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viernes, 3 de marzo de 2017

El choque entre la corrección política y Trump


Vale, así que en una ceremonia del Pentágono el viernes pasado, el Presidente Trump anunció acciones ejecutivas que se traducirían en una amplia reconstrucción militar estadounidenses y un proceso de investigación más riguroso para la entrada de los refugiados. "No los queremos aquí", dijo Trump refiriéndose a los terroristas islámicos durante una ceremonia de firma en el Pentágono. "Queremos asegurarnos de que no estamos admitiendo en nuestro país las amenazas reales contra las que nuestros soldados están luchando en ultramar. Sólo queremos admitir a aquellos en nuestro país que apoyarán a nuestro país y amarán profundamente a nuestro pueblo ".

Una vez más, esto no tiene nada que ver con el populismo. Tiene más que ver con el sentido común y tratar de proteger a la gente de América en primer lugar. Tiene más que ver con un líder que dice la verdad
desnuda a la gente; algo que tal vez nunca ha ocurrido desde los tiempos del Renacimiento según Trevijano. Al dinamitar en pedazos la corrección política, Trump sin duda está trayendo un nuevo aire fresco contra la vieja política estancada y deshonesta del establecimiento. Trump está en sintonía con los intensos sentimientos de la clase obrera sobre cómo los estadounidenses han sido olvidados en las ayudas sociales debido al racismo positivo, a la expoliación por ayudas de todo tipo en el extranjero, a las necesidades de su pueblo, a poner las ayudas de los emigrantes ante el pueblo que paga impuestos. La corrección política nos lleva al 1984 de Orwell, una novela que representa a una sociedad distópica sin libertad de expresión y pensamiento en la que nadie se atreve a expresarse libremente incluso en la intimidad de su hogar.

En nuestro mundo real, los inquisidores están por ahí acechando en las calles, en el trabajo, en el banco, en
el bar. Tienes que tener cuidado con lo que dices o piensas. Y tiene razones para sentirse francamente receloso de expresar cualquier retórica políticamente incorrecta en público porque alguien podría incluso demandarte si le oye. La sensación de desprotección que los líderes en Europa han negado celosamente a sus ciudadanos debido al desplazamiento masivo de refugiados se ha traducido en violaciones masivas y otras tropelías absolutamente coordinadas por inmigrantes descontrolados, además de en atentados terroristas. Y aunque evidentemente pocos sean culpables, hay una diferencia entre aceptar a una comunidad extranjera y llegar a convertirse en una minoría en tu propio país, pues resulta imposible acogerlos a todos. Las razones del choque entre las decisiones ejecutivas de Trump y las políticas del sistema pueden considerarse por la impregnación de la socialdemocracia, que Obama siguió tan suavemente y Trump tan firmemente rechaza.


sábado, 15 de agosto de 2015

Jefferson, Montesquieu and the banks


We may extol the virtues of liberalism to the highest levels, but a question still would remain unanswered: is liberalism a cover up for a new dictatorship? Undoubtedly, globalization has released a new dictator which Jefferson had predicted and whether or not Jefferson coined it, for me it was Jefferson, or he was involved in it some way or another
“I believe that banking institutions are more dangerous to our liberties than standing armies. If the American people ever allow private banks to control the issue of their currency, first by inflation, then by deflation, the banks and corporations that will grow up around [the banks] will deprive the people of all property until their children wake-up homeless on the continent their fathers conquered. The issuing power should be taken from the banks and restored to the people, to whom it properly belongs”

But to give the government to the people some great thinkers like Machiavelli, who separated morals from politics therefore separating religion and state. Hobbes, who took over thinking about the power in the hands of the one building the notion of modern states. Locke, who realized that power could be divided and, above all, Montesquieu who separated and confronted powers to be in a balanced in perpetual tension. A “no taxation without representation” which sparkled the great American Revolution and the founding fathers, who put into practice the theories of those former great political philosophers. They all came into the arena to the extent that never in the history of humanity pragmatism had reached such high levels. I see them all, the founding fathers, gathering and discussing if the group of practical political philosophers could have a say, after all, in the future of the nation to be after the stroke of the inevitable whip of war to reach freedom. I'm sure they sat there thinking – So, Now what? What do we do with our freedom? Power in the hands of the one is out of the question. We've had enough of kings with George III. Power in the hands of the few isn't good either. The bunch of few parliamentary there in London were not very helpful, either; and power in the hands of the many can neither be considered. Remember what the mob did to Jesus? The mob can so easily be manipulated. So, they took the three of them and to be confronted confronted in perpetual tension. The President, the Senate and the Congress. All this in a nutshell of course.

But now, the whole issue has developed as Jefferson had predicted. I do not know if he foresaw the topic of globalization and how the market in the global village would affect the people. So the question remaining is how “power should be taken from the banks” as Jefferson said. Where is a new Montesquieu to take this tyrant and separate its powers to confront the financial issues in perpetual tension to achieve the happiness of the many? Where are the new founding fathers? Political power was a monster with three heads which had never been tamed but eventually was. How many heads does financial power have and would it ever be tamed as well?

Vicente Jimenez

jueves, 23 de abril de 2015

Empecemos todo de nuevo


Si os pregunto: ¿Qué es más fácil, construir o destruir? Rápidamente me contestaréis que resulta mucho más fácil pegarle unos martillazos a un mueble y destruirlo. En cambio, construir un mueble sería ya harina de otro costal. Empero, si nos centrásemos en cuestiones pertenecientes al mundo de las ideas abstractas y de pensamiento destruir ideas puede resultar sumamente complejo y a veces irrealizable.

Una secta, por ejemplo, puede con relativa facilidad convertir en adepto
a una persona que se halle en un momento de relativa debilidad emocional o psicológica. Los mismo acólitos convierten a nuevos adeptos y así el grupo de la secta puede aumentar de forma casi exponencial. Por lo tanto sumar es fácil, veremos qué pasa con restar.

Desprogramar de una secta a una persona requiere mucho esfuerzo, tiempo, paciencia y el trabajo de verdaderos especialistas que no siempre alcanzan el éxito. He aquí un caso de construcción fácil y destrucción difícil: fue fácil programar al sujeto metiéndole ideas en la cabeza, pero extremadamente difícil desprogamarlo.


Fuente: Wikipedia Firma Constitución EE UU

En nuestras vidas se han ido sumando cientos de miles de leyes: Leyes del Estado Central, leyes de cada comunidad autónoma, leyes de la unión europea, reglamentos de los ayuntamientos.., leyes por aquí y por acá solapándose, duplicándose y puede que hasta entrando en conflicto. Todas se vertieron a toneladas de forma brutal sobre los ciudadanos, que tiene que aplicar el mayor de los sentidos comunes para no meterse en problemas con la ley porque no conocer la ley no te exime de su cumplimiento. Y a eso le llaman seguridad jurídica y Estado de Derecho,  cuando tengo la sospecha de que ni los pobres jueces tienen capacidad para conocerlas. Es probable que en 30 años no se acuerde de ellas ni aquellos que las crearon alegremente. Pero la espada de Damocles de una ley que puede ser desempolvada en cualquier momento está ahí para lanzarse cual ave rapaz sobre su presa.

Así que vayamos a lo de destruir: ¿os imagináis ahora ponerse a revisar toneladas chatarra legal para quitar las leyes que sobran, las que no se utilizan, las que se solapan, las que no ahora no tienen sentido y las que de verdad faltan? La misma Comunidad Europea aconseja empezar a quitarse leyes de encima porque la verdad es que ya ni ellos se aclaran. Este sería un ejemplo de algo a destruir para organizar la Comunidad Europea, Las Comunidades Autónomas o el Estado: para separar el grano de la paja. Y ahora la terrible pregunta inevitable: ¿solo contemplaremos un problema de leyes o hay más aspectos a tratar en el carísimo sistema organizativo territorial español productor de miles de toneladas de chatarra legal, normativa, duplicidades, o una hipotética revisión de competencias autonómicas y del Estado, entre otras perlas que las CC AA nos ha regalado?

Está claro que la única forma barata y eficiente de resolver el problema en el que nos han metido los políticos mediocres que nos guiaron a un sistema de estados de partidos, oportunistas y algunos de ellos muy corruptos es quitarlas de un plumazo. Las comunidades autónomas deben desaparecer y unos juristas, médicos y especialistas deben montar las cosas bien desde el principio para proponer un sistema justo y democrático al pueblo y que éste lo elija libremente, no como la vez anterior. Deben ser gente honesta, culta y bien formada, pero sobre todo que no surjan de ningún partido sino que surjan de la sociedad civil y representen a la sociedad civil. Esto quiere decir que sea la sociedad civil quien los elija y por lo tanto las listas de partidos también deben desaparecer de un plumazo, así como la financiación de partidos, sindicatos, patronales, ONG, fundaciones, etc, por parte del Estado. España necesita a gente patriota que solo piensen en el bien de la nación española, de los ciudadanos. Así lo hicieron los padres de la patria useña: gente inteligentísima que tiraron a la basura la primera constitución que escribieron porque vieron que no funcionaba. Tuvieron esa valentía e hicieron la segunda constitución porque vieron que la primera no les había funcionado: todo un acierto ¿Vosotros os imagináis a nuestros políticos actuando con el mismo conocimiento de la ciencia política, talento, honradez y valentía? Y llevamos ya más de 30 años

domingo, 17 de noviembre de 2013

Carta abierta a los partido civilizados



Un partido civilizado es aquel que surge directamente de la sociedad civil y pertenece a la sociedad civil

Cuando la tragedia se convierte en crónica es señal de que algo se hizo y se continúa haciendo mal.
Ya he justificado desde sus raíces no con opiniones sino con criterios basados en Montesquieu, Locke, Hobbes, Maquiavelo y distintos pensadores de peso el verdadero significado de la democracia y cómo ésta no existe en Europa. Solo se le acercan tres países: Francia, Gran Bretaña y Suiza.

Francia dispone de un sistema democrático impecable excepto por un nimio detalle en la separación de poderes: cuando el presidente del gobierno es elegido a doble vuelta con toda la representación de la sociedad civil ya garantizada (gracias a la doble vuelta), necesita del apoyo de la cámara para ser envestido Presidente del Gobierno. 

El legislativo y ejecutivo se unen durante esa consulta, y en una democracia formal jamás deben hacerlo; ni siquiera por un instante. Excepto por ese pequeño detalle Francia goza de una democracia muy sana.


Inglaterra tiene una representación de los ciudadanos casi completa, excepto en que los representantes de distrito son nombrados por mayoría simple y no a doble vuelta, que es lo único que garantiza la representación: la mayoría absoluta que proporciona la doble vuelta no deja fuera a nadie. Las mayorías simples tienen el inconveniente de dejar fuera de juego a los perdedores.  Y aún así, el miedo a que los mismos votantes los echen del cargo hace que los ciudadanos se hallen bien representados por sus MP o Members of Parliament, como denominan ellos a sus representantes de distrito en el Parlamento. Ahora bien, donde falla la democracia es en el sistema parlamentario, ya que no es el pueblo quien nombra a PM o primer ministro, sino el Parlamento.


El único lugar donde se cumplen todas las condiciones de la democracia formal es en EEUU, ya que es el pueblo quien nombra directamente a su presidente sin que intervenga ningún otro poder en ese nombramiento: la separación de poderes es impecable así como el control de unos poderes sobre otros y la representación ya la quisiéramos nosotros..


Si deseamos resolver los problemas de nada sirve rasgarnos las vestiduras por lo que está pasando. Todo, absolutamente todo lo malo que ha ocurrido, ocurre y nos pueda acontecer políticamente es consecuencia lógica e inevitable del sistema de partidos incrustados en el estado que sufrimos en Europa en mayor o menor medida . De ahí también que la corrupción haya incidido mucho más en el arco Mediterráneo, ya que todos los países que lo constituyen se gobiernan mediante sistemas de partidos estatales. Y ello nos lleva a una terrible cuestión, ¿es que en España o Italia y Grecia nuestros gobernantes son mucho más corruptos y gente menos honrada que lo puedan ser en Suiza, Francia o Inglaterra? ¿A qué se debe que nuestros políticos jamás dimitan por los desastres que ocasionan o corrupciones astronómicas en las que se ven envueltos y, en cambio, por cualquier nimio (según nuestros estándares) escándalo vemos que un representante del parlamento ingles puede verse obligado a dimitir fulminantemente, por ejemplo, por no pagar una multa, ser detenido conduciendo con tasas de alcohol o ser descubierto recogiendo en su  coche a una prostituta?

¿Qué hace que las acciones de los políticos, tanto en la esfera política como incluso en la privada, tengan consecuencias para unos políticos y provoquen dimisiones fulminantes en unos lugares sí y en otros no? ¿Es por una cuestión moral por parte unos representantes arrepentidos que presentan dimisiones voluntariamente en unos países sí y en otros no lo que está en juego? ¿Los políticos son morales en unos países y amorales en otros?

Cuando Maquiavelo tan acertadamente separó la moral de la política nos dio la respuesta a esas cuestiones: las dimisiones y las imputaciones nada tienen que ver con la moral sino con el sistema. Es función de si se da la separación absoluta e impermeable de poderes o/y representación, o no. En el sistema democrático formal todos los poderes se vigilan celosamente entre sí manteniendo una tensión perpetua. En ese caso, la democracia no nos garantiza la honradez de los políticos al cien por cien, pero si nuestros representantes saben que sus acciones tendrán consecuencias inmediatas en caso de descubrirse; ya sea por parte de los ciudadanos, que los podrían obligar cesar y sustituir, o por la justicia, que los puede imputar y castigar; la cosa cambia. No es comparable la impunidad con la que los políticos pueden actuar cuando se encuentran bajo el paraguas de la ausencia de democracia; especialmente cuando el tiempo transcurre haciendo crecer la corrupción como una bola de nieve rodando que jamás para gracias a un sistema en el que todos tienen por qué callar. Obviemos los ejemplos, que es en lo que inciden los medios sin ofrecer nunca una solución tan simple como la que nos estamos planteando y que, desde luego, no interesa difundir.

Los modelos ayudan a entender los fenómenos
Imagina que regalaran los carnés de conducir simplemente confiando en la honradez de que el conductor cumplirá con las normas de circulación, y que el conductor se supiese impune cuando se salta un semáforo. Esa es la situación en la que hemos colocado a nuestros políticos: no es justo para ellos, ni para nosotros, porque deja la decisión en la conciencia de cada uno (Maquiavelo ya separó la moral de la política). Imagina también, que para mejorar las cosas viene un jefe de tráfico y dice: tranquilos, pista libre que la carretera es de todos; no tiene dueño: eso es, por ejemplo, lo que hizo Zapatero cuando dijo que el dinero público no era de nadie y dio barra libre a los políticos para gastar . Ese dislate; esa insensatez la pudo hacer ZP por gobernar en una partidocracia; jamás se hubiese atrevido en una democracia. Ni ZP hubiese sido el ZP que conocimos, ni Rajoy ni Aznar ni Felipe González en una democracia constitucional hubiesen actuado igual. 

Ese es el secreto: representación y separación de poderes. La fórmula es tan simple que muchos, aunque actúan de buena fe, aunque esté delante de sus ojos no la ven. Si se intentasen montar nuevos partidos parcheando los defectos de la presente partidocracia; poniendo cortafuegos a los Estados de Partidos, aunque ganasen la elecciones al final llegarían al punto de partido que querían evitar: alguien se saltaría el semáforo, y luego otro, y luego otro; y al final se taparían entre ellos. No podemos cargar en las conciencias de nuestros representantes la tentación: deben saberse hipercontrolados y que  serán responsables personalmente de lo que hagan. 

Entérense Vds... no hay vida para la sociedad civil dentro de ninguna dictadura de los partidos estatales; así de simple. Ya los podemos edulcorar con listas abiertas o con lo que queráis. Solo un poder puede detener a otro poder, nunca la sociedad civil dispondrá de poder si no partimos de un representante de distrito con mandato imperativo, si no tiene un intermediario de verdad que la represente: entonces sí se constituye la sociedad civil en un poder a través del colegio electoral de cada distrito; controlando a su representante, es decir, alguien que esté por ellos proponiendo leyes y peleando por sus intereses.

La cruda realidad es que la partidocracia no se puede parchear porque no divide poderes y carece de representación: hacerlo sería como intentar que una dictadura se convirtiera por actos de buena fe en dicatablanda:

  • Nosotros somos honrados y si entramos esto no volverá a ocurrir.

Craso error: corregir la inercia de un sistema que funciona mediante consensos y cuyo fuel es en muchas ocasiones la corrupción resulta una labor imposible. Es el sello de todas las dictadura de partidos del arco Mediterráneo, y por esa razón precisamente tenemos todos los mismos problemas. 

No es que seamos personas más corruptas por estos lares bañados por el Mare Nostrum sino que tenemos sistemas de gobierno sin representación ni división de poderes; es decir, sin democracia. Esa es la enfermedad

La solución

    Hay que partir solo de las dos premisas que enmarcan una democracia formal. La representación se consigue mediante el diputado de distrito uninominal (nada de listas: ni abiertas ni cerradas) con mandato imperativo (ha de cumplir con los dictados de la sociedad civil, no los del jefe de partido) y revocable (si lo hace mal va a la calle) elegido a doble vuelta (para garantizar la representatividad); y de igual forma y condiciones debe ser elegido el presidente del gobierno y ese presidente tendrá libertad para elegir a sus ministros sin consultar nada con nnadie. Los mecanismos de la separación de poderes: legislativo y ejecutivo deben ser impecables: agua y aceite; y al judicial debemos dejarlo tranquilo que haga su trabajo con una eficiente, bien dotada pagada y reconocida policía a su servicio; y un presidente del tribunal supremos elegido por el poder judicial y todos los que intervienen en el ejercicio de la justicia.
    Intentar parchear el actual sistema de partidos es una labor y un esfuerzo absolutamente estéril. 

    Solo un partido cuyo objetivo único fuese hacerle el harakiri al régimen actual e iniciar un proceso libre constituyente para obtener una democracia constitucional; o bien, mediante una abstención masiva por parte de la sociedad civil para deslegitimar al régimen, seguido de acciones exigiendo y pidiendo la democracia constitucional ante el mundo (Europa, Bruselas, EEUU, ONU) conseguirían el derrumbe de los estados de partidos y  marcarían el camino hacia la democracia formal, y, con ello, la solución a nuestros problemas. Y solo una constitución donde lo único que se reflejara fuesen los mecanismos de representación, control y separación absoluta de poderes puede garantizar esa democracia constitucional. Esos mecanismos están ya inventados hace dos siglos; solo hay que aplicarlos corrigiendo aquellos aspectos que dan dosientos  años de experiencia: sabemos de los fallos que se dan en democracias con solera... podemos usar esa información para instituir algo mejor y ser felices todos, que de eso se trata.
    Vicente Jiménez

martes, 14 de mayo de 2013

Todos cortados por el mismo patrón


Con excepción de Suiza y los países anglosajones, ocurre que ningún político se ha planteado jamás cómo es posible que nuestros sistemas de gobierno europeos estén tan alejados de una democracia liberal como la de EEUU, y cortados casi todos por el mismo patrón.
Algo debió de pasar en Europa para que en todos sus países campen las diputaciones sin mandato imperativo, parlamentos sin separación de poderes, dictaduras centralistas o intervencionismos jacobinos.
Los padres de EEUU se dieron cuenta, en seguida, de nuestras debilidades como humanos. De ahí que establecieron que las formas de gobierno no pudiesen depender jamás del buenismo, que es lo que afirmó perversamente el estado socialista anterior. Ni los gobernados son ángeles celestiales, ni los gobernantes son virtuosos niños de teta. Aquel que tiene la sartén por el mango acaba dominando siempre la situación abusando de su poderi. Por eso, los padres de la patria en EEUU procuraron un sistema mecánico de ejercer y controlar el poder: mediante una ingeniería perfecta, pusieron en el poder un sistema eficaz de pesos y contrapesos, de palancas y de frenos; tiraron a la basura una constitución, lo cual dejaría más tarde pasmados a los revolucionarios franceses, y finalmente fueron añadiendo una serie de enmiendas a la que finalmente adoptaron. Eso sí, jugaron con dos ventajas que no tuvimos en Europa. Los ilustrados que forjaron la constitución de los Estados Unidos no fueron traidores a sus ideas y tampoco tuvieron que cuadrar el círculo intentando mantener una monarquía.
En Europa, en cambio, no somos hijos de la Revolución de Independencia Americana, somos bastardos de la Revolución Francesa... Y aquella revolución no tuvo las cosas claras de a dónde iban, y por y para qué iban haciendo las cosas, como sus primos los americanos. Inicialmente tampoco se planteó como una revolución. Lo que querían los representantes de Versalles era cambiar la monarquía absoluta por una monarquía relativa: se trataba de que el pueblo votase las leyes y el poder ejecutivo fuese para el rey. En este estado de tensión se dieron una serie de sucesos no planificados que después el mito idealizó como revolución. Pero mito y realidad nunca han confluido. Imaginad la escena: la economía en Francia inmersa en una crisis general provoca la convocatoria de los Estados Generales, y el timorato rey de Francia pide ayuda a los ejércitos extranjeros de Alemania y Suiza para controlar al pueblo. Necker, el genial banquero Suizo ministro de finanzas; honrado y extremadamente inteligente es expulsado cuando precisamente había podido solucionar el tema de las finanzas públicas (presupuestos del Estado); y fue el rey quien lo echó. Su expulsión significó el pistoletazo de salida para todo lo que iba a venir después. El pobre ex ministro Necker jamás comprendió, en toda su vida, el motivo de su expulsión; y así lo expresa en sus memorias. Pero no advirtió jamás, a pesar de ser tan inteligente, que precisamente había sido expulsado por dar con la solución . Lo que el rey quería, y no digamos la reina (extrema derecha) y los arzobispos y obispos era machacar al pueblo.
Cuando la gente de París supo lo de la expulsión de Necker, la noticia corrió como la pólvora y ésta llegó no a París, sino hasta el último rincón de Francia en el tiempo récord de tres días; y como consecuencia, los parisinos daban como inminente una invasión por parte de los ejércitos extranjeros alemán y suizo, aliados del rey de Francia, y que ya estaban preparados en las fronteras. Unos tres mil parisinos, aterrados porque ya se veían pasados a cuchillo, fueron al Hospital de los Inválidos a apropiarse de armas con qué defenderse. La guardia de los Inválidos les entregó las armas sin resistencia, pero resultó que allí no había pólvora. Alguien se acordó de que entre los Inválidos y el Ayuntamiento estaba la Bastilla, y un grupo de unos trescientos se dirigió allí a por la pólvora. En esto, llega también a la Bastilla un regimiento con intención de ayudar al grupo de la pólvora. En una estúpida confusión el regimiento es tomado por el enemigo y se lía una escaramuza entre ambos bandos. Tras la escaramuza es cuando se produce el asalto a la Bastilla. Toman lo que necesitan, liberan a tres cautivos que estaban allí de tránsito, los únicos, y se llevan prisionero al gobernador de la prisión, junto con la pólvora, para regresar al Ayuntamiento y reunirse con los que tenían las armas. Por el camino, la comitiva es asaltada por un grupo de criminales harapientos y de la peor calaña de París. Pese a los esfuerzos de la comitiva, le cortan la cabeza al pobre prisionero y se la llevan insertada en una pica paseándola por París. Hicieron lo mismo con el intendente del ayuntamiento. Estos horribles crímenes serían luego sacralizados en vez de castigados. Ya partimos con la primera corrupción de la Revolución Francesa de las muchas que se darían cuando la Diputación, el Rey, y el Obispo de París ofrecen un Te Deum en acción de gracias por la toma de la Bastilla y los sucesos que habían acaecido, crímenes incluidos: así se institucionalizó y legalizó, por primera vez, el crimen de estado.  La clave del tránsito entre la toma de la Bastilla y el Te Deum, en paz y compaña, recae sobre los hombros de un personaje ii
sin escrúpulos y corrupto, que narcotizó a los Parisinos con sus discursos. Ahí tuvimos a un pueblo adormilado con la retórica incomparable de un genio del mal, de un verdadero bellaco: Los diputados ...

“juzgan sanamente los objetos y no son engañados por las apariencias. Donde los representantes de la nación no han visto más que un error de la autoridad (el golpe feudal de 23 de junio), el pueblo ha creído ver una decisión formal de atacar sus derechos y sus posesiones. ¿Han visto en las miradas mismas del rey, han sentido en el acento de su discurso cómo este acto de rigor y de violencia hacía sufrir a su corazón? ¿Han juzgado por sus propios ojos que él es él cuando quiere el bien, él mismo cuando invita a los representantes de su pueblo a fijar una manera de ser equitativamente gobernados, y que cede a impresiones ajenas cuando restringe la generosidad de su corazón, cuando retiene los movimientos de su justicia natural? Es un deber sagrado para los diputados invitar a sus electores a descansar enteramente sobre ellos el cuidado de sostener sus intereses haciéndoles ver que, lejos de haber alguna razón de desesperar, jamás su confianza ha estado mejor fundada. La tranquilidad de la Asamblea devendrá poco a poco la tranquilidad de Francia”.
Es decir, confiad en vuestros diputados, que les asiste el Espíritu Santo y no se pueden equivocar nunca, no arméis jaleo y conformaos con lo que hay. Al fin y al cabo, cuando el rey os tiene que matar, el pobrecillo sufre mucho por vosotros; pero comprended que os tiene que matar por vuestro bien.
Si las democracias Europeas tomaron como modelo a la Revolución Francesa, como así fue, no es de extrañar que los discursos de Mirabeu asomen la cara, de vez en cuando, por las partidocracias europeas; y no tengamos nada que ver con la pureza del desarrollo republicano de EEUU

Es que si os fijáis nos están diciendo las mismas cosas, están utilizando el mismo tipo de retórica: si hay recortes a mi me duele mucho; ¿no veis cómo sufro? Pero os recorto, yo no tengo la culpa... sea nuestro presidente, sea Merkel o el Fondo Europeo. Mientras, por ejemplo, a los pobres Chipriotas les congelan las cuentas en un corralito, pero los mandatarios lloran y lloran. Sois inmaduros como niños y me duele más que a vosotros, pero os tengo que castigar. Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades.
También es evidente, que en nuestro caso, hubiera sido lo lógico ante una catástrofe nacional sin precedentes como la que dejó de herencia política, económica y moral el gobierno socialista anterior, que se hubiera recortado lo que es verdaderamente superfluo: las autonomías, sus diecisiete presidentes, secretarios, subsecretarios, coches oficiales, enchufados palaciegos, etc; que representan el gasto nacional multiplicado por diecisiete y un derroche insoportable para los contribuyentes. Hemos de sufragar la inmensamente despilfarradora casta parasitaria con restricciones cero, para ellos, y sueldos de ensueño. Es más: han aumentado el gasto y el número de enchufados. Y así, mientras, os tienen que matar de hambre y ellos lloran... y los sindicatos también lloran, porque forman parte del mismo sistema de llorones; y la patronal es el convidado de piuedra Eso sí, nada mejor que quitarse las penas en una mariscada mientras ven pasar una interminable procesión a Cáritas y los comedores sociales. Pero pase lo que pase, estad tranquilos; que vuestros diputados velan por vosotros y sufren cuando les obligáis a tomar decisiones.

No, no son las personas las responsables. Como ya comenté al principio no tienen por qué ser ángeles. Nunca ha habido un humanismo monárquico; y ni los gobernados son niños inocentes de teta ni los gobernantes seres puros angelicales. Estas tesis de democracias basadas en oligarquías de partidos no se sostienen como democracias; y lo que falla no solo en España, sino en Europa es estar basado en oligarquías de poder sin control: el ejecutivo y el legislativo no pueden andar de la mano si hablamos de democracia. Falta una conciencia ciudadana que de una vez por todas, se dé cuenta que el problema no es la sanidad, ni la educación, ni la reforma laboral. Todo ello es consecuencia de un sistema oligárquico de poder... digamos que son nada más que síntomas de la enfermedad: pero aunque acabemos con unos síntomas, la enfermedad seguirá minando nuestra salud; y aparecerán otros síntomas... Aunque las manifestaciones y protestas populares logren una sanidad estupenda y una ley laboral envidiable gracias a una inmensa presión social, el mal; el verdadero mal, seguirá carcomiendo las entrañas de la nación. El día en que toda esa fuerza ciudadana se dirija a pedir el cambio de la ley electoral y un periodo constituyente que imponga las normas del juego verdaderamente republicano-democraticas, y acabe con la oligarquía de partidos poniendo pesos y contrapesos al poder; ese día empezaremos algo bueno que dejar de herencia a nuestros hijos y nietos, en vez de miseria, indigencia y corrupción.
Vicente Jiménez


i En estas tierras ricas en cultura gastronómica, el buen yantar son parte tan sustancial que se recogen en los refranes populares: también puede usarse la expresión “Es el que corta el bacalao”
ii A.G.TREVIJANO, Teoría Pura de la República, Ediciones MCRC, Libro Primero, pág 60
GODECHOT, JACQUES; Las revoluciones. 1770-1799; LABOR; 1981


lunes, 15 de abril de 2013

¿República o democracia?



I pledge allegiance to the flag of the United States of America,
and to the
Republic for which it stands, one Nation under God, indivisible, with liberty and justice for all."
"Juro lealtad a mi bandera y la República que representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos". Juramento de Lealtad a la Bandera de EE.UU.
El juramento a la bandera de los EE.UU no se refiere en ningún momento a la democracia, y sí menciona explícitamente la palabra república: la diferencia entre democracia y república que establecieron los grandes estadistas padres fundadores de esa nación no es baladí. En este artículo vamos a realizar el ejercicio intelectual de trabajar con criterios y no con opiniones, para así centrar nuestra atención sobre esta diferencia fundamental.
En primer lugar tenemos que establecer la diferencia entre una opinión y un criterio:
Una opinión se puede discutir y todos tenemos opiniones sobre esto o aquello y  además el derecho natural a poder manifestar libremente nuestra opiniones. No solo eso, resulta un ejercicio sano el respetar las opiniones de los demás, aunque no las compartamos. Sin embargo,  no todos tenemos criterio sobre cualquier tema: el criterio es una verdad universal hasta que se demuestre lo contrario; como en todo, claro.


Según el DRAE … Opinión: “Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable”. Criterio: “Norma para conocer la verdad”.

Para aclarar la diferencia veamos el siguiente ejemplo. Cualquiera puede tener una opinión respecto a un edificio: le puede parecer bonito, lujoso, agradable, horrible o un engendro. En cambio, solamente un arquitecto profesional tendrá la capacidad intelectual y los conocimientos generales necesario para analizar ese edificio bajo una serie de criterios: y este criterio estará justificado por una verdad técnica o de cualquier otro tipo. Pueden ser criterios basados en las leyes físicas de la resistencia de materiales, distribución de la carga o cualquier otro concepto físico, legal o estético.
Después de este paréntesis, tenemos la bases para realizar el ejercicio intelectual que voy a proponeros. Básicamente, no hay diferencias entre una democracia y una república excepto en un aspecto muy sutil e interesante:

En una república la soberanía está en cada individuo, mientras que en una democracia la soberanía está en el grupo.

Cuando la soberanía está en el grupo implica que hay consenso. Consenso significa, en el fondo, que sacrificamos el pensamiento individual y tenemos forzosamente que aceptar el pensamiento único; pero el pensamiento único, en el fondo, es el de las dictaduras. Un ejemplo patente lo sufrimos en la dictadura de “lo políticamente correcto”. En España, en estos momentos, sabemos que hay ciertas cosas que caen por su propio peso, cosas evidentes, leyes naturales y de criterio económico, social y de sentido común cuya expresión pública está perseguida por la ley bajo la etiqueta de “racismo”. Piensen en la denuncia que le ha caído al alcalde de Badalona por parte de un fiscal por unos panfletos en la última campaña electoral refiriéndose al problema de convivencia que cierta etnia está causando en la zona. Bajo el criterio de las fichas policiales debe resultar que lo que expresaba el panfleto es evidentemente verdadero, pero el alcalde ha sido imputado de todas formas y seguramente de acuerdo a ley. Ello se debe a que quienes legislaron pusieron demasiado celo en la protección de la inmigración siguiendo posiblemente la dictadura de lo políticamente correcto. Una de las rémoras que arrastramos en la socialdemocracia en la que vivimos en toda Europa es perseguir la evidencia. Doblar la verdad mediante ingeniería social.
Esto es lo que se quiere evitar en la Constitución de los EE.UU. Y el ejemplo lo resume perfectamente el juramento a la bandera: Al mencionar la palabra república en el sentido en el que lo hace, el pensamiento único y el respeto al pensamiento individual queda asegurado. Es decir, la libertad del individuo de pensar y poder expresar lo que quiera, aunque se salga del grupo mayoritario es lo primero que le garantizan. Y el concepto más importante: que la ley no puede nunca perseguirle por ello.
En una República, los poderes de la soberanía recaen en el pueblo y se ejerce por el pueblo, ya sea directamente o por conducto de un represente, cuyos poderes están delegados. Representar significa que "están presente por ti" sólo donde tú no puedes estar físicamente. Si puedes estar, no hay representante que valga. Vendría a ser como cuando le firmas poderes a alguien ante notario. En una república, el grupo sólo puede asesorar y el individuo soberano es libre de rechazar el pensamiento de la mayoría del grupo.
En una Democracia, el poder soberano reside y se ejerce por todo el cuerpo de ciudadanos libres directa o indirectamente a través de un sistema de representación. Pero aquí el 49% tiene que someterse al 51%. Por lo tanto, el 49% no tiene derechos porque los ha perdido al perder la votación. Ese 49% han sido relegados a pertenecer al grupo de ciudadanos “sin derechos”. Así que una democracia vendría a ser una dictadura de la mayoría. A Sócrates, por ejemplo, lo ejecutó una democracia porque la sentencia la decidió una mayoría. Lo malo, es que Sócrates no había hecho nada malo ni perjudicado a nadie para merecer el castigo de una ejecución.

 Los cuáqueros que inspiraron la Constitución de los Estados Unidos pensaron que no querían que una mayoría coartara las posibilidades de la minoría recordando la historia de Jesús de Nazaret, que fue condenado injustamente también por una mayoría, a la que despreciaron con el nombre de "mobocracy", es decir, "chusmocracia" (mob = chusma peligrosa,agresiva y descontrolada). O dictadura de la chusma.
Por lo tanto, en la República de EE.UU se preocuparon de los derechos de las minorías individuales bajo la máxima de "libertad y justicia para todos". Eso quiere decir justicia igual para todos ¿os suena? Y donde las personas tienen derechos naturales en lugar de los derechos civiles. Esa protección de las decisiones de la mayoría se halla garantizada mediante una Carta de Derechos.
Interesante... Los fundadores de los Estados Unidos crearon la Autoridad política con tres legitimaciones que ningún otro pueblo ha podido igualar: Legitimación moral de la ruptura con la Corona británica mediante la Declaración de Independencia de 4 de Julio de 1776. Legitimación republicana de la Constitución federal de un poder personalizado y electivo, con la segunda Constitución, redactada por un comité presidido por Washington, tras el insólito hecho, que tanto impresionó a Tocqueville, según confiesa en la Democracia en América, de la auto-suspensión del poder colegiado que estableció la primera Constitución. Legitimación democrática del ejercicio del poder, mediante las Enmiendas constitucionales de 1791, presentadas por Madison como “barreras contra el poder en todas las formas y en todos los comportamientos del gobierno”. Antonio Ga-Trevijano, Teoría Pura de la República, EDICIONES MCRC.
En realidad, en los Estados Unidos se da una mezcla de los dos sistemas de gobierno: republicano y democrático. La gente disfruta de sus derechos  naturales de la República dados por Dios. En una democracia, los ciudadanos gozan de privilegios concedidos por el gobiernotambién conocidos como derechos civiles. De ahí los del Partido Demócrata y Partido Republicano,
Hay que situarse en el momento histórico: cuando los patriotas tuvieron la victoria en sus manos después de la Guerra de Independencia se vieron obligados a enfrentarse a decisiones muy importantes para no repetir las lacras endémicas de la "vieja y corrupta Europa", así que se encontraron ante la gran división política intelectual en qué basar lo que querían hacer con esa libertad conquistada a sangre y fuego. La respuesta se hallaba en dos filósofos políticos: Hobbes y Locke. Hobbes defendía que el poder se inclinase hacia el lado del gobierno y como consecuencia que la soberanía residía en el estado. Locke, por el contrario, estaba del lado de la gente y creía que la fuente de la soberanía era del pueblo por encima del estado.
Tengo la esperanza de que los EE.UU. Con todos sus defectos continúen siempre por el camino de la república porque personalmente valoro la libertad individual. No quiero vivir en una colmena.

Thomas  Jefferson dijo que la libertad y la ignorancia no podían coexistir.
España no ha sabido nunca lo qué es una democracia y no digamos ya una república, en el sentido purista del concepto: es imprescindible una amplia campaña de difusión de criterios que sean verdaderos y no estén vacíos de contenido, como pasa con el populismo porque su única función es abastecer los intereses de la casta parasitaria y no los del ciudadano.

En mi próximo artículo, dibujaré una situación que servirá de ejemplo para traducir de forma práctica lo que deberíamos hacer los españoles, según criterio de importantes estadistas, para empezar a solucionar los problemas que tenemos. Desde luego, sin una república en ese sentido puro de la palabra, resulta totalmente imposible solucionar nada y estaremos dando palos de ciego. Peor todavía: si no tenemos un golpe de suerte dejaremos a nuestros hijos y nietos la peor herencia que los españoles hayamos legado nunca a las futuras generaciones. Nuestra excusa - nuestra luctuosa historia - y nuestra responsabilidad es habernos dejado guiar por una nefasta ingeniería social. Y esto debemos solucionarlo sí o sí.






Vicente Jiménez