será interesante eso del patriotismo.

Mientras queda la moraleja de cómo 40 millones de habitantes en España no han sido capaces de alcanzar todavía una democracia como aquella que se fundó en América con solo cinco millones de habitantes dispersos en una superficie mayor que Europa. Una democracia que surja del mismo origen de la sociedad civil a través de diputados de distritos pequeños y que representen a esa sociedad, sin listas abiertas ni cerradas porque hayan sido confeccionadas por el jefe de un partido que nada tiene que ver con esa sociedad civil, ni la conoce, ni espera conocerla. 
 


Vicente Jiménez

Miembro de Red de Blogs



Bibliografía

Samuel Johnson, Taxation No Tyranny: An Answer to the Resolutions and Addresses of the American Congress https://archive.org/details/cihm_20501


Political Writings (Cambridge Texts in the History of Political Thought) - Thomas Jefferson

Garrett Ward Sheldon, The Political Philosophy of Thomas Jefferson - Baltimore, 



Diferentes enlaces en el texto conducen a blbliografía que justifica lo dicho o a otros textos que los amplía 

lunes, 13 de agosto de 2012

Ni rey ni oligarquías ni chusmocracia


Entrada revisada 26 jun 2014
En cierta ocasión escuche a un senador de los Estados Unidos argumentar un resumen muy simple y sencillo del tipo de gobierno de su país. Cuando los padres de la patria -vino a decir- después de expulsar a los ingleses se reunieron para ver qué se podía hacer con todo aquel lío, refiriéndose al momento después de haber ganado la Guerra de Independencia contra los ingleses, vieron que las formas de gobierno que se conocían hasta entonces eran todas imperfectas y un absoluto fracaso: el gobierno en poder de uno solo (el rey) no les servía, porque precisamente habían estado luchando contra la tiranía del monarca Jorge IV. Por lo tanto, darle el poder a una sola persona quedaba descartado. El poder en manos de unos cuantos (oligarquía) tampoco les ofrecía garantías, porque unos cuantos parlamentarios en Inglaterra les habían causado los problemas de los impuestos abusivos sin representación contra los que habían estado precisamente luchando, así que descartaron también esa opción. Y el poder en manos de muchos tampoco les gustaba, porque una chusma manipulada por demagogos había crucificado a Jesucristo, y de eso tampoco se podían fiar. El poder en manos de todos podía derivar fácilmente a una chusmocracia, y así lo exponía claramente la Biblia. Esas eran las formas de gobierno posibles conocidas que habían estado funcionando hasta 1776 y fueron discutiendo y dándole vueltas para ver qué tipo de gobierno iban a implantar. Por fin dieron con la solución:

Así que lo que hicieron fue coger a esos tres poderes y meterlos a todos en la misma olla, de forma que se estuviesen siempre controlando entre ellos y en perpetua tensión. Para mantener la tensión pusieron a un presidente (poder en manos de uno) instauraron un senado (poder en manos de varios) y un congreso (poder en manos de todos). Esa fue la solución: no fiarse los unos de los otros, darles a cada uno unos poderes específicos para que pudiesen vigilarse constantemente y que ninguno tuviera la más mínima posibilidad de instaurar una tiranía, maquillada de democracia (o rex publica como la llamaron al principio) o no. Control, control y más control entre ellos, tensión, tensión y más tensión entre ellos para que ante un intento de abuso de poder, tuviese o no éxito, la impunidad fuese igual a cero y las aguas volviesen a su cauce. De esta forma tan sencilla simplificó ese senador el nacimiento de la primera democracia constitucional que tuvo éxito en el mundo.
Vicente Jiménez