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martes, 7 de marzo de 2017

No solo hay esperanza: hay certeza de que los españoles lo conseguiremos


Esto sí son brotes verdes. Foto cortesía de Antonio Novo
Bienvenidos al planeta Tierra: un lugar de cielos azules de nitrógeno, océanos de agua líquida, bosques frescos y prados suaves, un mundo donde se oye de modo evidente el murmullo de la vida. Este mundo es en la perspectiva cósmica, como ya he dicho, conmovedoramente bello y raro; pero además es de momento único. En todo nuestro viaje a través del espacio y del tiempo es hasta el momento el único mundo donde sabemos con certeza que la materia del Cosmos se ha hecho viva y consciente. Carl Sagan, Cosmos

Somos una generación y una especie afortunada. Hemos descubierto un método eficaz y provechoso de llegar al conocimiento. Hemos tomado consciencia de nosotros mismos. Nos relacionamos con otros de la misma especie. También hemos aprendido a relacionarnos y descubierto un método de gobernarnos cuyo objetivo no debería ser enriquecernos ni agotar los recursos del planeta sino conseguir la felicidad. Y cuando hablamos de método nos referimos a método: no a filosofías que se pierden en la especulación, el populismo o las utopías irrealizables, sino a hipótesis que grandes sabios postularon y se comprobaron empíricamente.

El camino hacia la felicidad está siendo muy difícil: desde las agrupaciones tribales prehistóricas hasta los modernos Estados el acceso a esa felicidad está siendo muy duro. Al igual que no todas las especies sobrevivieron y la extinción de los dinosaurios es un claro ejemplo que nos advierte de que ni siquiera trescientos millones de años es garantía de supervivencia en este planeta, muchos métodos de organizar nuestras sociedades se han perdido también en ese difícil viaje de cómo vivir los unos con los otros; o porque se trataban de simples utopías o porque pretendían formas equivocadas o poco justas de organizar las sociedades. Se perdió el sistema medieval, se perdió el sistema aristocrático y se perdieron, por ejemplo, los fascismos al acabar las II Gran Guerra, afortunadamente. Después llegó la Guerra Fría enfrentando al mundo bajo el paraguas de dos superpoderes: EE. UU y la URSS, que finalizó incluso antes de la caída del Muro de Berlín fue la última pérdida en Europa de un sistema social que también falló: el comunista.

Desgraciadamente, todavía quedan algunos focos todavía de ese comunismo en algunos países como Corea del Norte o Cuba, e incluso hay quienes se empeñan en resucitar ese sistema obsoleto y fracasado en nuestra querida España mediante la persuasión tautológica de unos desleales medios de comunicación y el oportunismo de unos siniestros pícaros que lo están promocionando. Aquí pecan todos siguiendo la máxima de Goebbels: si una mentira se repite mucho acaba por convertirse en verdad sobre todo en poblaciones atrasadas. Pero, ¿estamos tan atrasado como para caer en una trampa del siglo pasado? Yo creo que no.

Se ha derramado mucha sangre durante ese trayecto de las organizaciones sociales y las mentes más preclaras de la humanidad fueron allanado el camino para sacarnos de las cavernas: Platón, Aristóteles, Marsilio de Pádua, Hobbes, Maquiavelo, Locke, Hume, Jefferson, Tocqueville y tantos otros son personajes de quienes hemos esbozado unas pinceladas en este blog. Aquellos que lo hayan seguido de vez en cuando se habrán maravillado simplemente con el enorme impacto que puede ejercer el pensamiento de estos genios sobre la forma de organizar nuestra sociedad para conseguir esa felicidad. Hay esperanza porque las cosas ya están pensadas. No necesitamos a ningún mesías con peluquín a imponernos su salvación postiza porque ya sabemos salvarnos nosotros solitos. Por eso somos afortunados: porque sabemos cómo hacerlo. El camino no solo está pensado sino comprobado en la práctica. Hay que corregir errores por las variables extrañas que han intervenido a causa de grupos de presión, financieras, etc; pero existen factores de corrección que proporcionarían no las personas sino el sistema.

Por lo tanto hay esperanza para muchas cosas: hay esperanza de que las universidades no estén en manos de equipos mafiosos con tarjetas negras y que las mejores mentes de nuestro país puedan desarrollar sus proyectos en investigación y desarrollo sobre los que cobran por no presentarse al trabajo y presentar trabajos que ya habían sido entregados. Hay esperanza de que se valore el talento: el verdadero talento sobre la mediocridad más oscura. Hay esperanza de que esta sociedad sea capaz de poner en su sitio a tanto anodino; yo creo que sí. El mediocre solo tiene un camino para triunfar sobre el talento: la corrupción y el engaño. Hay esperanza de que triunfe el talento sobre la corrupción.

Hay esperanza de que el pueblo llegue a saber qué es la democracia porque tiene derecho a saber qué es la democracia, pero la de verdad. Hay esperanza de que los medios de comunicación sean honrados y realicen una labor informativa y por consiguiente pedagógica para el pueblo español, además de entretener. Hay esperanza de que esos medios primero aprendan ellos qué es la democracia porque no lo saben y después sepan transmitirla para que la sociedad civil sea incapaz de vivir sin ella. Cuando el pueblo español conozca qué es la democracia formal no habrá poder ni fuerza en este mundo que pueda arrebatársela. Ni siquiera todos los populistas que salgan cada día predicando sus evangelios postizo y burdas mentiras.

Hasta ahora no ha ocurrido, pero todavía queda esperanza. ¿Y de dónde viene esa esperanza? La democracia, tal como apuntaba Tocqueville, es un proceso inevitable y además ese estadio no sería el último, decía el gran filósofo-científico social. Tocqueville no formulaba teorías: tomaba apuntes de campo y datos empíricos y los sometía a un riguroso proceso antes de concluir nada. En su genial obra La Democracia en América demostró que las teorías de los grandes filósofos antes mencionados habían sido llevadas a cabo, y sin proponérselo, por unos rebeldes que desconfiaron del poder descontrolado porque habían sentido su yugo y se deshicieron del mismo. Para que nadie sufriese lo mismo otras de las mejores mentes rebeldes no se apoderaron de ese poder sino que los separaron y además los enfrentaron. Buena táctica: que un poder se enfrente a otro y nos deje a nosotros dormir tranquilos.

Seguramente la democracia formal después de establecida (eso es inevitable no solo para España sino para todos los pueblos occidentales) sufrirá mutaciones que la mejoren como ocurre con los seres vivos; y así lo decía Tocqueville antes de que Darwin llegase a publicar nada. Dos genios que supieron tomar e interpretar datos. Dos genios que vieron con los ojos de un genio aquello que los demás somos incapaces de ver aunque lo tengamos delante. Tales de Mileto (624 a. C – 547 a. C) vio un palo y no lo utilizó como hacían todos los demás para pegarle un garrotazo o lanzárselo a nadie en sus guerras sino para medir la altura de una pirámide a partir de la longitud de su sombra y el ángulo del Sol sobre el horizonte. Los demás veían un arma y Tales vio un instrumento de precisión para medir la altura de una pirámide. Este método se utiliza hoy en día para determinar la altura de las montañas de la Luna. Tales se adelantó trescientos años a la geometría de Euclides que enseñamos hoy en las escuelas y que utilizamos en nuestros cálculos de ingeniería y mecánica. Esos son los genios. Y ese es el talento. Personas con ese talento descubrieron poco a poco lo que hoy podemos utilizar para alcanzar la felicidad en nuestra forma de organización social. Hay esperanza de que el talento de la medida triunfe sobre la mediocridad del garrotazo porque es una cuestión de determinismo. Y si eso ocurre hay esperanza de que el esfuerzo se premie y se reconozca y aplaste a la picaresca y la corrupción. Pero esa esperanza no puede basarse en buenas intenciones como pretenden unos advenedizos que han irrupmpido en el paisaje político, sino en método. El método es la clave. La democracia formal es la clave

Si una mutación es mala es un cáncer, si se desarrolla el organismo no sobrevive. Considero la partidocracia como una mutación mala que jamás se acercó a la democracia aunque sí respete las libertades individuales. En eso está mucho más avanzada que el comunismo que no respeta ninguna libertad. Considero a los que intentan convencernos de que son nuestros nuevos mesías otra mutación maligna que no solo no respetaría las libertades colectivas que deseamos alcanzar sino que también destruirían la libertades individuales que tenemos. Un cáncer lo destruye todo: mata al organismo si éste no reacciona y destruye al cáncer.

Pero cuando la mutación es buena el organismo sobrevive porque se adapta al medio mejor que sus antepasados y prevalece. Hay que mutar a la democracia formal para que la esperanza se convierta en certeza. Certeza de que en en España los profesores dejen de adoctrinar siguiendo las ruines consignas de sus jefes políticos para dedicarse a enseñar, y la vocación del conocimiento triunfe sobre la mediocridad de las bajas pasiones. Los profesores deben difundir conocimiento y no ser correas de transmisión de políticos mediocres con aspiraciones ruines. Enseñar y curar son trabajos vocacionales porque no estás trabajando con tuercas que después puedes rechazar en un frío y eficiente proceso industrial de calidad: estás trabajando con seres humanos en proceso de desarrollo para la vida adulta. Eso del rechazo de piezas defectuosas pertenece al fascismo y fracasó, No nos sirve. Los niños son esponjas curiosas ansiosas de absorber conocimientos, son inteligentes, inquietos, artistas natos y cada uno de ellos con capacidades distintas y un hambre insaciable de aprender si nadie se dedica a malformarlos y abortar ese maravilloso proceso. Hay certeza con la democracia formal de que dejen ejercer a los maestros como maestros y a los médicos y personal sanitario para prevenir y curarnos porque nuestros recursos se invierten en sanidad e instrucción. Hay esperanza de que los Estados no controlen a los ciudadanos y dejen el peso de la educación a los padres y la familia y el de la instrucción a los colegios; aunque estén interrelacionados porque toda persona es mucho más que el resultado de una educación y una instrucción. Los regímenes totalitarios se apoderan de los niños para adoctrinarlos: hay esperanza y certeza de que ello dejará de ocurrir en algunos lugares de España.

Hay esperanza y certeza de lograr todas estas cosas y muchas más; de conseguir todavía más porque nunca nos conformaremos. Por eso decía Tocqueville que no todo quedaría en la democracia sino que evolucionaríamos a más, a pesar de los cánceres. A pesar de las mutaciones malignas.

Igual que para acercarnos a la verdad con mucha aproximación fuimos capaces de descubrir el método científico los españoles seremos capaces de conocer el método científico de la democracia formal. Y ese método está ya en marcha porque se puede desarrollar a partir de una unidad como cualquier otro método científico que tiene su unidad. Tirando del hilo de la unidad el proceso científico es imparable: la democracia formal es imparable porque ya tenemos esa unidad y es el humilde distrito electoral; pequeño, con un representante surgido por mayoría absoluta, a doble vuelta si fuese necesario, para proponer las leyes de parte de los ciudadanos de ese distrito. Un representante que estará presente por nosotros y que puede ser sustituido fulminantemente en caso de deslealtad. A partir de ahí se monta el edificio de la democracia formal. Imponente. Bello. Impresionante. Esperanzador. Inevitable...

Vicente Jiménez

sábado, 5 de septiembre de 2015

The plague of dysfunctional government and the European puzzle


This is an era of dysfunctional government supported by a dysfunctional media through corruption and political correctness. Presidents of nations and prime ministers take their orders from finance, but where do banksters and bankers take orders from? Not from free market, which means that no “invisible hand” is balancing markets and customers' needs. Of course, we do suspect who are giving the real orders: just follow the track of the money, as they usually put it. 

Petrodollars might have a say in this whole business in a cause-effect domino; and even though the people have had enough, political correctness muzzle their voices, brains, and tie their hands to take action..
 

You can see in the graph a plummeting disruption in American's confidence since 2003, but you Americans are lucky enough to have three Branches, after all. That means that you, the people, can hold tight reins again as soon as you can put two and two together getting rid of all the overwhelming disinformation which pervades in the media. 

But Europe, after the Great War II, and as the result of the Cold War has only one branch because, in fact, the executive and legislative branches were merged into one. Communists are shrewd and could have disrupted Europe during the Cold War if people would had been given the opportunity of real elections, so state parties took over and representation of the people was substituted by representation of the parties. That meant no representation for the people and by the people because parties have been handing out their own lists of representatives according to their own party interests, not the people's. The future President has the elective process under his thumb. Then, outrageous as it may seem, those representatives elect the President who previously had elected them and distributed the benches-to.be. As people vote, they have a false sense of democracy because voting does not mean electing in a system that has been named partitocracy, not democracy. This is true for all European countries except for UK, France, and Switzerland, which almost do have the three branches in constant tension: executive, legislative and judicial.

Another piece of the puzzle comes from the corrupt apologists of political correctness, which are keeping from free speech even Americans. Just as an example, Europe is receiving a massive migration of Islamic people fleeing the jihad atrocities. Much social engineering is being performed by the media so we, the people, accept sheepishly this migration invasion while rich arab countries just wait and  watch. Here again, we, the people have nothing to say in this partitocracy.


Throughout 1400 years, as Bill Warner puts it, Europe has been savagely and brutally devastated  and beaten by Islamists. Bill expresses his admiration on how Islamists have adapted any kind of weaponry in its warfare against any civilization that did not match theirs throughout the centuries, and gives scientific evidence to prove it. Extreme Islamists have made war by constantly breaking war rules and thus, using anything as weapons: from wombs to hunger and terror the aim has always been beating the European economic system: look at the Twin Towers, as a last example. This economic disruption is also just happening now. Political correctness inflicts on us how we have to receive in Europe this massive number of people fleeing Iran and other countries for humanistic reason. The media puts the blame on us and not on the jihad, so that we have to cope with the problem while Arabs are just watching the drama. Nobody is saying anything about solving the problem in the origin except comments you hear in the streets; because we, the people, are not fools no matter what official version is hammering us in the media. But here, again, we lack representation to give our say. Think of that. Think of the pieces in the puzzle...

jueves, 2 de julio de 2015

Dulce et decorum est vía @Redblogscomp Somos #RED



Dulce et decorum est de Wilfred Owen influyó en el pensamiento
occidental de forma determinante tras la finalización de la primera gran guerra. A lo largo de ese infierno, un Lenin estaba refugiado en Suiza mientras obreros alemanes e ingleses se despedazaban unos a otros en las trincheras. Eran aquellas trincheras enfangadas, húmedas, infectadas de parásitos, hediondas y productoras en serie de enfermedad, sufrimiento y muerte mucho antes de que cayeran los temidos obuses, silbaran las balas y el gas mostaza extendiera la peor de las muertes imaginable. De este dantesco espectáculo nos hicieron partícipes los poemas de un Owen testigo de primera mano, que lo sufrió en sus carnes. Entre tanto, las oligarquías planeaban el escenario del infierno cómodos en la retaguardia sin ni una privación.

Eran esas mismas trincheras donde una legión de obreros de uno y otro bando compartían espacio con las innumerables ratas, pulgas, liendres, piojos y enfermedades que campaban por sus respetos. Eran esos mismos gases mostaza que reventaban los ojos y los pulmones de los obreros de uno y otro bando. 

Mientras, Lenin no daba crédito a sus ojos: el pobre creyó que los obreros ingleses y alemanes jamás se dispararían entre sí, después de aquel “trabajadores de todo el mundo uníos en la lucha”. Claro que él se refería a otro tipo de lucha y por otros motivos. El manifiesto comunista cayó hecho pedazos para un Lenin consciente de su primer gran fracaso.

Yo acusaría a Tsipras y su panda de esa misma inocencia de la que hizo gala Lenin si los creyera inocentes. Yo acusaría de la misma inocencia a la Troika y su panda, si los creyera inocentes. Dicen los de un lado de esta caterva de criminales, tan criminales como los que enterraron a aquellos miles de obreros en el infecto cieno de las trincheras, que consultarán al pueblo qué hacer tras su enorme fracaso. Esa consulta equivale a cavar una trinchera de miseria y echarlos a todos adentro pues ¿no habéis sido vosotros los que prometíais henchidos de populismo que el maná era posible sin esfuerzo alguno? Y ese fracaso, evidente, calculado y cantado con el único objetivo de conseguir el poder por el poder tienen el cinismo de taparlo con una consulta realizada a los que crédulamente los eligieron esperando que cumplieran sus promesas. ¡Ay amigos! A conseguir el poder por el poder se le llama fascismo: así de simple. No existe peor crimen que disfrazar una dictadura de democracia.

Dice esa caterva financiera del otro lado que hay que pagar una deuda; deuda que estaba calculada, constituía un fracaso moral y cuyo resultado final estaba también tan cantado como el de los populistas. A conseguir la riqueza por la riqueza se le llama avaricia. Tan pecado capital resulta lo uno como el otro. Tan repugnante a toda decencia es avariciar el poder por el poder como la riqueza por la riqueza.

No existe en toda una Europa liderada por socialdemócratas, ni ahora tampoco en unos EE UU gobernados por un socialdemócrata un solo hombre de estado, y es posible que si apareciese uno de verdad lo eliminarían como a Lincoln. Ni los de un lado ni los del otro, ni troikistas ni populsitas mencionarán jamás lo que constituye para ellos la verdadera bestia negra, porque para ambos el pueblo, esa sociedad civil carece de importancia alguna. Ninguno de ellos utilizará los medios de comunicación que ellos mismos controlan para mencionar ni una sola palabra sobre la libertad del pueblo. Libertad para tomar decisiones, libertad para equivocarse, enmendar y al final acertar. Preguntaron a Lincoln cómo iba a darles la libertad a los negros si no iban a saber qué hacer con ella, y éste respondió: “cuando la tengan veremos...”  Bien, pues cuando la sociedad civil tenga la libertad colectiva veremos qué hace con ella.

domingo, 28 de junio de 2015

Cuando las barbas de tu vecino griego veas afeitar...


“Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar”, dice adecuadamente el refrán popular.., de aquella época remota cuando el pueblo era sabio aunque fuese analfabeto. A falta de tradición escrita el pueblo transmitía su saber de forma oral. Ahora hemos perdido la escrita y la oral porque ha sido sustituida por la corrección política socialdemócrata.

Ya comenté en otro artículo los mecanismos motores del populismo, que desgraciadamente se están mostrando a pleno rendimiento a lo largo de estos aciagos momentos para Grecia y que nos muestran el camino que seguiríamos en España en caso de triunfar también el populismo.

El populista Tsipras, como todo buen populista es tan solo apariencia y vive de las apariencias; pero nunca se atreverá a atajar ningún problema y mucho menos a solucionar nada. Su chulesco y extremadamente mediocre ministro Varufakis, cuyo único mérito ha sido utilizar el insulto sistemático y los exabruptos a la troika (Comisión Europea, BCE y FMI) es pura apariencia, pero no se atreverá jamás a pedirles, por ejemplo, ni un céntimo de Euro a los griegos supermillonarios corruptos que jamás pagaron impuestos en Grecia y seguirán sin hacerlo. Lo que quieren evitar los populistas, a quienes Pablo Iglesias apoyó, es que el pueblo Griego no les responsabilicen de que las promesa realizadas para subir al poder eran imposibles de cumplir. Un populista jamás admitirá ninguna culpa por la situación que crea: “No os preocupéis: ya les diré yo lo que pienso a esta banda de chorizos cuando yo gobierne y los pondré a todos firmes...” y el populacho les aplaude hasta con las orejas. “¡Hay que ver cómo nos defiende.., lo que les ha dichooo”. Pero claro, solo un iluso puede creer que esa es la forma de defender al pueblo. Y el populista los lleva a todos al punto de no retorno; y cuando el avión se va a estrellar el piloto que ha cogido los mandos porque el avión ya peligraba en pleno vuelo les pregunta a los pasajeros: “¿y ahora qué hacemos? Y el populacho vuelve a aplaudir hasta con las orejas y grita por las calles: “esto sí que es democracia, nos lo consultan a nosotros.., aquí mandamos nosotros”. Pero lo que el pueblo griego no ve es que sus populistas dirigentes no quieren ninguna responsabilidad por gestionar  mal un problema y lo fácil es encontrar a un culpable: así que la culpa se la echan al pueblo con una pregunta intoxicada a la que ni ellos mismos ni todo el conjunto de expertos es capaz de responder: la responsabilidad para el pueblo, que no se entera de nada, convocando un referéndum; y así sumamos otra de tantas mentiras: en un referéndum tienes que poder elegir entre varias opciones, pero como aquí solo hay dos opciones se trata en realidad de un plebiscito. Un plebiscito es una pregunta donde todo está programado y en realidad se resume en una pregunta Si/No donde todo está planificado para que salga lo que la oligarquía que la plantea quiere que salga. Para eso están todos los aparatos mediáticos controlados por esas mismas oligarquías.

Es inhumano pasarle al pueblo el problema creado por la chulería y mediocridad de un Varukakis ministro de economía cómplice del populista Tsipras, que engañó al pueblo halagándolo y prometiendole todo aquello que sabía era imposible de cumplir: así de simple. Los populistas mienten al pueblo diciéndoles que harán aquello que es imposible hacer. Y el pueblo, crédulo, les vota y después sufre las consecuencias.


¿La situación actual? Europa no se atreverá a echarlos porque en el fondo son socialdemócratas capaz de decir una cosa y su contraria sin ningún rubor, y los griegos tampoco se atreverán a irse.. No hay peor mentira que una verdad a medias; efectivamente, hay una serie de culpas que forman una luctuosa cadena, pero la puntilla a Grecia se la han dado los populistas, populistas a quienes fue a apoyar Pablo Iglesias. El gobierno populista griego jamás entró para solucionar nada sino para complicarlo todo. Pero existe un peligro agazapado mucho mayor que no solo amenaza a Grecia sino que puede amenazarnos a todos en cualquier lugar de Europa. La Segunda Guerra Mundial lo derrotó pero puede resurgir de sus cenizas: esta situación tiene muchos números para llevarnos directamente al fascismo. Es el paso siguiente a todo populismo: el poder por el simple poder y ya no solo estarán los partidos incrustados en el Estado, sino también las masas populares. El Estado lo será todo...

Todo resulta tan aterrador que uno se ve obligado a compartir estas verdades tan evidentes y por lo que mi defensa al pueblo se basa en todo lo contrario: separación absoluta de poderes y representación desde el origen; siendo este origen la sociedad civil. De momento no existe un partido no solo en España sino en toda Europa que proponga estos principios de libertad colectiva.

Vicente Jiménez