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domingo, 23 de noviembre de 2014

Algunas técnicas cotidianas populistas en TV, El hay que



Partiendo de bases firmes y sin prejuicios reflexionemos sobre el silencio de los lobos, que no es aquel Silencio de los Corderos en la excelente película conocida por todos. Aquí son los corderos quienes se desgañitan por las calles mientras los lobos permanecen en calculado silencio. Los corderos gritan desesperados pidiendo justicia “Si se puede” y los lobos los observan afilando sus colmillos con la sonrisa maliciosa de quienes los piensan devorar.
 

Al que pasa hambre y frío porque ya no le queda ni casa ni comida ni trabajo. Al que no tiene esperanza porque ya no le pueden quitar más de lo que le han quitado. Al que en ese momento no ve ninguna salida..., pues a ese que ya no tiene nada todavía hay alguien dispuesto a arrebatarle algo más. Todavía hay quien carente de alma y de corazón planifica cómo sacar partido, rentabilizar la desesperación y miseria del desesperado. Todavía hay alguien lo suficientemente sinvergüenza dispuesto a robarle al que ya no tiene nada. ¿Os dais cuenta? Robar al que ya le han robado todo. Desposeer todavía más al que ya no le queda nadaporque todavía le se puede arrebatar un poco más. Se le puede robar el alma... las ganas de salir del pozo negro donde se le ahogan y asfixian las últimas esperanzas, las últimas fuerzas.

No creo que exista en nuestro rico amplísimo y bello vocabulario español un adjetivo que describa todo el rechazo, toda la pasión que yo pondría para calificar a aquel golfo que se alimenta de la injusticia para desposeer todavía más a quien ya le han robado todo otros sinvergüenzas que llegaron antes. 


Por sus palabras les conoceremos y después por sus actos. Cuando alguien dice: 

- Si mando yo acabaremos con toda esta corrupción y se te acabaron los problemas porque somos distintos

Y el desesperado le mira y le cree. Y el desposeído le escucha y le cree, porque el lobo le está diciendo lo que quiere oír. Y al desesperado le prometen todo aquello que jamás le podrán dar porque quienes prometen no están por esa labor y porque lo que prometen es irrealizable; porque el lobo está por alcanzar el poder por el poder, como cualquier lobo que se revuelque en el fascismo, , conscientes de que cuando ellos alcancen su meta no existirá ya ningún otro poder que pueda controlarlos, yo le pondría ese adjetivo que no alcanzo a encontrar en el DRAE. Puede que vosotros, avezados buscadores de palabras, sepáis encontrarlo. El sustantivo es, desde luego, fascismo. Ya lo pueden barnizar de la ideología que quieran.

- Hay que conseguir bla, bla, bla

- ¡Que bien! ¿Cómo piensa conseguirlo?

- No, yo estoy diciendo que hay que conseguir bla bla bla

- Sí, si en eso estamos de acuerdo; pero ¿cómo?

Y enfadado por tu insistencia le espeta con todo el cinismo del mundo 


- ¡Tú quieres que yo conteste lo que quieres oír! ¡Pues contesta tú y ya está, pero no me obligues a contestarte lo que tú quieres.

Sí quiero. Claro que quiero canalla malandrín; sí y sí y mil veces sí quiero. Quiero que me contestes a la pregunta... Necesito saber cómo y si no, no me digas nada. Pero ellos repiten sus mantras vacíos para mentes vacías del "hay que" y nunca te dirán el cómo. Cómo es la pregunta que un populista considera la más capciosa del mundo y ellos son populistas profesionales. Tienen la jeta de decirte que el cómo lo contestes tú.

"Hay que" ya lo sabemos todos. La cuestión está en el cómo: ahí es donde intervienen los expertos. Ahí es donde las opiniones se cambian por criterios profesionales.

Profesionales y no charlatanes de discursos vacíos de contenido para resolver los problemas es que necesitamos y lo que los populistas no son. Profesionales para hundir lo poco que queda, en cambio, sí que son. A la ausencia de libertades colectivas en Europa quieren añadirles la ausencia de libertades personales: la propiedad privada, el derecho a contratar, el derecho a producir, el derecho a comerciar...

Yo si puedo decir sin miedo a equivocarme un "hay que": Hay que botarlos no votándolos. Pero aún hay otro “hay que” que también resulta cierto: hay que ser muy corrupto para prometer lo irrealizable, lo descabellado.

Esta panda de amiguetes se apuntaron al carro de la utopías; es decir, algo irrealizable salvo para crédulos con mentalidades infantiloides o ignorantes (de ignorar - nada despectivo). Una utopía no es más que humo y ellos saben que sus propuestas son humo.

Ellos saben que no pueden decir nada porque no tienen nada que decir, excepto “hay que” sin especificar nunca ni cómo, ni de qué forma porque cada vez que lo han hecho han perdido miles de votos. Porque no saben dar ni una solución sensata, rigurosa y seria a su “hay que” y también saben que cada vez que piden asesoramiento pierden votos y que cada vez que hablan en los medios pierden votos cuando quien entrevista exige concreciones. No pueden vivir eternamente de hay que curar el cáncer: Eso queremos todos, ¿pero cómo? Así que a partir de ahora, no hablarán porque como siga hablando pierden lo ganado. Ahora toca callar y puede que un partido gane las elecciones no diciendo nada y paseando su imagen por las televisiones aplaudiendo en actitud triunfalista.

Por eso los lobos callan mientras los borregos balan por las calles, en sentido figurado; claro.

Vicente Jiménez

Nota

La mención negativa del lobo en este escrito ha sido utilizada solo como metáfora. Desde luego, en nada tiene el comportamiento del lobo, ese noble animal, que ver con el que se describe aquí. El lobo es una especie que debe ser protegida, al contrario de aquellos ignorantes que se meten a salvapatrias y a quienes jamás debemos escuchar ni tomar en serio.




viernes, 30 de mayo de 2014

La corrección política está destruyendo a la clase media


El Gran Hermano te está vigilando
El estado de bienestar está fundiéndose como la nieve durante el deshielo. Fue el gran logro de la Europa cristiana conseguido mediante sangre sudor y lágrimas durante los últimos siglos. Dos mil años de historia no deben ni pueden acabar en el olvido tal como ocurre en la distopía orwelliana1984; novela donde desaparece y se manipula la historia como si de una Comunidad Autónoma nacionalista se tratara. 
Si utopía significa ningún lugar, su contrario; distopía, significa algún lugar. Es decir, las utopías, ya sean ideologías o sistemas perfectos de gobierno no existen; pero, las distopías sí están presente entre nosotros.Todo sistema de gobierno es imperfecto, algunos resultan verdaderas aberraciones y la democracia se salva siendo el mejor de los sistemas imperfectos: es el que tiene menos imperfecciones.

Si en los años sesenta del siglo pasado florecía una clase media en Europa y América del norte con un envidiable estado de bienestar que vencía los fracasos de las dos grandes guerras, la desaparición de la clase media, su desmoronamiento junto a la manipulación de la historia no resultan sucesos puntuales de tipo apocalíptico, sino que también están siendo progresivos. Entonces, llegaría un punto en el que nadie recordará que existió una clase media en cierta época histórica y mucho menos se sabrá nada del estado de bienestar que se logró. Cuando desaparezca por completo la clase media también lo hará el estado de bienestar y viceversa; y pasaremos al estado de malestar: al de la distopía en estado puro.

Se ataca al cristianismo no porque se trate de una religión sino porque forma parte de nuestra cultura más íntima: históricamente cristianismo e historia occidental son caras de la misma moneda y, sobre todo, de nuestra cultura. Contra el pensamiento libre se utilizan vectores como la crisis, la corrección política, políticas suicidas de inmigración y la globalización o los mercadeos para acabar con el orden y la tendencia que surgió después de la Segunda Gran Guerra.
 
No creo en teorías conspiranoicas como las expuestas por Kalergi (poco conocidas) donde parte de ese plan consistiría en provocar las dos guerras mundiales, introducir los fascismos, el marxismo y forzar un mestizaje mediante la inmigración masiva para acabar con la cultura occidental e imponer un nuevo orden mundial.
 
Ahora bien, si es cierto que respecto a las políticas de inmigración masiva pueden influir variables extrañasi que diesen ese tipo de resultados destructivos para la cultura occidental; por ejemplo, una de esas variables podría consistir en la ausencia de democracia real en Europa y la imposición de la corrección política por infección de los medios de counicación e incluso dentro del espíritu de la misma ley.
 
Lo que sí es cierto es que hemos entrado en una dinámica muy alarmante donde Europa no sabe cómo resolver ninguno de sus problemas, para variar. Precisamente por no haber sabido resolver sus problemas sobrevinieron en el S XX las dos grandes guerras, aunque al final impulsasen la gran recuperación social y económica de las décadas de los cincuenta y sesenta. Pero nada podrá salvarnos de una globalización convertida en invasión. Que grandes masas de población se trasladen de un punto a otro del globo no soluciona ningún problema, sino que causa otro mayor e  insalvable.
Vicente Jiménez


iLas variables extrañas en un experimento son aquellas que influyen en el resultado final pero que no hemos tenido en cuenta. El motivo puede ser por azar o simple desconocimiento. Se descubren una vez obtenido el resultado final si éste no coincide con lo que esperábamos.

jueves, 15 de mayo de 2014

¿¡ Qué es eso de una utopía !?



Tomás Moro 1527 Holbein (Wikipedia)
Los hombres de nuestros días tienen más elementos de juicio y visión científica que los de hace, digamos, dos siglos para establecer una democracia. Toda democracia requiere que los poderes legislativo y ejecutivo estén no solo separados sino enfrentados y vigilándose entre sí. También es posible buscar métodos para que el deseo del pueblo sea obligatoriamente recogido por los legisladores de forma que la sociedad civil esté representada; es decir, que el legislador esté presente físicamente por ese ciudadano y no haga lo que le dé la gana sino lo que el ciudadano quiere. Por otra parte, tenemos el poder judicial que políticamente es casi nulo: todo tal como apuntaba Montesquieu. Esas son las reglas de la democracia formal con las que queremos jugar: reglas ocultadas por los medios a los ciudadanos de Europa. Esas normas no son ideológicas sino que su finalidad es alcanzar la mayor felicidad posible para la mayor cantidad de ciudadanos posibles.

Las normas de la democracia formal permiten objetivos prácticos y no quimeras. Es que a la que el ciudadano vea que la ha pifiado no volverá a proponer lo que sea que haya propuesto: tendrá más cuidado con los deseos porque los deseos se consiguen. Así, en una democracia formal todos vamos aprendiendo poco a poco sobre lo que deseamos y el precio a pagar por los mismos, porque es que lo consigues y puedes salir trasquilado. Esa es una responsabilidad con la que tendremos que lidiar y de ahí el miedo a la libertad: sanidad para todo el que llegue de fuera y por la cara..., por ejemplo. Bueno..., vale; pero luego al pagar la factura de otro no te quejes...

Las quimeras quedan para las ideologías. Un pobre idealista está condenado de antemano a arrastrar una vida de frustración: toda una cadena perpetua sin permisos domiciliarios. El motivo es evidente; las ideologías no dejan de ser utopías: es decir, lugares que no existen en este universo. Las ideologías no se pueden alcanzar nunca y el idealista anda siempre cabreado...

A pesar de la coincidencia con la idea del ciudadano perfecto gracias a la ciudad perfecta de la República de Platón, fue Santo Tomás Moro quien planteó, por primera vez, el concepto de u-topos, es decir; en ningún lugar. El autor de Utopía, Tomás Moro, fue ministro del rey Enrique VIII de Inglaterra y ejecutado por este soberano al no doblegarse ante los deseos del monarca que ordenó la escisión con la Iglesia Católica. Enrique impulsó una reforma religiosa para dar vía libre a sus apetitos carnales y de poder (ver 1ª temporada Los Tudor, serie de TV).

El rey Enrique pasó de ser nombrado Defensor de la Fe Católica por el Papa León X (1521) a quedar excomulgado y considerado hereje por el Papa Pablo III, al nombrarse a sí mismo Jefe Supremo de la Iglesia Anglicana y romper con Roma. Tomás Moro no aceptó el cambio de fe que su monarca le imponía y fue ejecutado por ello; y más tarde, santificado por el sacrificio que hizo por su fe.

Lo que intenta describir Tomas Moro en su Utopía es la ciudad y la sociedad perfecta. Una novelita escrita en latín (la lengua franca del s  XVI) que empieza en forma epistolar intercambiando correspondencia con un tal Giles. Giles y More son personajes reales que entran dentro de la trama novelesca a través de las cartas que se intercambian y donde se nombra, como si fuese real, al personaje ficticio de Hythloday. Hythloday guía a Moro en su viaje turístico por la isla de Utopía. El mismo nombre de Hythloday significa vendedor de cuentos sin sentido. Hythloday le trae buenas noticias a Moro sobre una isla donde existe una sociedad ideal que es la que se describe en Utopía. Aunque el nombre de la isla no existe y el lugar mucho menos (Utopia=ningún lugar), Hythloday es muy dogmático en sus opiniones: pasa del sentido común al ridículo con una facilidad sorprendente y todo lo de Utopía le parece bien; esté cargado de sentido común o sea el más completo de los disparates, que de todo hay. Incluso hay ocasiones en las que se contradice. Juzguen Vds. con este pequeño extracto:

La Ciudad se compone de familias basadas en el parentesco. Las mujeres, al casarse, van a la casa de sus maridos, formando parte de la nueva familia. Los hijos y los nietos varones viven en la familia bajo el gobierno y la obediencia del más anciano, y cuando la edad y los achaques lo exigen, le sucede el que le sigue en edad.

Para que no falte población en la Ciudad, y para que no aumente en demasía, tienen ordenado que ninguna de las 6.000 familias que integran la Ciudad pueda sustentar menos de diez menores ni más de 16. En cuanto a los adultos no hay ningún tope determinado.

Esto se logra pasando los niños que sobran de una familia a otra que les falten, para formar su cómputo. Si alguna vez se multiplican más de lo determinado y justo, con los que sobran se compensan las zonas despobladas de otras ciudades. Si en algún caso en toda la isla hay excesiva muchedumbre de moradores, hacen un padrón y en el continente fundan colonias sujetas a sus mismas leyes, convidando a los naturales de aquella tierra a que vivan en su compañía, si tienen gusto en ello Extracto de Utopía

Tras estas pinceladas sobre el concepto de utopía, podemos contraponer las visiones de Hythloday a la realidad; que resultó ser, al fin y al cabo, la verdadera intención de Tomás Moro. Igual que Cervantes acaba con los libros de caballería con un libro de caballería, Tomás Moro acaba con las utopias con una novela de utopías.

Cuando pensamos en ciencia o filosofía política podemos hablar sin fundamento lo primero que se nos ocurra, algo parecido a una conversación esporádica de bar. Pero cuando lo hacemos, es como querer construir un avión con lo primero que se nos ocurra. Desde aquellos duros principios de la aviación pasando por el primer vuelo de los hermanos Wright hasta llegar a la moderna ingeniería de vuelos supersónicos y espaciales hay un abismo. No podemos diseñar un avión diciendo cuatro tonterías en un bar como tampoco se pueden dar con soluciones serias a los problemas políticos de la misma manera.

Esa es la zanahoria que ponen muchos políticos ante la población en sus discursos; y por eso ya dijo uno de ellos que los programas electorales se hacían para no cumplirse. Gran verdad: son pura utopía, y si hay un tonto que se le ocurre llevar a cabo la utopía resulta al final en un auténtico desastre: se me ocurre regalarle un ordenador a cada niño, o un coche a cada ama de casa y un sueldo para que vayan a comprar. Porque ante toda propuesta utópica subyace una terrible tormenta: ¿quién la paga? Populismo y utopías van siempre de la mano, sobre todo en periodos electorales.

El esfuerzo de los grandes genios y pensadores que nos precedieron no puede quedar en saco roto. No partimos de cero. Por ello, el experimento de la primera democracia del mundo legisló sobre la obligatoriedad inexcusable de la escolarización para todos los niños de lo que serían después los Estados Unidos, incluso antes de su fundación. Por eso la instrucción, que no la educación (ese terreno es de la familia) es tan importante: para que no construyamos aviones en la barra de un bar. Para que no nos quedemos contemplando nubes esperando que nos resuelvan los problemas: eso es pura utopía. Para que no podamos ser fácilmente engañados por los poderosos: La República de Platón, Leviatán, el Principe, El Segundo Tratado de Locke, El Espiritu de las Leyes de Montesquieu, El Discurso de Rousseau, El Contrato Social, La Democracia en América de Tocqueville y cómo no: Utopía entre otros, deben ser de lectura obligatoria en Bachillerato y algo hay que explicarles a los chavales de la ESO. Por lo menos que lean y se comente algún pasaje bien escogido..., para evitar conversaciones utópicas y que no nos engañen. Para que tengamos suficiente bagaje intelectual con el que exigir algo muy sencillo con lo que hemos empezado el texto: una democracia formal
Vicente Jiménez


i El título fue concedido en reconocimiento al libro escrito por Enrique, Assertio Septem Sacramentorum (Defensa de los siete sacramentos), que defendía el carácter sacramental del matrimonio y la supremacía del Papa, que fue visto como una importante muestra de oposición importante a las primeras etapas de la Reforma Protestante, especialmente a las ideas de Martín Lutero.