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sábado, 15 de noviembre de 2014

Qué podemos esperar de Podemos


Últimamente parece haber surgido una nueva moda desde los informativos de radio y televisión, o las tertulias televisivas de periodistas con los eternos políticos invitados, y también en los periódicos de gran tirada consistente en ir martilleando tautológicamente el tema de la corrupción como si  de un fenómeno reciente se tratase.

Pero lo más curioso son unos personajes que han aparecido a todas horas y como por generación espontánea se han convertido en endémicos. Se trata de convidados que parecen tener todas las respuestas para salvar España denunciando mesiánicamente a los políticos activos y al sistema donde se permiten y desarrollan tales desmanes y corruptelas: dichos salvadores de patrias etiquetan al gremio de políticos con el nombre casta. De esta forma exceptuando, creo, a TVE mediáticamente se les ha potenciado contrastándolos a ellos con el aluvión de corruptelas. Los líderes del partido Podemos se autopresentan como adalides de la anticasta. Y voluntaria o involuntariamente los medios han contribuido a orquestarle a Podemos una impecable e impresionante campaña de publicidad. Y ellos, claro está, añaden el sello del triunfalismo rampante: compren nuestro producto, vienen a decirnos; cual anuncio de lotería de Navidad. Somos los de Podemos. Jamás se dio semejante trato de favor mediático a ningún partido, más y cuando tampoco aportan nada nuevo, como ellos afirman.

Ahora bien, presentarse como limpios y puros de corazón cuando no se ha tenido todavía ninguna oportunidad de corromperse suena a tomadura de pelo. Si jamás han tenido responsabilidades de gobierno tampoco han tenido la oportunidad de corromperse en política: por lo menos en España. Pero ellos se han autocalificado con el sello de la honradez dentro de su ADN. 


No vamos a analizar ni el programa (si lo tuviese) ni la ideología del nuevo partido Podemos porque cualquier ideología conduce a la irrealidad de las utopía y los cuentos cuentos son. Lo que vamos es a analizar verdades irrefutables del estado de la situación bajo los parámetros de la ciencia política.
 

Para aquellos cuyo interés sea anteponer la libertad a la igualdad las propuestas de cualquier sistema de partidos como en los que viven las potencias perdedoras de la segunda guerra mundial, junto a España, las tendríamos que enmarcar fuera del conjunto de libertades colectivas. Ya el tribunal de Bon  definió el sistema que surgió tras la Gran Guerra como Estados de partidos: es decir, los partidos formarían todos parte del Estado y daría igualo que fuese un solo partido o muchos.

Como de ese detalle Podemos no dice nada, pues no se le aprecia ninguna diferencia con cualquier otro de los partidos existentes. Pero si encima quieren resucitar viejas teorías leninistas que ya han demostrado su fracaso pues apaga y vámonos. Si quisiese vivir como lo hacen en Cuba o Venezuela ya me habría marchado a uno de esos países. No estaría mal que los líderes de Podemos se planteasen esa idea. 

La diferencia que nos enmarca a los amantes de la libertad colectiva fuera de las utopías es que el sistema de libertades democráticas sí triunfó históricamente en las trece colonias inglesas que se independizaron de Inglaterra. Así que en EE UU se logró históricamente el triunfo de la democracia mientras que el de las utopías igualitarias marxistas han fracasado estrepitosamente y sin excepción.

El sistema de libertades empieza a tomar sentido en la representación del ciudadano donde los diputados deben actuar para legislar como simples apoderados nuestros en el Congreso: es decir, como nuestros representantes. Representar o ser apoderado de alguien marca muy bien los límites en los que ese alguien puede actuar por nosotros: representar significa estar presentes por, pero no para todo y de cualquier manera: deben estar para cumplir con lo que les hemos mandado nosotros; de ahí el mandato imperativo. Ahora bien, ese mandato imperativo ha de surgir desde el origen: desde la sociedad civil y no desde los jefes de partido. Por cierto, nuestra constitución ¿no prohibe el mandato imperativo refiriéndose a los Jefes de partido? Ejem...

Ante la actitud reaccionaria de Podemos con sus sistemas asamblearios que la Ley de Hierro de los partidos desmonta de un plumazo hay que anteponer la representación. Quien ideó la representación fue Marsiglio de Pádua, y si antes nos hemos referido a los grandes filósofos que pensaron teóricamente en los principios que podían conducir a la participación ciudadana en la política también hemos comentado como el experimento useño demostró la certeza de esas teorías en la práctica. Sería Tocqueville quien analizaría más tarde el resultado del experimento useño corroborando el resultado.
 

Dicho sistema de libertades colectivas también se apoya en otro fulcro: el de la separación más escrupulosa entre el poder legislativo y el poder ejecutivo. No puede haber libertad sin Montesquieu

De la representación ha de surgir también un Presidente de Gobierno honrado, valiente e inteligente que hubiésemos escogido para que tomase las decisiones en todas aquellas situaciones no previstas: lo que es un verdadero hombre de Estado.


Tendríamos entonces a nuestro servicio al gobierno para tomar decisiones para salvar al pueblo durante las emergencias o lo imprevisto y a los funcionarios para solventar la papeleta ante lo previsible: por eso los funcionarios no toman ni una sola decisión fuera de sus normativas: porque todo lo tienen previsto. Así cualquier ciudadano podría pensar: "en mis apoderados los legisladores, en el hombre de estado presidente junto al gobierno, en los funcionarios y en mi propia industria para sacar mi casa adelante es en quienes confiaré la tranquilidad de mi sueño y no el insomnio de mi desconcierto actual".

Podemos no ofrece nada nuevo al permanecer en el sistema de partidos. Presumen de demócratas cuando desconocen lo que significa la democracia creyéndose que están en la Atenas de Pericles.


Incluso si les funcionasen las asambleas, a los ciudadanos no nos afecta para nada la democracia que puedan tener dentro de su partido porque ese detalle de democracia interna en los partidos, en caso de existir (veremos que no) les afectaría solo a ellos: lo que de verdad nos importa a los electores es la democracia existente fuera de los partidos; esa de la representación y separación absoluta de poderes.

Es más, los líderes de Podemos ignoran la Ley de Hierro de Robert Michels, quien llegó a la conclusión al estudiar la estructura de los grandes partidos de masas europeos, especialmente la del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que el poder de los partidos de masas desemboca inevitablemente concentrado en un grupo más o menos reducido. Es decir, el poder se lo queda uno y de ahí a escoger a un secretario general no ha pasado mucho. Si eso es cierto mucho menos cierto será afirmar que una nación como España puede gobernarse mediante bulés asamblearias de gobierno; concepto absolutamente reaccionario que nos devuelve a los principios de la democracia griega y obvia el antiguo y probado descubrimiento de Marsiglio de Padua.

En conclusión: ni puede haber democracia interna dentro de ningún partido de masas ni una nación se puede gobernar mediante asambleas. Esas ideas no dejan de despertar cierta sonrisa por lo pueriles que resultan si prescindimos de la ignorancia, pero hay muchos desesperados y convencidos de buena fe dispuestos a creerlas.

Tampoco deja de ser anecdótico que Podemos haya copiado de Obama el Yes We Can y del periodista Enrique de Diego el concepto de casta, idea que desarrolló el periodista y escritor en su Manifiesto de las Clases Medias.

Pero todo lo perdonaría yo si viese en el programa de Podemos o de cualquier otro partido la propuesta del cambio de la Ley Electoral: el lodo que ha traído estos barros y nos ha metido en una ciénaga. Ningún partido propone al diputado de distrito, que tal como indica el pensador y jurista A.G.Trevijano ha de partir de distritos pequeños de unos cien mil habitantes; pagado por esos habitantes, representando a ese distrito electoral con cargo revocable y que debe ser escogido por mayoría absoluta: a doble vuelta si fuese necesario. Ese sí sería un primer paso hacia la democracia. Es evidente que un cambio de ley electoral pero para meternos en un sistema totalitario del tipo que sea sería entonces algo contra lo que habría que luchar con uñas y dientes.


Pero bajo esa falsa apariencia innovadora Podemos sí puede aportarnos algo positivo y es el enorme terror que los oligarcas puedan sentir a perder sus hasta ahora inamovibles poltronas. Seguramente, en ese miedo Podemos será un acicate para que quienes mandan hagan mejor las cosas y pierdan esa sensación de impunidad con la que han actuado hasta ahora. Claro, que eso ocurrirá mientras que Podemos no sea fagocitado por los consensos y el sistema actual. El primer paso ya lo han dado bajo los vítores de sus fieles elegiendo Secretario General y la cúpula. La ley de hierro es un principio universal.

Vicente Jiménez

miércoles, 4 de junio de 2014

Respuestas a siete preguntas clave desonocidas sobre democracia


  ¿Alguna vez tuvimos democracia?

Igual que el éxito de la república constitucional de EE UU es hija de la Revolución Americana nuestra partidocracia europea es hija de una serie de luctuosos hechos que llevaron al fracaso la Revolución Francesa. Entre ellos, hemos de agradecer al abate Sieyès la decisión de haber despojado a la sociedad civil de sus dos armas más poderosas para controlar al poder y permanecer representada:
El mandato imperativo de los votantes.
Revocar el cargo al diputado en caso de deslealtad.
Explica con claridad meridiana A.G. Trevijano en su Teoría Pura de la República cómo con ello el abate Sieyès consiguió el 17 de junio de 1789 que la Asamblea (equivalente a nuestro actual Congreso) pudiera proclamarse soberana y así, gracias al consenso de sus voluntades particulares, pretender representar la voluntad general eximiendo al diputado de toda responsabilidad ante sus electores. 

Así se hizo imposible que un todo nacional admitiera  mandatos imperativos de las partes, es decir, de los distritos, pues Sièyes borró de un plumazo el mandato imperativo y la revocación de diputados al proyectar la soberanía sobre la Asamblea. Los ciudadanos se quedaron sin nada y la Asamblea con todo.

¿Por qué sí tuvo éxito el experimento de la democracia americana después de la Guerra de Independencia de EE UU?

Describe milimétricamente Tocqueville cómo los constitucionalistas de la Revolución Americana abordaron la cuestión del traspaso del poder desde las comunidades al Estado gracias a la exquisitez de las costumbres democráticas adquiridas por las colonias de Nueva Inglaterra antes de la Revolución; y la forma y circunstancias de cómo pasaron al resto del territorio americano con menos tradición democrática. Tocqueville analizó con tal inteligencia sus observaciones, que años después sería considerado por los useños en un lugar de honor junto a Washington, Jefferson y Madison, casi como si fuese un americano honorario. Al contrario que Sièyes, los Padres de la Patria del primer experimento democrático que tuvo éxito: Jefferson, etc, se obsesionaron por garantizar i sustancialmente tanto el poder de la representación como la relación concreta de lealtad con el colectivo representado. En tal caso la legitimidad quedaba enteramente en manos de la sociedad civil y la legalidad en el Estado.

¿Puede haber representación en las democracias de repartos proporcionales?

Los científicos utilizan modelos para entender mejor procesos más complejos. Para dar a entender el concepto de representación Trevijano apunta la equivalencia entre dar poderes de representación judicial a un procurador ante los tribunales y los poderes que el ciudadano concede a un diputado ante las Cortes. En ambos casos, los poderes son mandatos imperativos y revocables. En derecho civil, el poder notarial otorgado al apoderado carece de eficacia jurídica si éste no especifica las facultades concretas que contiene. El poder notarial equivaldría al voto de confianza que el elector le da al elegido para que cumpla como mejor pueda con su programa electoral.

No es difícil deducir que todas las circunscripciones deben ser equivalentes en número y atributos. En esa diferencia de planteamientos se establecen la fronteras entre la democracia formal y la democracia de representación proporcional. Si las mónadas ii no son equivalentes iii la representación falla y de ahí el error de la proporcionalidad, ya que en ese caso los atributos de la mónada dejan de ser equivalentes..., dejan de ser genuinos y el poder en vez del ciudadano lo tiene el partido satisfaciendo el desleal planteamiento de Sièyes para el pueblo.

¿La democracia interna de los partidos garantiza la democracia a los ciudadanos?

Cuando el poder lo tiene el partido el jefe de partido confecciona las listas solo o con un pequeñísimo grupo selecto, y la relación de lealtad se establece entre el que hace la lista y los listados. El poder lo tiene el jefe de partido que incluyó al diputado en su lista de candidatos y los votantes quedan fuera de la ecuación.Volvemos de nuevo al planteamiento de Sièyes; y este fenómeno se da en toda Europa, especialmente en el arco Mediterráneo. Por eso los países del Mediterráneo tenemos los mismos problemas: España, Italia, Grecia...

La gran novedad: democracia dentro de los partidos, ¿y qué pasa con la ley de hierro?

Otra posibilidad resulta de la tímida novedad que está empezando a ponerse de moda en algunos  partidos: democracia interna a la hora de elegir y confeccionar listas, delegados, avales, etc. Pero incluso en esa situación el poder seguiría en manos del partido y no del ciudadano. No salimos de Sièyes. Además, la democracia interna de los partidos nada tiene que ver con la democracia externa a los partidos. A los ciudadanos lo que nos interesa es la democracia externa; lo que pase dentro de los partidos no atañe a nuestros intereses.

Además,  teniendo en cuenta un principio universal conocido hace más de 100 años; la Ley de Hierro de Robert Michels, que fue quien estudio la socialdemocracia alemana y demostró que en la vida interna de esos partidos de masas (donde hay muchos afiliados) los dirigentes no pueden manipular con el juego de mayorías y minorías o con malabarismos asamblearios a todos los afiliados, y por lo tanto no puede haber democracia interna: un partido funciona como una unidad funcional y son los aparatos de partido, las pequeñas minorías internas de burócratas dirigentes los que dirigen la vida del partido. Precisamente los partidos utilizan el nombre de vida orgánica para disimular eludir la palabra democracia y aplicar precisamente la ley de hierro. Tal como se ha mencionado antes, en realidad,  a los ciudadanos nos da igual lo que ocurra dentro de los partidos. Lo que nos interesa a los electores es lo que acontece fuera del partido; es decir, si los votantes mantenemos el control en todo momento sobre la lealtad de nuestros representantes mediante la revocación y el mandato imperativo. Se concluye que si nos dicen que el ciudadano goza de democracia porque el partido es internamente democrático o son unos ignorantes o nos intentan engañar. Lo importante es el circuito de lo civil a lo Estatal. Ese es el gran engaño de Podemos; y ellos saben que al final se quedarán con la marca, el poder y los ciudadanos con nada. En todo caso pueden llegar a fingir unas asambleas que se parecerías a las que realizan las comunidades de vecino donde el administrador lo lleva todo preparado y casi decidido o los disidentes pueden ser fácilmente acallados o controlados. Podemos no se apartará de Sièyes y ellos lo saben..., o son unos catetos ignorantes. Y si no, al tiempo...

¿Cuando estar tranquilos?

Solo cuando el mandatario es el votante y el mandante el diputado. Cuando un diputado de distrito ha vencido a todos los otros candidato debería ser porque su programa político coincide con los intereses concretos de ese distrito iv. Ello consigue acercarnos a intereses tangibles como puedan ser defender las patatas que se producen en nuestro distrito electoral y nos aleja de cosas poco prácticas más cercana a los ideales y las utopías.
“El interés mayoritario definido por los votantes, hace improbable, bajo pena de revocación, que transforme en poder propio la potencia representativa de una concreta diputación ajena. Si el diputado de una mónada política es inteligente y culto no necesita ampararse en la ficción, inventada por Sieyès” Trevijano, Teoría Pura de la República, pág 377

¿Por qué los diputados solo pueden proponer leyes?


El problema que se plantea aquí es cómo y en qué momento se pasa de lo civil a lo estatal. Parecería a simple vista que poner un filtro a la legislación que puedan aprobar los diputados teniendo en cuenta que son elegidos en distritos pequeños, uno por distrito y con carácter imperativo y revocable sería poner un filtro al deseo mayoritario de los votantes. Pero como bien apuntó Montesquieu los poderes cuanto más separados, desconfiados y vigilándose los unos a otros mejor. No se puede dar el inmenso poder de legislar a a la cámara de diputados y ya está. Por ese motivo tiene que haber una cámara intermedia antes de llegar al Estado que de el carácter coercitivo a las leyes. Esa cámara, a su vez, no puede aprobar nada que no le haya llegado de manos de los diputados. Habrá un tira y afloja hasta que se pongan de acuerdo y la ley se apruebe. En EE UU, además, esa ley la tieneque aprobar el Presidente y por si fuera poco los useños dividieron la cámara de diputados en dos mitades. En caso contrario la ley vuelve a la cámara con las rectificaciones oportunas y el tira y afloja reitera el circuito hasta que la ley se aprueba o rechaza. Cómo decidiesen los expertos en Derecho Constitucional (pues eso es lo que debe recoger una constitución: la separación de poderes y representación) es tema de expertos, como queda dicho

Agradecimiento


Aprovecho para agradecer a A.G. Trevijano la información que me ha proporcionado con su maravillosa Teoría Pura de la República y otros apasionantes artículos y audiciones difundidos en RLC. También el e-curso a distancia de la Univesidad de Yale sobre filosofía política al que cualquiera puede tener acceso gratuitamente han corroborado los postulados trevijanistas basados en el camino recorrido por los grandes filósofos de las ciencia política y el devenir de la historia. Esas fuentes me condujeron por una apasionante bibliografía, ya que lo importante es el asesoramiento de qué libros leer cuando deseas por lo menos rascar la superficie en algún tema. La propia corroboración de la experiencia personal y la vida también son buenas maestras.

Por último, agradezco también a todos los que estáis colaborado con vuestros comentarios en este blog; algunos de vosotros tan asiduos que casi parece que nos conocemos y hemos realizado un trabajo en equipo. El apartado de comentarios siempre permanecerá abierto para vosotros. Podéis revisar y rebuscar. Puedo tardar pero suelo contestar a todos los comentarios.

Y por último, agradezco a los lectores que tenéis la paciencia de seguirme: en el momento de escribir estas líneas compruebo que hemos llegado a 102 122 lecturas.


Cuando no he puesto bibliografía, a veces y por cuestión de tiempo, he enlazado con otro artículo que amplía el concepto y sí hace referencia a esa bibliografía o directamente enlaza con el libro. A veces los libros incluso se pueden adquirir colgados en formato pdf en internet.
Para mí, queda la cuestión sin responder de si se desconocen o no por parte del colectivo de políticos, partidos, tertulianos, medios y catedráticos el verdadero significado de la democracia formal: si la respuesta es sí entonces nos están engañando y si no las conocen habría que concluir que son unos ignorantes (de ignorar - todos ignoramos, pero cosas distintas). Ahora bien, si son ignorantes y yo sin tener nada que ver con la política he podido averiguar qué es la democracia, cómo funciona, las fuentes de pensamiento, etc; ¿cómo ellos, que se dedican a la política ignoran verdades y principios tan básicos y universales?



Vicente Jiménez

Notas
i Las dudas de los constitucionalistas americanos de 1787, sobre la competencia para promulgar las leyes, están en la propia redacción de la sección séptima 2 del artículo 1 de la Constitución de EEUU: “Todo proyecto aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado se presentará al Presidente de los Estados Unidos antes de que se convierta en ley; si lo aprobare lo firmará; en caso contrario lo devolverá, junto con sus objeciones, a la Cámara de su origen, la que insertará íntegras las objeciones en su diario y procederá a reconsiderarlo. Si después de dicho nuevo examen las dos terceras partes de esa Cámara se pusieren de acuerdo en aprobar el proyecto, se remitirá, acompañado de las objeciones, a la otra Cámara, por la cual será estudiado también nuevamente y, si lo aprobaren los dos tercios de dicha Cámara, se convertirá en ley... Si algún proyecto no fuera devuelto por el Presidente dentro de 10 días (descontando los domingos) después de haberle sido presentado, se convertirá en ley, de la misma manera que si lo hubiera firmado, a menos de que al suspender el Congreso sus sesiones impidiera su devolución, en cuyo caso no será ley”.


iiLa brutal idea de mónadas artificiales fue el contrasentido que condujo a las monstruosidades del nacionalismo y del comunismo de Estado, donde los símbolos se tomaron por representaciones y las ideas por dominaciones Trevijano, Teoría Pura de la República, pág 372


iii Si ésta es muy extensa y poco intensa, sea porque la circunscripción electoral es demasiado grande o porque el programa del candidato elegido es indefinido, desaparece el carácter relacional de la representación, y ésta se polariza en poder independiente e irrevocable.


Este sistemático desvío de la función representativa se produce con el sistema de elección proporcional, que convierte en poder de partido lo que sólo era facultad personal de realizar el programa electoral aprobado en un distrito electoral pequeño.


ivDistrito en el sentido de mónada

domingo, 5 de mayo de 2013

El día que las mujeres pasaron a la acción


Seguimos con más de lo mismo. Trápalas, ideólogos, doctrinarios y otras hierbas. Hoy he escuchado atentamente en uno de tantos programas debate desinformativos de esos que tan de moda se han puesto (ahora todos quieren inculcarnos cultura política) a un populista afirmando un montón de verdades como templos en TV. Era el prócer la sensatez y el sentido común personificado, y cualquiera podría caer prendado ante el dulce canto de unas verdades tan evidentes; como Doña Inés hizo a los pies de su donjuanesco seductor cuando le regaló el oído con las prendas que ella quería escuchar.

Las mujeres inventaron las manifestaciones
No es difícil acceder a lo que los ciudadanos quieren escuchar y seducirlos: sólo es necesario aplicar un poco de sensatez, psicología barata y sentido común; y si se quiere, utilizar material de campo de primera mano. Menos complicado para un populista sería recoger esa información bebiendo en las mismas fuentes grabadora en mano: Los mercados, las panaderías, las pescaderías y las tiendas serían, sin lugar a dudas, los mejores sitios para recabar información sobre lo que el pueblo quiere. De ahí viene el típico paseíto del político de turno, por el consabido mercado, hablando con las parientas y las pescaderas fingiendo interesarse por la la cesta de la compra en épocas de elecciones: una clara demostración de cara a la galería consistente en mezclarse con el pueblo en el lugar adecuado, hacerse la foto y recoger sus votos. Claro, que ahora deberían darse prisa en cazar una foto en el mercado porque las paradas están cada vez más vacías y dentro de poco no va a quedar nadie con quien retratarse; algo, que si los de la oposición son mínimamente inteligentes también pueden aprovechar para practicar un poco de demagogia en su campaña electoral. Sólo con limitarse a sacar una foto con el móvil, y comentar la imagen de por qué la parada del pescado está tan vacía sin nadie comprando, por ejemplo. O quizá lo propio sería presentarse en las colas de Cáritas y del paro a recoger opiniones, que es donde está la gente sufriendo. Aunque claro, vista la situación puede incluso ser un deporte de riesgo aparecer por esos lugares para la especie política. Será por eso que jamás hemos visto a ninguno de ellos en una cola del INEM.

En fin, en la plaza de abastecimiento es donde suelen ( o solían) estar las mujeres, realizando el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, para aprovisionar la mesa de los suyos; allí es donde ellas hablan no de lo divino y lo humano, sino de lo concreto y lo real. De la supervivencia del día a día, que es lo importante; y lo que ningún político ni se imagina. Las plazas son lugares de ideas revolucionarias, y para muestra un botón: no olvidemos que las mujeres de París partieron muy cabreadas de un mercado en gran multitud y son las que inventaron esas marchas en columna que tan de moda están ahora y se llaman “manifas”. Hasta entonces, los hombres, cuando querían hacer la revolución se dedicaban a enrocarse en las barricadas, pero las mujeres pasaron de esas barricadas y no permitieron que sus hombres fuesen con ellas, para rabieta y oprobio de ellos, que se quedaron con los niños en brazo sin saber qué hacer. Es que estoy viendo las caras que se les debió quedar, a ellos. Son, en fin, esas mujeres de París cabreadas (por eso, los hombres no se atrevieron ni a rechistar) las que hartas de que sus hombres no hicieran nada y solo se dedicaran a hablar, y de que el rey Luis XVI tampoco hiciese nada y sólo se dedicara a hablar, ni la Convención hiciese nada y sólo se dedicara a hablar, ni nadie les arreglase los problemas de falta de abastecimiento de pan y alimentos, las que partiendo del gran mercado de París, y sin líderes ni nada y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, tuvieron los redaños de ir en una multitudinaria columna, por primera vez en la historia, al mismísimo Palacio de Versalles; entrar hasta la cámara de la reina María Antonieta, coger a S.M por las orejas y obligar a toda la familia real a ir a vivir a las Tullerías, en plena etapa de gestación de la Revolución Francesa. Aquellas mujeres actuaron con una inocencia conmovedora porque el gran hambre que azotaba despiadadamente París, y a falta de pan, creyeron que si al panadero del Rey Luís XVI se lo llevaban junto a la familia Real a las Tullerías, habría pan para sus humildes mesas también; que es lo que a ellas les preocupaba. Ese sí fue un escrache, como dice ahora la socialdemocracia en connivencia con los medios:  no es que acosaran al Rey, no; es que se lo llevaron sí o sí junto a su familia desde Versalles a París. Y allí cerquita y controlados les obligaron a permanecer  para gozo de algunos y susto de muchos en la Convención. Claro, que sin quererlo, las mujeres consiguieron también que la Corte en pleno, con gran canguelo, huyeran como conejos a esconderse y dejara al pobre rey más solo que la una. Cuanto más lejos de donde estaba la revolución y esas mujeres tan revoltosas, mejor.

Volvamos a lo nuestro, estábamos recogiendo datos en la plaza de abastos o mercado o como lo llaméis, según la parte de España en la que viváis y después nos pasamos por los bares: otro buen lugar donde el demagogo podría recoger material de campo sobre qué le gustaría escuchar al pueblo. Ahí encontrará a los hombres, bueno... digamos que los bares están ahora tan vacíos como las tiendas en este país fantasma.

Es evidente que el demagogo no tendría problemas para difundir al pueblo, a gran escala, todo esa información; y además ésta sería verídica. Los serviles medios de comunicación los tendrán día sí, día también en sus pantallas y ondas en horas de mayor audiencia. Y otra cosa no serán, pero a prestidigitadores en el arte de la seducción de masas y hacernos llegar al oído lo que queremos escuchar, no les gana nadie... ¡Qué bien habla fulanito! ¡Hay que ver lo que nos dice menganito, ese sí que habla alto y claro! Pero habréis de reconocer que esos comentarios iniciales acaban siempre, pasadas las elecciones, con un: "son todos iguales... nunca dicen la verdad", etc, por parte nuestra. En fin, que ya nos la han colado otra vez. Y así llevamos 34 años; como quien dice nada.

¡Hombre! Me diréis. Tú lo que vas es de listo. ¿En qué te basas para decir que alguien es un demagogo? ¿Cómo lo has reconocido? Si fulanito dice verdades como soles.

En primer lugar, el tal fulanito no se sale jamás del guión principal que hemos escuchado durante estos últimos 34 años. El guión es que vivimos en una democracia y lo que hay que hacer es cambiar cosas en ella ¿Os fijáis? Cambiar cosas dentro de la democracia en la que vivimos. Pero, ¿qué es democracia para esa gente? Aceptan que estamos viviendo en una democracia y jamas se les ocurrirá mencionar nada acerca de lo que estamos es viviendo en una oligarquía de partidos. Esa es la única cuestión: la empezaron  y la siguen llamando democracia. He ahí el gran engaño. También está el falso ideólogo que nos puede venir por el otro extremo haciéndonos creer que hay mucha corrupción porque no se utilizan sistemas asamblearios. A estos demagogos de mentes ilusas e infantiles hay que explicarles algo sobre la ley de Hierro de los partidos políticos, un principio universal según el cual no puede existir un partido sin una oligarquía administrativa que lo lidere: dentro de un partido de masas no puede  haber democracia, en uno pequeño que no cuenta para nada sí puede haberla; pero al hacerse grande ya resulta imposible.

Y así, aceptando esta oligarquía y llamándola democracia el populista nos intentará convencer de que el partido contrario lo hace mal y hay que hacer las cosas de otra manera: No gastar tanto en esto o en lo otro, gastar más en sanidad, educación y afirmarán lo inimaginable; como lo que he llegado a escuchar hoy: a uno diciendo que los políticos no tiene por qué cobrar nada, y que tampoco necesitan gastar en asesores al disponer de toda una estructura de expertos funcionarios en el poder ejecutivo que les hace el trabajo burocrático ¿Os fijáis en el canto de sirena? Que los políticos no cobren. En cambio, yo me conformaría en primer lugar y lo más importante con que nuestros representantes fuesen representantes nuestros, que ni eso (representan a su partido y sirven a su jefe de partido). Me conformaría con que propusieran las leyes, pero no legislaran. El poder coercitivo de las leyes debería residir en una Cámara Legislativa, nunca debería partir, como ahora, del Congreso de Diputados, cuya función debería limitarse a proponer leyes; y que después de idas y vueltas de esa ley entre una cámara y la otra al final la Legislativa la aprobara y la ley saliese reflejada en un Boletín Oficial de la Nación. Me conformaría con que nos dijesen que el Estado no puede legislar, como ocurre ahora; por eso no puede haber nunca un Boletín Oficial del Estado. ¿Cómo va el Estado a legislar? Eso es un disparate. Eso es lo que hacía Franco. Eso es poner al zorro a vigilar a las gallinas. En fin: reconozco al populista no por lo que dice, sino por lo que no dice. Es así de simple: los reconoceremos por lo que no nos dicen.
Vicente Jiménez

La parte histórica ha sido obtenida de programas de radio de RLC http://www.diariorc.com/