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sábado, 15 de noviembre de 2014

Qué podemos esperar de Podemos


Últimamente parece haber surgido una nueva moda desde los informativos de radio y televisión, o las tertulias televisivas de periodistas con los eternos políticos invitados, y también en los periódicos de gran tirada consistente en ir martilleando tautológicamente el tema de la corrupción como si  de un fenómeno reciente se tratase.

Pero lo más curioso son unos personajes que han aparecido a todas horas y como por generación espontánea se han convertido en endémicos. Se trata de convidados que parecen tener todas las respuestas para salvar España denunciando mesiánicamente a los políticos activos y al sistema donde se permiten y desarrollan tales desmanes y corruptelas: dichos salvadores de patrias etiquetan al gremio de políticos con el nombre casta. De esta forma exceptuando, creo, a TVE mediáticamente se les ha potenciado contrastándolos a ellos con el aluvión de corruptelas. Los líderes del partido Podemos se autopresentan como adalides de la anticasta. Y voluntaria o involuntariamente los medios han contribuido a orquestarle a Podemos una impecable e impresionante campaña de publicidad. Y ellos, claro está, añaden el sello del triunfalismo rampante: compren nuestro producto, vienen a decirnos; cual anuncio de lotería de Navidad. Somos los de Podemos. Jamás se dio semejante trato de favor mediático a ningún partido, más y cuando tampoco aportan nada nuevo, como ellos afirman.

Ahora bien, presentarse como limpios y puros de corazón cuando no se ha tenido todavía ninguna oportunidad de corromperse suena a tomadura de pelo. Si jamás han tenido responsabilidades de gobierno tampoco han tenido la oportunidad de corromperse en política: por lo menos en España. Pero ellos se han autocalificado con el sello de la honradez dentro de su ADN. 


No vamos a analizar ni el programa (si lo tuviese) ni la ideología del nuevo partido Podemos porque cualquier ideología conduce a la irrealidad de las utopía y los cuentos cuentos son. Lo que vamos es a analizar verdades irrefutables del estado de la situación bajo los parámetros de la ciencia política.
 

Para aquellos cuyo interés sea anteponer la libertad a la igualdad las propuestas de cualquier sistema de partidos como en los que viven las potencias perdedoras de la segunda guerra mundial, junto a España, las tendríamos que enmarcar fuera del conjunto de libertades colectivas. Ya el tribunal de Bon  definió el sistema que surgió tras la Gran Guerra como Estados de partidos: es decir, los partidos formarían todos parte del Estado y daría igualo que fuese un solo partido o muchos.

Como de ese detalle Podemos no dice nada, pues no se le aprecia ninguna diferencia con cualquier otro de los partidos existentes. Pero si encima quieren resucitar viejas teorías leninistas que ya han demostrado su fracaso pues apaga y vámonos. Si quisiese vivir como lo hacen en Cuba o Venezuela ya me habría marchado a uno de esos países. No estaría mal que los líderes de Podemos se planteasen esa idea. 

La diferencia que nos enmarca a los amantes de la libertad colectiva fuera de las utopías es que el sistema de libertades democráticas sí triunfó históricamente en las trece colonias inglesas que se independizaron de Inglaterra. Así que en EE UU se logró históricamente el triunfo de la democracia mientras que el de las utopías igualitarias marxistas han fracasado estrepitosamente y sin excepción.

El sistema de libertades empieza a tomar sentido en la representación del ciudadano donde los diputados deben actuar para legislar como simples apoderados nuestros en el Congreso: es decir, como nuestros representantes. Representar o ser apoderado de alguien marca muy bien los límites en los que ese alguien puede actuar por nosotros: representar significa estar presentes por, pero no para todo y de cualquier manera: deben estar para cumplir con lo que les hemos mandado nosotros; de ahí el mandato imperativo. Ahora bien, ese mandato imperativo ha de surgir desde el origen: desde la sociedad civil y no desde los jefes de partido. Por cierto, nuestra constitución ¿no prohibe el mandato imperativo refiriéndose a los Jefes de partido? Ejem...

Ante la actitud reaccionaria de Podemos con sus sistemas asamblearios que la Ley de Hierro de los partidos desmonta de un plumazo hay que anteponer la representación. Quien ideó la representación fue Marsiglio de Pádua, y si antes nos hemos referido a los grandes filósofos que pensaron teóricamente en los principios que podían conducir a la participación ciudadana en la política también hemos comentado como el experimento useño demostró la certeza de esas teorías en la práctica. Sería Tocqueville quien analizaría más tarde el resultado del experimento useño corroborando el resultado.
 

Dicho sistema de libertades colectivas también se apoya en otro fulcro: el de la separación más escrupulosa entre el poder legislativo y el poder ejecutivo. No puede haber libertad sin Montesquieu

De la representación ha de surgir también un Presidente de Gobierno honrado, valiente e inteligente que hubiésemos escogido para que tomase las decisiones en todas aquellas situaciones no previstas: lo que es un verdadero hombre de Estado.


Tendríamos entonces a nuestro servicio al gobierno para tomar decisiones para salvar al pueblo durante las emergencias o lo imprevisto y a los funcionarios para solventar la papeleta ante lo previsible: por eso los funcionarios no toman ni una sola decisión fuera de sus normativas: porque todo lo tienen previsto. Así cualquier ciudadano podría pensar: "en mis apoderados los legisladores, en el hombre de estado presidente junto al gobierno, en los funcionarios y en mi propia industria para sacar mi casa adelante es en quienes confiaré la tranquilidad de mi sueño y no el insomnio de mi desconcierto actual".

Podemos no ofrece nada nuevo al permanecer en el sistema de partidos. Presumen de demócratas cuando desconocen lo que significa la democracia creyéndose que están en la Atenas de Pericles.


Incluso si les funcionasen las asambleas, a los ciudadanos no nos afecta para nada la democracia que puedan tener dentro de su partido porque ese detalle de democracia interna en los partidos, en caso de existir (veremos que no) les afectaría solo a ellos: lo que de verdad nos importa a los electores es la democracia existente fuera de los partidos; esa de la representación y separación absoluta de poderes.

Es más, los líderes de Podemos ignoran la Ley de Hierro de Robert Michels, quien llegó a la conclusión al estudiar la estructura de los grandes partidos de masas europeos, especialmente la del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que el poder de los partidos de masas desemboca inevitablemente concentrado en un grupo más o menos reducido. Es decir, el poder se lo queda uno y de ahí a escoger a un secretario general no ha pasado mucho. Si eso es cierto mucho menos cierto será afirmar que una nación como España puede gobernarse mediante bulés asamblearias de gobierno; concepto absolutamente reaccionario que nos devuelve a los principios de la democracia griega y obvia el antiguo y probado descubrimiento de Marsiglio de Padua.

En conclusión: ni puede haber democracia interna dentro de ningún partido de masas ni una nación se puede gobernar mediante asambleas. Esas ideas no dejan de despertar cierta sonrisa por lo pueriles que resultan si prescindimos de la ignorancia, pero hay muchos desesperados y convencidos de buena fe dispuestos a creerlas.

Tampoco deja de ser anecdótico que Podemos haya copiado de Obama el Yes We Can y del periodista Enrique de Diego el concepto de casta, idea que desarrolló el periodista y escritor en su Manifiesto de las Clases Medias.

Pero todo lo perdonaría yo si viese en el programa de Podemos o de cualquier otro partido la propuesta del cambio de la Ley Electoral: el lodo que ha traído estos barros y nos ha metido en una ciénaga. Ningún partido propone al diputado de distrito, que tal como indica el pensador y jurista A.G.Trevijano ha de partir de distritos pequeños de unos cien mil habitantes; pagado por esos habitantes, representando a ese distrito electoral con cargo revocable y que debe ser escogido por mayoría absoluta: a doble vuelta si fuese necesario. Ese sí sería un primer paso hacia la democracia. Es evidente que un cambio de ley electoral pero para meternos en un sistema totalitario del tipo que sea sería entonces algo contra lo que habría que luchar con uñas y dientes.


Pero bajo esa falsa apariencia innovadora Podemos sí puede aportarnos algo positivo y es el enorme terror que los oligarcas puedan sentir a perder sus hasta ahora inamovibles poltronas. Seguramente, en ese miedo Podemos será un acicate para que quienes mandan hagan mejor las cosas y pierdan esa sensación de impunidad con la que han actuado hasta ahora. Claro, que eso ocurrirá mientras que Podemos no sea fagocitado por los consensos y el sistema actual. El primer paso ya lo han dado bajo los vítores de sus fieles elegiendo Secretario General y la cúpula. La ley de hierro es un principio universal.

Vicente Jiménez

jueves, 31 de octubre de 2013

Que el poder frene al poder


EL PRINCIPIO DE LA SEPARACIÓN DE PODERES Y LA REPRESENTACIÓN

«Sería una tentación demasiado fuerte para la debilidad humana, que tiene tendencia a aferrarse al poder, confiar la tarea de ejecutar las leyes a las mismas personas que tienen la misión de hacerlas.» John Locke



Recordemos la última reunión de la Comunidad de Propietarios. Es lo que se acerca a un sistema asambleario. ¿Fue fácil ponerse de acuerdo? Ahora imaginemos una asamblea de todos los vecinos de una población de veinte mil habitantes intentando tomar decisiones ejecutivas por medio de una asamblea...



Los sindicatos y a los que les gusta etiquetarse de “izquierdas” se sienten como pez en el agua dentro de los sistema asamblearios: si bien es cierto que son una forma de democracia directa, también es cierto que lo dominan bien porque son expertos en manipular incluso grandes concentraciones. Ya tienen montados sus grupos de presión que pueden ridiculizar una propuesta verdaderamente interesante, pero que vaya en contra de sus intenciones. Utilizan el escarnio descarnado, mofas y risas o gritos en contra; silban o aplauden a rabiar cuando se propone y sale lo que ellos quieren. ¿Quién no los ha visto actuar en las fábricas, las asambleas de estudiantes, de profesores? Especialmente en las de estudiantes y fábricas aparecen por generación espontánea grupos de los más variopinto a quienes nadie ha visto nunca pulular por la facultad, el instituto o la fábrica. En seguida se localizan dónde están distribuidos las pequeñas camarillas de presión que asienten ante las consignas, niegan con gestos de desaprobación e incluso dejan interpretar actitudes violentas cuando el viento no les es favorable. Los sistemas asamblearios de democracia directa funcionan bien en ciertas circunstancias y condiciones, pero no siempre son la panacea de la democracia y mucho menos para gobernar un país. Los atenienses corregían estos desmanes ejecutando en el acto a quien localizaban  sin tener derecho a estar en la asamblea.



Veremos un extracto de quien lideró un avance gigantesco intelectual en la concepción teórica de la democracia; esa que deberíamos tener nosotros. La joya que vamos a leer nos da una idea general del conjunto; espero haber elegido bien... y hay que situarla en su época histórica: 1689-1755; de modo que nos encontraremos con los conceptos de la época. Así cuando, por ejemplo, menciona a un rey con el poder ejecutivo, nosotros, a partir de la Revolución de Independencia de EEUU podemos sustituirlo por un presidente. Cuando habla del cuerpo de nobles en EEUU lo sustituyeron por el Senado, y los representantes del pueblo podemos tomar como ejemplo a los representantes de cualquier distrito electoral en Inglaterra. Pero observad la forma tan inteligente, casi de mecánica Newtoniana a la hora de poner pesos y contrapesos al poder para conseguir el equilibrio perfecto: nada queda al azar. Y sobre todo, observad si se ha viciado o no lo más elemental de estas normas en nuestra partidocracia o Estado de Partidos. Las normas que leeréis no son invención mía, son las de un genio y no pertenecen a ninguna ideología. No existe en estos momento mejor reglamento para embridar al poder...

«Es una experiencia eterna que todo hombre que tiene poder tiende a abusar de él: llega hasta donde encuentra límites. Para que no se pueda abusar del poder es preciso que por la disposición de las cosas el poder frene al poder»

.../...
 

“Como en un Estado libre todo hombre debe estar gobernado por sí mismo, sería necesario que el pueblo en masa tuviera el poder legislativo: pero siendo esto imposible en los Grandes Estados y teniendo muchos inconvenientes en los pequeños, es menester que el pueblo haga por medio de sus representantes lo que elegirían hacer por sí mismo.



Se conocen mucho mejor las necesidades de la ciudad en que se vive que las de otras ciudades, y se juzga mejor la capacidad de los convecinos que la de la de los demás compatriotas. Importa pues que los individuos del cuerpo legislativo no se saquen en general del cuerpo de la nación; lo conveniente es que cada lugar tenga su representante, elegido por los habitantes del lugar. La mayor ventaja de las representaciones electivas en que los representantes son capaces de discutir las cuestiones. El pueblo no es capaz; y éste es, precisamente, uno de los mayores inconvenientes de la democraciai 


Hay siempre en un Estado gentes distinguidas, sea por su cuna, por sus riquezas o por sus funciones; si se confundiera entre el pueblo y no tuviera más que un voto como todos los demás, la libertad común sería la esclavitud para ellas; esas gentes no tendrían ningún interés en ofenderla, porque la mayor parte de las resoluciones les parecerían perjudiciales. Así la parte que tengan en la obra legislativa debe ser proporcionada a su representación en el Estado, a sus funciones, a su categoría; de este modo llegan a formar un cuerpo que tiene derecho a detener las empresas populares, como el pueblo tiene derecho a contener las suyas.(Contrapone el legislativo al ejecutivo)



Esto quiere decir que el poder legislativo debe confiarse a un cuerpo de nobles, al mismo tiempo que a otro elegido para representar al pueblo. (Esto se tradujo en Congreso y Senado en EEUU)



Ambos cuerpos celebrarán sus asambleas y tendrán sus debates separadamente, porque tienen miras diferentes y sus intereses son distintos.



De los tres poderes de que hemos hecho mención, el de juzgar es casi nulo ii.



Quedan dos: el legislativo y el ejecutivo. Y como los dos tienen necesidad de un fuerte poder moderador, servirá para este efecto la parte del poder legislativo compuesta de aristócratas.



Llamo facultad de estatuir al derecho de legislar por sí mismo o de corregir lo que haya ordenado otros. Llamo facultad de impedir al derecho de anular una resolución tomada por cualquiera otro: éste era el poder de los tribunos de Roma.



Aunque el que tiene el derecho de impedir puede tener también el derecho de aprobar, esta aprobación no es otra cosa que una declaración de que no usa de su facultad de impedir, la cual declaración se deriva de la misma facultad.



El supremo poder ejecutor debe estar en las manos de un monarca, (en nuestro caso, un presidente) por ser una función de gobierno que exige casi siempre una acción momentánea y está mejor desempeñada por uno que por varios; en cambio lo que depende del poder legislativo lo hacen mejor algunos que uno solo. Si hubiera monarca, y el poder supremo ejecutor se le confiare a cierto número de personas pertenecientes al cuerpo legislativo, la libertad desaparecería; porque estarían unidos los dos poderes, puesto que las mismas personas tendrían parte en los dos. (Ejem...)



Si el cuerpo legislativo estuviera una larga temporada sin reunirse, tampoco habría libertad; porque, una de dos: o no habría ninguna resolución legislativa, cayendo el Estado en la anarquía, o las resoluciones de carácter legislativo serían tomadas por el poder ejecutor, resultando entonces el absolutismo.



Sería inútil que el cuerpo legislativo estuviera en asamblea permanente; además de que sería molesto para los representantes, daría mucho trabajo al poder ejecutivo, que no pensaría en ejecutar, sino en defender sus prerrogativas y el derecho a ejecutar.



Añádase que, si el cuerpo legislativo estuviera continuamente reunido, pudiera suceder que no se ocupara más que en suplir con nuevos diputados los puestos vacantes de los que murieran; y en tal caso, bastaría que el cuerpo legislativo se corrompiera un poco para que el mal ya no tuviese remedio. Cuando los cuerpos legislativos se van sucediendo unos a otros, el pueblo que tenga mal concepto del que está en funciones se consolará con la esperanza de que sea mejor el que siga; pero si siempre es el mismo, el pueblo que se ha visto una vez su corrupción ya no espera nada de sus leyes; o se enfurecerá, o acabara por caer en la indolencia.



El cuerpo legislativo no debe reunirse por sí mismo, sino cuando es convocado; porque se supone que cuando no está reunido carece de voluntad; y bastaría que no se reuniera todo por impulso unánime para que no se supiera si el verdadero cuerpo legislativo era la parte reunida o la que no se reuniera. Ni ha de tener el derecho de disolverse él mismo, porque podría ocurrir que no se disolviera nunca: lo que sería peligroso, en el caso de que quisiera atentar contra el poder ejecutivo.



Por otra parte, en unos tiempos en más oportuna que en otros la reunión de la asamblea legislativa: de suerte debe ser el poder ejecutivo quien convoque la asamblea y suspenda sus deliberaciones, con arreglo a circunstancia que debe conocer.



Si el poder ejecutivo no tiene el derecho de contener los intentos del legislativo, éste será un poder despótico, porque pudiendo atribuirse toda facultad que se le antoje, anulará todos los demás poderes.



Pero no conviene la recíproca; el poder legislativo no debe tener la facultad de poner trabas al ejecutivo, porque la ejecución tiene sus límites en su naturaleza y es inútil limitarla: por otra parte, el poder ejecutor se ejerce siempre en cosas momentáneas. Y el poder de los tribunales de Roma era vicioso, porque no se paraba solamente en la legislación, sino que se extendía a la ejecución, de lo que resultaban grandes males... Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquie, El Espíritu de las Leyes, Cap VI
Vicente Jiménez 

 
i Es evidente que se refiere a la democracia directa de los Atenienses
ii  La concepción de un poder verdaderamente independiente correspondeal poder judicial. Se trata en cierta forma de un poder «nulo», pues no representan una clase social independiente; representan a todos y a ninguno. El poder judicial será, por consiguiente, totalmente ajeno de los intereses de clase del Estado. Este énfasis de Montesquieu sobre la independencia judicial

domingo, 5 de mayo de 2013

El día que las mujeres pasaron a la acción


Seguimos con más de lo mismo. Trápalas, ideólogos, doctrinarios y otras hierbas. Hoy he escuchado atentamente en uno de tantos programas debate desinformativos de esos que tan de moda se han puesto (ahora todos quieren inculcarnos cultura política) a un populista afirmando un montón de verdades como templos en TV. Era el prócer la sensatez y el sentido común personificado, y cualquiera podría caer prendado ante el dulce canto de unas verdades tan evidentes; como Doña Inés hizo a los pies de su donjuanesco seductor cuando le regaló el oído con las prendas que ella quería escuchar.

Las mujeres inventaron las manifestaciones
No es difícil acceder a lo que los ciudadanos quieren escuchar y seducirlos: sólo es necesario aplicar un poco de sensatez, psicología barata y sentido común; y si se quiere, utilizar material de campo de primera mano. Menos complicado para un populista sería recoger esa información bebiendo en las mismas fuentes grabadora en mano: Los mercados, las panaderías, las pescaderías y las tiendas serían, sin lugar a dudas, los mejores sitios para recabar información sobre lo que el pueblo quiere. De ahí viene el típico paseíto del político de turno, por el consabido mercado, hablando con las parientas y las pescaderas fingiendo interesarse por la la cesta de la compra en épocas de elecciones: una clara demostración de cara a la galería consistente en mezclarse con el pueblo en el lugar adecuado, hacerse la foto y recoger sus votos. Claro, que ahora deberían darse prisa en cazar una foto en el mercado porque las paradas están cada vez más vacías y dentro de poco no va a quedar nadie con quien retratarse; algo, que si los de la oposición son mínimamente inteligentes también pueden aprovechar para practicar un poco de demagogia en su campaña electoral. Sólo con limitarse a sacar una foto con el móvil, y comentar la imagen de por qué la parada del pescado está tan vacía sin nadie comprando, por ejemplo. O quizá lo propio sería presentarse en las colas de Cáritas y del paro a recoger opiniones, que es donde está la gente sufriendo. Aunque claro, vista la situación puede incluso ser un deporte de riesgo aparecer por esos lugares para la especie política. Será por eso que jamás hemos visto a ninguno de ellos en una cola del INEM.

En fin, en la plaza de abastecimiento es donde suelen ( o solían) estar las mujeres, realizando el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, para aprovisionar la mesa de los suyos; allí es donde ellas hablan no de lo divino y lo humano, sino de lo concreto y lo real. De la supervivencia del día a día, que es lo importante; y lo que ningún político ni se imagina. Las plazas son lugares de ideas revolucionarias, y para muestra un botón: no olvidemos que las mujeres de París partieron muy cabreadas de un mercado en gran multitud y son las que inventaron esas marchas en columna que tan de moda están ahora y se llaman “manifas”. Hasta entonces, los hombres, cuando querían hacer la revolución se dedicaban a enrocarse en las barricadas, pero las mujeres pasaron de esas barricadas y no permitieron que sus hombres fuesen con ellas, para rabieta y oprobio de ellos, que se quedaron con los niños en brazo sin saber qué hacer. Es que estoy viendo las caras que se les debió quedar, a ellos. Son, en fin, esas mujeres de París cabreadas (por eso, los hombres no se atrevieron ni a rechistar) las que hartas de que sus hombres no hicieran nada y solo se dedicaran a hablar, y de que el rey Luis XVI tampoco hiciese nada y sólo se dedicara a hablar, ni la Convención hiciese nada y sólo se dedicara a hablar, ni nadie les arreglase los problemas de falta de abastecimiento de pan y alimentos, las que partiendo del gran mercado de París, y sin líderes ni nada y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, tuvieron los redaños de ir en una multitudinaria columna, por primera vez en la historia, al mismísimo Palacio de Versalles; entrar hasta la cámara de la reina María Antonieta, coger a S.M por las orejas y obligar a toda la familia real a ir a vivir a las Tullerías, en plena etapa de gestación de la Revolución Francesa. Aquellas mujeres actuaron con una inocencia conmovedora porque el gran hambre que azotaba despiadadamente París, y a falta de pan, creyeron que si al panadero del Rey Luís XVI se lo llevaban junto a la familia Real a las Tullerías, habría pan para sus humildes mesas también; que es lo que a ellas les preocupaba. Ese sí fue un escrache, como dice ahora la socialdemocracia en connivencia con los medios:  no es que acosaran al Rey, no; es que se lo llevaron sí o sí junto a su familia desde Versalles a París. Y allí cerquita y controlados les obligaron a permanecer  para gozo de algunos y susto de muchos en la Convención. Claro, que sin quererlo, las mujeres consiguieron también que la Corte en pleno, con gran canguelo, huyeran como conejos a esconderse y dejara al pobre rey más solo que la una. Cuanto más lejos de donde estaba la revolución y esas mujeres tan revoltosas, mejor.

Volvamos a lo nuestro, estábamos recogiendo datos en la plaza de abastos o mercado o como lo llaméis, según la parte de España en la que viváis y después nos pasamos por los bares: otro buen lugar donde el demagogo podría recoger material de campo sobre qué le gustaría escuchar al pueblo. Ahí encontrará a los hombres, bueno... digamos que los bares están ahora tan vacíos como las tiendas en este país fantasma.

Es evidente que el demagogo no tendría problemas para difundir al pueblo, a gran escala, todo esa información; y además ésta sería verídica. Los serviles medios de comunicación los tendrán día sí, día también en sus pantallas y ondas en horas de mayor audiencia. Y otra cosa no serán, pero a prestidigitadores en el arte de la seducción de masas y hacernos llegar al oído lo que queremos escuchar, no les gana nadie... ¡Qué bien habla fulanito! ¡Hay que ver lo que nos dice menganito, ese sí que habla alto y claro! Pero habréis de reconocer que esos comentarios iniciales acaban siempre, pasadas las elecciones, con un: "son todos iguales... nunca dicen la verdad", etc, por parte nuestra. En fin, que ya nos la han colado otra vez. Y así llevamos 34 años; como quien dice nada.

¡Hombre! Me diréis. Tú lo que vas es de listo. ¿En qué te basas para decir que alguien es un demagogo? ¿Cómo lo has reconocido? Si fulanito dice verdades como soles.

En primer lugar, el tal fulanito no se sale jamás del guión principal que hemos escuchado durante estos últimos 34 años. El guión es que vivimos en una democracia y lo que hay que hacer es cambiar cosas en ella ¿Os fijáis? Cambiar cosas dentro de la democracia en la que vivimos. Pero, ¿qué es democracia para esa gente? Aceptan que estamos viviendo en una democracia y jamas se les ocurrirá mencionar nada acerca de lo que estamos es viviendo en una oligarquía de partidos. Esa es la única cuestión: la empezaron  y la siguen llamando democracia. He ahí el gran engaño. También está el falso ideólogo que nos puede venir por el otro extremo haciéndonos creer que hay mucha corrupción porque no se utilizan sistemas asamblearios. A estos demagogos de mentes ilusas e infantiles hay que explicarles algo sobre la ley de Hierro de los partidos políticos, un principio universal según el cual no puede existir un partido sin una oligarquía administrativa que lo lidere: dentro de un partido de masas no puede  haber democracia, en uno pequeño que no cuenta para nada sí puede haberla; pero al hacerse grande ya resulta imposible.

Y así, aceptando esta oligarquía y llamándola democracia el populista nos intentará convencer de que el partido contrario lo hace mal y hay que hacer las cosas de otra manera: No gastar tanto en esto o en lo otro, gastar más en sanidad, educación y afirmarán lo inimaginable; como lo que he llegado a escuchar hoy: a uno diciendo que los políticos no tiene por qué cobrar nada, y que tampoco necesitan gastar en asesores al disponer de toda una estructura de expertos funcionarios en el poder ejecutivo que les hace el trabajo burocrático ¿Os fijáis en el canto de sirena? Que los políticos no cobren. En cambio, yo me conformaría en primer lugar y lo más importante con que nuestros representantes fuesen representantes nuestros, que ni eso (representan a su partido y sirven a su jefe de partido). Me conformaría con que propusieran las leyes, pero no legislaran. El poder coercitivo de las leyes debería residir en una Cámara Legislativa, nunca debería partir, como ahora, del Congreso de Diputados, cuya función debería limitarse a proponer leyes; y que después de idas y vueltas de esa ley entre una cámara y la otra al final la Legislativa la aprobara y la ley saliese reflejada en un Boletín Oficial de la Nación. Me conformaría con que nos dijesen que el Estado no puede legislar, como ocurre ahora; por eso no puede haber nunca un Boletín Oficial del Estado. ¿Cómo va el Estado a legislar? Eso es un disparate. Eso es lo que hacía Franco. Eso es poner al zorro a vigilar a las gallinas. En fin: reconozco al populista no por lo que dice, sino por lo que no dice. Es así de simple: los reconoceremos por lo que no nos dicen.
Vicente Jiménez

La parte histórica ha sido obtenida de programas de radio de RLC http://www.diariorc.com/


jueves, 7 de febrero de 2013

O nos espabilamos o la casta nos fríe.



Las primeras páginas de los periódicos están sudando últimamente tinta azul con el tema de la corrupción del PP. Pero para mí, la corrupción forma parte del sistema y ha dejado de preocuparme. Lo que sí mi preocupa es que quienes votamos PP lo hicimos para que pusiesen este país patas arriba; nuestro gozo en un pozo. Es curioso que, en cambio, no rezumaran tinta roja con la putrefacción y el derroche del gobierno anterior, de cuyos favores estamos disfrutando de desahucios, indigencia, paro, trabajos mal pagado y todas las demás cortesías. Respecto a la corrupción, al formar parte del sistema, me temo que si ambos hubiesen tenido el doble, hubiesen robado y derrochado el doble: unos se lo habrían gastado en droga, putas y vicio. Otros se lo habrían llevado ricamente a paraísos fiscales cuyos nombres, he de confesar mi ignorancia, no sabía ni que existían: ¡Bravo!

Sin embargo, no me cabe duda de que muchos políticos nada tienen que ver con ese expolio y mediocridad: son los políticos de vocación; como también hay maestros de vocación, jueces y médicos, enfermeras, etc.

El atolladero sobreviene de que ningún profesional puede cumplir bien con su función si la estructura no le ayuda. Para que un experto pueda cumplir con satisfacción, eficacia y éxito el desempeño de sus funciones ha de estar respaldado por una estructura, cuyo único y principal objetivo sea apoyarlo: es decir, toda la estructura está para que el político pueda servir a sus votantes y no para que tanto el político como el ciudadano estén para servir a la estructura, en este caso al partido político.

Recuerdo una película de Gary Cooper: siendo, él, un capitán del ejército colonial inglés, comandando un fortín ubicado en uno de esos países Africanos, sobreviene una demoledora epidemia donde todos los nativos empiezan a morir. El héroe supermédico, junto con la superenfermera, junta a todos los enfermos en un barracón y trabajando cuarenta y ocho horas diarias y a punto de la extenuación descubren el origen de la enfermedad y salvan a los negritos. Todo acaba con un apasionado beso entre los protagonistas ...

Precisamente, este es el ejemplo de cómo nunca debe tener que trabajar un médico: necesita toda la estructura de un hospital apoyando su labor. El hospital con todos sus recursos ha de trabajar para el médico y no el médico para el hospital. Necesitamos buenos hospitales y no supermédicos tipo Gary Cooper. Es como si a un mecánico no le dan el taller, ni las herramientas, ni las piezas adecuadas para arreglar un vehículo, ni los clientes; también necesita de una estructura de apoyo... como sea que tenga que estar organizado un buen taller.
Eso lo estamos sufriendo en nuestro sistema político. Conozco a un político que es un fenómeno y al que una vez metido en el sistema del partido al que se afilió no le dejaron desarrollar y aportar su creatividad, formación e inteligencia. Tuvo que tirar la toalla y salirse asqueado. Da igual el carné: le hubiese ocurrido lo mismo en cualquier partido. Conozco también a varios sindicalistas muy dignos y honrados que no se han llevado más que disgustos y han tenido que pelearse con la empresa, los trabajadores comprados, y el sindicato. He perdido su paradero...

Si buscamos un factor común en ambos casos encontraremos fácilmente la ecuación que se siempre se cumple: Muchas veces no fallan las personas, sino el sistema.

¿Y en que falla el sistema? Pues evidente respuesta: deja puertas abiertas de par en par a los mediocres y corruptos; y esos corruptos son los que precisamente nos causan las grietas por donde se nos escapa el dinero a chorros y se suma el clientelismo. Y el sistema se retroalimenta y la bola se hace más grande.

Si de una cisterna se sale agua; o tapamos los escapes, o la cambiamos. Nuestra cisterna está fabricada de tres materiales que son los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Cuando tenemos muchos escapes, y si la masilla resulta incapaz para tapar las grietas, hay que cambiarla por otra nueva. Con uno solo de esos tres poderes que no funcione y no cumpla con la garantía de calidad tendremos un escape de agua, utilizando el símil...

En estos momentos seguimos sufriendo una fuga imparable que el gobierno ha querido tapar con nuestras manos, a base de recortes, y por muchas manos que pongamos no se va a taponar. El balance entre lo que entra y en caja y lo que sale seguirá siendo negativo.

O convencemos al gobierno para que nos cambie la cisterna, o el dinero se nos va a seguir escapando por las grietas de la corrupción, las autonomías insostenibles y la imposibilidad de poder cerrar esas puertas que han dado vía libre a toda clase de desmanes con nuestro dinero, que un jeta tuvo la desfachatez de decir que: “No era de nadie”, cuando el dinero público es sagrado, porque es de todos.
Para empeorar todavía más las cosas hemos de sumar la complicidad de los medios, que lo único que saben es ponerse las manos a la cabeza diciendo: “Mirad cuántas grietas, esto es horrible”; “Mirad cuánta agua hay por el suelo”... y otros salen a la calle a protestar porque tienen una piscina de agua en el piso. Y la policía se ve obligada a intervenir y esto es una locura.

Señores, un poco de sentido común. Da igual la manipulación de los medios de comunicación. Da igual lo que nos digan los sindicatos. Tenemos la opción de ser poco prácticos y extraer los datos de nustra propia observación directa de la realidad: de lo que le pasa a tu marido, a tu hijo, a tu mujer, a tu vecino … No os fiéis de mí, pero de los medios y de lo que os digan lo políticos menos; no os fiéis de nadie. 

Confiad en vuestra experiencia personal y fijaos en que tenemos fugas y un tsunami de agua porque la cisterna no funciona; se sale por todos lados. Esto equivale a decir que el sistema partitocrático y de autonomías que tenemos ni nos sirve ni lo podemos mantener. Mientras lo hagamos, estaremos promocionando la corrupción: y lo que es peor: aunque pudiésemos secar el suelo la próxima ola nos arrastraría a varias generaciones: presentes y por venir, sin remisión. Nosotros marcaremos nuestro futuro por necios, no los políticos, si lo permitimos.

¿Queréis una cisterna cuasi estanca? Exigid una democracia de verdad: Diputado de distrito uninominal con mandato imperativo, división radical de poderes y participación activa de los ciudadanos en la democracia. Podrían utilizarse fácilmente las nuevas tecnologías de la comunicación para que los ciudadanos pudiesen hacer propuestas y para consultas rápidas y muy fiables por parte del gobierno. Es evidente que entre la chusmocracia que pretenden algunos, donde todo resultase asambleario, y una democracia participativa hay mucha diferencia...

Conclusión: no nos fijemos en el agua derramada (como quieren ellos) y centrémonos en la cisterna (como nos conviene a vosotros...) No enfoquemos toda nuestra atención sólo en la crisis, la prima de riesgo, el paro, etc, hacia donde nos "conducen" los medios; porque esos son acompañantes de un sistema que no funciona. No existen soluciones mágicas. Dediquémonos a sobrevivir como podamos aunque ciertos corruptos (banqueros, políticos, etc) vivan un tiempo como millonarios y centremos todas las fuerzas que nos queden en acciones cívicas para obtener una democracia real. Será la forma de quitárnoslos de encima y puede que recuperar algo de lo robado. Igual que cuando se cura una enfermedad desparecen los síntoma, así ocurrirá si nos curamos de esta partitocracia corrupta y de estas nefastas autonomías.
Vicente Jiménez