Mostrando entradas con la etiqueta federalismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta federalismo. Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de abril de 2015

Diferenciando nación y Estado


¿Primero el huevo o la gallina? Pues no, aquí está claro: primero fue el Estado y después vino la nación. Los Reyes Católicos fueron capaces de crear un nuevo estado sometiendo a la turbulenta nobleza. Por cierto – los descubrimientos tecnológicos siempre han sido claves como uno de los motores de la historia. Recuerdo cuando un viejo profesor de historia me explicaba a mis catorce años en aquel excelente bachillerato antiguo donde lo que contaba era el esfuerzo y los conocimientos cómo el descubrimiento de la pólvora en Europa tuvo mucho que ver con la unificación definitiva de España pues los hasta entonces casi inexpugnables castillos donde se enrocaban los señores feudales en caso de ataque dejaron de ser refugios seguros gracias al invento de la pólvora. Los cañonazos demolieron muros y derechos feudales e inauguraron el absolutismo. Los Reyes Católicos siguieron una táctica militar muy acertada. Llegaban al castillo con su ejército, ¿te rindes y lo entregas? ¿Ah no? ¡BOOM! Las piedras y murallas saltaban por los aires y conquistaban la fortaleza sí o sí. Que el señor feudal lo rendía, pues el ejército rendido pasaba a engrosar el de los Reyes Católicos: se unificaron los territorios de España ante el poder absoluto de un monarca y se acabó la Edad Media. 
Fuente: ABC.es
Una vez unificada los habitantes de aquellas tierras llegaron a tener poco a poco el sentimiento de pertenecer a una misma nación: España. Éste es un hecho histórico y un derecho de los españoles inalienable. La emocionante lectura de los galdosianos episodios nacionales ofrece un retrato histórico del patriotismo indiscutible existente en el S XIX en todo el territorio español. Por lo tanto España es una nación unida indiscutible.

En cambio, EE UU al carecer de historia cuando se formó no pudieron unificarlo en una nación siguiendo el mismo proceso que en España: cuando echaron a los ingleses se encontraron que no sabían que hacer. No existía precedente histórico alguno. primero intentaron una confederación y fracasó la primera constitución. Los mismos que redactaron esa primera constitución al ver que la cosa no funcionaba redactaron una segunda. En todo el proceso y sin buscarlo inventaron la democracia moderna. Por lo tanto, las federaciones surgen cuando las nuevas naciones se ven incapaces de estructurar históricamente un estado unitario. Querer federar o confederar España entra en el absurdo más esquizofrénico y solo denota ignorancia de los conceptos más elementales o algo peor.

Ahora bien, otra cosa es una secesión por medio de la guerra. En ese caso hay que callarse. De esa forma se separaron Cuba o Filipinas, por ejemplo. Una vez ha corrido la sangre y se ha ganado la independencia viene lo de la nación si un territorio se ha secesionado. El Estado español y el useño se ganaron a cañonazos.

Dividiendo un territorio en Comunidades Autónomas y pasando competencias en un juego sucio de tira y afloja (por el poder y nada más que por el poder) tampoco puede crear Estados nuevos. No ha ocurrido nunca y quien sigue a A.G. Trevijano (a quien tienen escondido de los medios para que no hable) así lo puede corroborar.

Lo de regalar un Estado que acabe en nación se refiere a los imperios coloniales de hace dos siglos donde continentes separaban a colonizadores de colonizados. Entonces el país invasor, digamos el Reino Unido, le regalaba la independencia a un país africano o asiático, por ejemplo: son los únicos casos de regalo que ha habido en la historia. No inventemos ahora la sopa de ajos con cebollas.

jueves, 12 de diciembre de 2013

¿Estados federados en España? No saben de lo que hablan


No hace falta mucha revisión, sino constatar primero cómo se desarrolló y después acabó todo para afirmar que los nostálgicos republicanos deberían cambiarse el nombre. No son republicanos: son comunistas, bolcheviques, neofascistas o neo lo que sea: cualquier cosa menos republicanos. En primer lugar, por el hecho de no querer tener a un rey nadie puede hacerse llamar republicano. Ser republicano es desconfiar sistemáticamente del poder, y eso es lo que menos les preocupa. Quizá podríamos llamarlos antimonárquicos o algo así: ¡vamos!, que no quieren tener rey; pero después serían incapaces de ponerse de acuerdo, como ya les pasó una vez y liaron la que liaron. Desde luego, muchos de ellos sueñan con un estado totalitario a la vieja usanza de la URSS como modelo; de aquellos estados totalitarios bien puestos como el de Lennin o puede que como el de los Cameres Rojos o el de Mao. Nadie lo sabe...; todo lo contrario que un republicano de verdad, que ante todo lleva en su ADN la desconfianza hacia el poder: eso significa ser republicano. Un republicano podría hasta aceptar a un rey, pero lo que jamás soportaría y siempre abominaría es de un estado totalitario, aunque estuviese disfrazado de democracia republicana. A.G. Trevijano con muy buen entender acuñó el término de repúblico, para distinguirlos de los republicanos: simples reaccionarios que anhelan volver a fracasar como ya hicieron en una ocasión.

La diferencia entre republicano y repúblico es un ejemplo del problema no resuelto del lenguaje político: desde el s XVII se han volcado en nuestras realidades de organización social tantos conceptos y situaciones que ni siquiera tenemos nombre para cada uno de ellos. Si el tema es ya complejo per se, imaginad cómo se distorsiona la situación si carecemos de nombres para designar toda esa maraña de nuevas realidades sociales. Es la babelización (1) del lenguaje político lo que hace tan difícil ponerse de acuerdo; más teniendo en cuenta que se traducen en pasiones y codicia. Podemos considerar que desde que Maquiavelo escribió el Príncipe, pasando por su discípulo Hobbes (aunque no fueron coetáneos); que es quien acuñó el lenguaje político utilizado hasta ahora, pocos vocablos se han añadido y sí mucho han evolucionado los conceptos desde el S XVIII. En efecto, desde Hobbes ha llovido y mucho en el desarrollo y en el cómo las sociedades se han organizado.

Cuando escucho a esos señores tertulianos y políticos televisivos, que en mi opinión tanto daño están haciendo a causa de su ignorancia en ciencia política, se me ponen los pelos como escarpias: no solo desconocen de qué están hablando, sino que como en la torre de Babel tampoco se ponen de acuerdo en los nombres con los que deberían designar a las cosas en sus acaloradas discusiones: no saben de lo que hablan ni se ponen de acuerdo en los vocablos; eso que para Hobbes era tan importante: dar un nombre apropiado a cada cosa... Como para entenderse entre ellos, y sacar agua clara.

Y aquel espectador o escuchante que no tenga idea de ciencia política porque sea médico o fontanero y está obligado a saber ciencia política creerá en lo que dicen porque afirman sus disparates con el mismo dogmatismo, certeza y seguridad que un obispo sobre el púlpito. Y seamos serios señores..., el obispo nos está hablando de asuntos trascendentes de moral o fe; sabe de lo que habla, pero los tertulianos dedicados a hablar de política deberían estudiar un poco de ciencia política por lo menos y eso implica también conocer el propio idioma: el español (no el castellano).

No solo desconocen el idioma y los conocimientos básicos y elementales de filosofía política sino que todavía no se han enterado de que moral y política fueron separadas desde los tiempos de Maquiavelo, y al carecer de argumentos solidos optan por el dogmatismo como defensa. Al ir saltando de dogma en dogma y de descalificación en calificación, tales como eres un fascista (aunque no sepan qué significa), etc; atender al espectáculo grotesco de tanta ignorancia resulta una ejercicio de desinformación concentrada. Y estos tertulianos y políticos se atreven a contarnos unas tonterías con una seguridad que espanta: que si hace falta una reforma de la constitución para ir con listas abiertas y conseguir más democracia, que si en la reforma hay que obligar a los partidos a tener democracia interna, que si una España federal asimétrica... el desvarío más impresionante y variopinto señores:



No solo se demuestra matemáticamente que las listas abiertas son un fiasco, sino que con un mínimo de sentido común cualquiera puede ver que el verdadero poder consiste en confeccionar la lista... Ya no hacen falta ni matemáticas: common sense nada más. Y otra en la frente, ¿qué quiere decir "más democrático"? Si se refiriesen a más separación de poderes, aún; pero esto ni se lo plantean...

Ignoran que la democracia no es juego político sino normas: una normativa para relacionar y separar poderes dando representación al ciudadano desde el origen: que vendría a resultar como cuando damos poderes a alguien ante notario para estar presente por nosotros en un acto civil (herencia, etc...)

Se lían con lo más elemental: confunde el partido de fútbol con el reglamento del juego. La democracia se refiere al reglamento y la política al partido de fútbol, al juego. 

En cuanto a que un partido político sea democrático o no por dentro es algo que a los ciudadanos nos da igual... Lo que interesante es la democracia fuera del partido; y que ese partido no pertenezca al Estado sino a la sociedad civil: que esté presente en la Cámara por nosotros, los ciudadanos; y no simplemente obedeciendo a su jefe de partido.

Pero ya, lo que suena a chunga  total es cuando algún iluminado dice que hay que montar un estado federal asimétrico en España; y se queda tan campante el muy ignorante.

¿Cómo se puede desconocer el ABC más elemental  cuando se supone que eres un experto en política? Las federaciones se montan cuando unos estados están separados y entonces acuerdan juntarse por motivos que suelen ser económicos y de defensa. 

¿Que quieren hacer con España estos locos inconscientes? ¿Puede que separar primero todas las Comunidades Autónomas o las regiones en estados totalmente independientes como Francia, Inglaterra, etc., y después juntarlos en una federación? ¿Quien asegura que la recomposición de naciones independientes formasen una España como antes y que dos regiones se junten por un lado y otras cuantas por otro? Y lo de asimétrico ya es un dislate tal, que no creo que ni ellos sepan por qué le han puesto ese nombre.

Otro problema de babelización ¿Es que no se dan cuenta que federar España sería como romper un jarrón estrellándolo contra el suelo para ponerse después juntar las piezas con pegamento Imedio: si España es una nación mucho antes que Francia, Italia y muchas otras de abolengo, la quieren romper en trozos para después juntarlas, o qué; ¿en manos de que clase de "expertos insensatos" estamos?

Yo creo que como muchos se perdían las clases preparando y haciendo huelgas contra Franco, no estudiaron nada, se metieron en política por carecer de oficio ni beneficio y así nos va. Increíble cómo aguantó Franco, sin tan siquiera enterarse, de que tenía a tanta gente luchando a brazo partido en contra suya...

PD 
Queda también la posibilidad de que sí sepan de qué va el rollo y que su objetivo sea mucho más siniestro: blindar la canallada de las Comunidades Autónomas para poder corromperse con el engendro ya a tutiplen enrocados en sus reinos completamente blindados. Pero, ¿tan sinvergüenzas son? ¿Y nosotros? ¿Tan tontos...?
Vicente Jiménez

(1) De acuerdo con la Biblia, después del diluvio los hombres tenían un idioma común y con su orgullo quisieron construir una torre (la torre de Babel) que llegase hasta el cielo para ser como Dios; y Dios, para evitar el éxito de la edificación los castigó e hizo que los constructores comenzasen a hablar diferentes idiomas. Algo parecido a la burbuja  inmoviliaria: los hombres se vieron obligados a dejar la obra, no pudieron entenderse, se pelearon; y al final se dispersaron por toda la Tierra. De ahí en lingüística se utiliza el término babelización.

lunes, 25 de noviembre de 2013

La paradoja de las listas electorales abiertas


Romper una paradoja es el colmo. Algo peor que sacarse cartas de la manga...es no tener reglas, las pocas que hay inventárselas y ni siquiera cumplir con esas reglas.
Las elecciones son la democracia en acción. La gente va a las urnas a expresar sus preferencias, y de alguna manera hay que agregar las preferencias de muchas personas para tomar una decisión conjunta. Así, la elección del método de votación es crucial ¿Existe un método de votación ideal?


Pues bien, las decisiones que se toman en democracia no siempre reflejan el deseo de cada individuo, ya que el resultado final de la votación depende ineludiblemente del sistema de votación. Por lo tanto, no existe ningún sistema de votación y recuento que sea perfecto. Siempre habrá un sistema que beneficie a un grupo más que a otro, y viceversa.


En el próximo apunte vamos a probar que quien escoge la forma de votación controla los resultados de la misma, y por eso es tan importante para la sociedad civil la tesis de que a nosotros nos conviene más el sistema de doble vuelta, y plantearemos la inutilidad de las listas abiertas.


No existe el sistema perfecto que consiga que lo que quieren todos los votantes se refleje en el resultado de la votación, y todos los sistemas de recuento fallan en algo. Puede sonar a fiasco, pero la democracia no es perfecta, pero hasta ahora no se ha encontrado un mejor sistema políticoi
Para demostrar que la forma de recuento, sea la que sea, es imperfecta utilizaremos un juego de lógica que nos lleva a la llamada la paradoja de Concordet.
Paradoja de Concordet
Cuando se elige entre dos candidatos no hay problema: el que tiene la mayoría de votos gana. En el caso de tres o más candidatos la cosa se complica y la respuesta es menos obvia.

Matemáticamente podemos formalizar la cuestión de esta manera: Concordet llama “función de elección social” a la función que a partir de una lista de candidatos clasificados por orden de preferencia escoge una sola alternativa: el "ganador" de las elecciones. Entonces la pregunta es: ¿ podemos hallar una "buena" función de elección social que represente de forma real " la voluntad del pueblo" ?

Considere la siguiente situación con 3 electores y 3 candidatos :


A prefiere a B lo expresaremos A>B (no A mayor que B)

Orden preferencia votante 1  A > B > C

Orden preferencia votante 2  B > C > A
Orden preferencia votante 3  C > A > B

Y aquí viene la paradoja: no importa quién esté seleccionado como elección social (ganador) en esta lista de 3 candidatos, ya que 2 /3 de los votantes no estarán conformes con el resultado. Eso implica que el grupo de los dos candidatos perdedores preferirá a otro candidato distinto al elegido por la función de la elección social.
Por ejemplo, si A es elegido como el ganador entonces los votantes 2 y 3 preferirán C (lo que tienen en común en primer lugar)  C > A, así que C sería el ganador; y esa es la paradoja porque A ya había ganado.

Este puede ser un buen punto de partida para reflexionan sobre el papel de terceros
partidos en la política, y la conveniencia de la doble vuelta y que sean 2 los que al final compitan por la presidencia o el cargo de diputado: además de garantizar la representación es lo más honesto y el sistema que garantiza la democracia formal. El elegido ya automáticamente representa a todos: hay representatividad democrática; y es por lo tanto lo que le conviene a la sociedad civil. También plantea la cuestión de si lo de los repartos proporcionales son un pretexto para repartir cargosii.
Paradoja de Arrowiii

La paradoja de Arrow establece que no es posible diseñar reglas para la toma de decisiones sociales o políticas que obedezcan a un cierto conjunto de criterios "razonables".
Veamos lo de “razonable”:
  1. (ND) No hay dictadores: el resultado no siempre debe ser idéntico a la clasificación de una persona en particular. En otras palabras, puede ocurrir que te quedes con las ganas de que salga tu opción preferida porque si no serías como un dictador que impones tu deseo al de los demás.
    Ahora conviene entrar en el concepto de pareto, que simplemente es una distribución de frecuencias. Ver diagrama de Pareto: está muy bien explicado, y si se quiere información adicional acudir a este enlace.
    Vamos a considerar que El símbolo > significa “prefiere a...” ejemplo A > B se traduce en “prefiero A a B”
  2. ( PE) Pareto Eficiencia: si cada votante prefiere el candidato A al candidato B, entonces el resultado debe clasificar al candidato A por encima del candidato B.
    A>B
  3. (IAI) Independencia de alternativas irrelevantes: la clasificación relativa de los resultados de los candidatos A y B no deben cambiar si los votantes cambian la clasificación de otros candidatos, pero no cambian su respectiva clasificación de A y B.
    Es decir, si los votantes mantienen A>B no importa lo que los votantes hagan con todos los que vayan detrás de esos dos primeros. O de otra forma: consideraremos nada más que a los dos primeros.
A Autonomías No
B Autonomía Sí
C Quitar competencias
Los votantes clasifican todas las opciones por su orden de preferencia, y de acuerdo a esas preferencias el método produce un resultado: una lista que va de la opción que te gusta más a la que te gusta menos. Se trata de ver cómo podemos jugar con todas las listas para llegar a una lista final “ideal” que represente la "voluntad del pueblo conjunta".
Pero el Teorema de Arrow dice: Para las elecciones con 3 o más candidatos (en nuestro caso, tres opciones en la consulta), no hay una función de bienestar social que satisfaga ND, PE, y IAI; y si la hubiese necesariamente debería ser un dictador (da igual las preferencias de los demás, sale por decreto la que quiere B, por ejemplo)
Supongamos que:


Caso 1 CCAA No 45 votos A > B > C
Caso 2 CCAA Sí   40 votos B > C > A
Caso 3 CCAA Regular transferencias 30 votos C > A > B
Directamente vemos que el ganador es A, ya que tiene la mayoría simple con 45 votos.
Pero es que aplicando a Concordet nos quedan 70 votos y 70 votos no quieren quitar las CCAA, con lo cual se da la paradoja: ¿nos quedamos con los 45 o con los 70...pero es que los de los 45 han ganado y los de los 70 salen muy cabreados porque suman más que A
Aplicad esto a nuestro sistema listas abiertas o cerradas. Además, ¿qué sistema seguirían con las listas abiertas? Si fuese el de mayoría simple se daría la paradoja de Arrow...y eso con tres candidatos. No quiero imaginar con una lista de 45 candidatos.
Por lo tanto, la solución a Arrow y Concordet es la doble vuelta, la que tienen en Francia.
Después de esto espero que, como yo, os quedéis a cuadros cuando os hablen de listas abiertas como solución a la democracia. Ninguna lista tiene representatividad, ya que todas plantéan una paradoja. 

Los políticos de los partidos que surgen nuevos deberían defender la doble vuelta, entre otras cosas, si de verdad quieren cambiar las cosas.
Vicente Jiménez


Notas
i Entendiendo básicamente donde se equilibren el poder y la sociedad civil a través de unos representantes y exista una división tajante entre el poder ejecutivo y legislativo.
iiLa matemática detrás del hecho : El estudio de las funciones de elección social y otras cuestiones conexas se llama la teoría de la elección social, un subcampo de la teoría de juegos.
iii Kenneth Arrow fue premio Nobel de Economía en 1972, junto con el británico Sir John R. Hicks, por sus teorías sobre el equilibrio general económico y el bienestar.

Bibliografía

Wilkipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja_de_Arrow>
Su, Francis E., et al. "Arrow's Impossibility Theorem." Math Fun Facts. http://www.math.hmc.edu/funfacts>

Mud Math Fun FactsArrow's Impossibility Theorem”

Rodriguez Uria, MªVictoria y Hernández Elena, Consuelo. Elección Social y Teorema de Arrorw> Elección Social Teorema de Arrow . - Facultad de Economía y … formato pdf
...7...
Curiosidades http://www.matifutbol.com/es/guante.html

jueves, 21 de marzo de 2013

La trampa de las Listas Abiertas y una España Federal


Si no andamos avispados, el espejismo del que partió esta “democracia” podría perpetuarse treinta, cuarenta o cincuenta años más junto al riesgo de multiplicar los efectos devastadores que las autonomías han tenido sobre la sociedad civil. Ya se oyen ciertas voces expresando la necesidad de listas abiertas o replanteamiento del modelo territorial hacia un federalismo asimétricoi.
Como cuando hay humo es indicio de que en algún lugar cercano debe haber también fuego, en estos momentos he encontrado ciertos indicios de que nos exponemos, teóricamente, que en algún momento y como tabla de salvación nos pudiesen exponer dos tipos de planteamientos:

El primero planteamiento sería el de la cuestión de las listas abiertas como panacea para mejorar nuestra salud democrática.
El segundo bálsamo de Fierabrás, y más inquietante, sería proponernos una federación, del tipo que fuese, como logro para regenerar las autonomías y completar la democracia en España. Incluso, que siguiendo esas pautas llegaríamos a acercarnos a democracias tan consolidadas como la de EE.UU, Israel, Inglaterra o Francia.
En ambos casos, lloverían los argumentos por parte de expertos tertulianos en los medios; y se aplicaría, al completo, el manual de ingeniería social. Estos serían presumiblemente los argumento demagógicos a los que seríamos sometidos:
“Con las listas abiertas, se asegurará por fin, una democracia muy sólida, ya que es el pueblo quien vota el orden de las listas... un gran paso definitivo. Por fin, democracia para el pueblo y por el pueblo. El pueblo ya decide”,  o se argumentarían razonamientos mucho más elaborados y seríamos testigos de acalorados debates entre el policía bueno; aquel que defiende la lista abierta y policía malo, aquel que se opondría. Al final, el desinformado espectador quedaría embelesado ante los argumentos esgrimidos y cavaría su propia fosa el día de una consulta o plebiscito a favor de la lista abierta.

Lo que ningún medio mencionaría, ni por equivocación, es que todo esto resultaría una gran estafa y tomadura de pelo, ya que el verdadero poder no está en las listas abierta sino en confeccionar la lista. En este momento, esa prerrogativa está en manos de los partidos, y con la lista abierta continuaría así: ellos (los partidos) seguirían confeccionándolas.

Aspiramos a realizar cierta pedagogía, que no apología, y advertir sobre la única forma verdaderamente democrática en la que habría de elegirse a los representantes del pueblo: mediante el diputado de distrito uninominal con mandato imperativo. Es así de simple: cada diez mil votantes (distrito), por ejemplo, el pueblo (no el partido) elige a un representante; y éste tendrá que votar en el congreso lo que sus votantes le hayan indicado. Si por ejemplo, nos preguntasen si queremos seguir en el Euro, y ese distrito decidiese que no; el representante tendrá que votar que no en el Congreso. Es decir, la voluntad del pueblo; no la del partido. El representante se debe a sus votantes, no al partido; y se debe durante toda la legislatura, no cada cuatro años.
... / ...

Sigamos en nuestro viaje imaginario al futuro y preguntémonos qué peligros acecharían si viésemos titulares y anuncios del tipo “Los Españoles decidirán sobre una federación asimétrica... Histórico acuerdo entre el Presidente del Gobierno y los nacionalistas ... Un gran logro para todos... hablando se entiende la gente... el nacionalista está realizando un gran sacrificio, ya que renuncia a la secesión”; de momento, luego volvería a las andadas del chantaje (un chantajista nunca abandona a su presa), claro... Y así repetiríamos sesión de policía bueno y malo defendiendo un tipo de federalismo sobre los otros, y añadirían que el periodo de las autonomías estaría superado, junto a un fin de etapa del Juancarlismo. Además, siempre participarían los mismos actores, ya que ni se molestarían en cambiarlos, aunque solo fuese por aquello de que en la variedad está el gusto

Analicemos ahora la cuestión de un estado federal; y para mas inri, “asimétrico”. Eso no sería más que continuar con la orgía de malgasto y descontrol de las autonomías. No cesaría la enorme mediocridad de políticos profesionales constituidos en casta y que serían incapaces de sobrevivir un solo día en la vida normal. Lo de asimétrico no dejaría de ser más que un eufemismo para perpetuar unos estados nacionalistas más privilegiados, una casta más rica; y dominarían a los demás estados casi como colonias. En esta ocasión, nosotros, el pueblo, continuaríamos sin ningún control sobre los políticos y además, la impunidad sería ya absoluta para esas oligarquías que ya se han establecido en las nefastas autonomías; con alguna más que se añadiría al festín, y cuyo dominio sobre los cuatro poderes (incluimos el de los medios) costaría mucho sacrificio y generaciones derrumbar. Aceptar cualquier tipo de federalismo sería condenar a las futuras generaciones a vivir en algún lugar sombrío de un triste mosaico y una nueva Edad Media bajo el paraguas federal de la indigencia y esclavitud ¡Barra libre para los pícaros y mangantes!

Como colofón final, el montaje de ingeniería social podría quedar más o menos cuadrado cuando entrase en juego un nuevo vector: La salida posible al conflicto económico mediante un cambio de organización territorial y aplicación democrática con listas abiertas. "Mediante listas abiertas... mediante un estado federal nos ahorraremos millones de Euros... y para tal fecha tendremos la deuda pagada".
No habría mayor engaño y perversidad si cayéramos en esas trampas. Seguirían triunfando los políticos mediocres de poca cualidad moral y su poder sería mucho más inmenso del que habrían soñado nunca. Hasta ahora, nadie los ha controlado, pero aún así quedan resquicios de decencia (muy pocos). Cuando aparece un juez honrado, los corruptos son imputados o van a la cárcel. Con la opción federalista se cerrarían todas las oportunidades, hasta las pocas de las que ahora disponemos. Nadie podría controlar a ningún político nunca más. En España, un sistema político honrado tiene que controlar siempre a rajatabla el factor de la picaresca: una cualidad autóctona, guste o no. Recordemos que el género literario de la picaresca, solo existe en España.

Cuando Suárez reconoció una ley electoral en la cual se confeccionaba una lista donde los que estaban en los primeros lugares serían los elegidos estaba abriendo una autopista a la oligarquías, a la impunidad y a la corrupción.

Los medios impresos más supuestamente libres mencionan tímidamente, pocas veces, la cuestión de la listas abiertas. En los medios sociales se observa también cierto bufido por las listas abiertas como paladín que nos conseguiría la representatividad parlamentaria: nada más falso. Ese representante “puesto por el pueblo” y no por el Jefe de Partido seguiría estando al servicio del partido.

Suárez es nombrado por Franco ministro de La Falange, a Juan Carlos lo nombra Franco y Juan Carlos nombra a Suárez... Ésta es la triangulación de la que partió nuestra transición. Un hecho histórico puntual en un ambiente y una situación a la que hay que retroceder: ¿cómo empezó todo? Suárez legalizó al partido Socialista y al Comunista con dos personajes al frente: Felipe González y Carrillo, junto a los partidos independentistas y nacionalistas de Cataluña y País Vasco. Nada de legalizar a ningún otro partido: a los republicanos, por ejemplo, no se les permitió entrar en ese juego. Ninguno traspasó para nada el poder recibido gratuitamente a manos del pueblo: el poder pasó directamente a manos de los partidos; por lo tanto, el pueblo jamás ha tenido acceso al poder ¿Por qué iba a mejorar todo con un estado federalista otorgándole más poder todavía a la oligarquía dominante? Una vez los partidos que participaron el el festín heredaron el poder del régimen anterior, la cosa fue más bien fácil y cayó por su propio peso: los partidos se limitaron a confeccionar unas urnas en las que para nada se preguntó al pueblo sobre quiénes debían confeccionarlas; y sin elecciones previas ni nada, controlaron un poder directamente emanado desde el Franquismo, sin el control de Franco a los políticos, y hasta nuestros días.

Como propone la Red de Ciudadanos Comprometidos la solución está en nuestro conocimiento sobre la verdad. Solo así seremos capaces de elegir y estaremos vacunados ante cualquier manipulación. Ahí está nuestra libertad.

Vicente Jiménez


iSe habla de federalismo simétrico cuando los distintos estados de una federación poseen las mismas competencias. Cuando a cada estado se le conceden distintas competencias o unos poseen mayor grado de autonomía que otros se habla de federalismo asimétrico.