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Nos enfrentamos expectantes a cambios
rápidos y difíciles de asimilar. Y son tantos, que más que parecer una época de
cambios habría que plantearse si somos testigos de un cambio de época.
Hemos superado de lleno en la edad
del silicio. No nos imaginamos el mundo sin la aplicación de las nuevas
tecnologías, que ya quedan viejas en el momento en que salen al mercado. La
vorágine nos conduce a una avasalladora obligación al consumo, que ni buscamos
ni queremos. Los “gadgets” son de usar y tirar, a menos que seas un manitas; y
tienen una vida útil calculada por y para el consumo. Esta aceleración vertiginosa
depreda los recursos del planeta creando una basura, que los antes llamados
países del tercer mundo se encargan de acumular y reciclar si pueden.
Todos los cambios de épocas han
dependido, sobre todo, de los inventos tecnológicos. Pierre Vilar explica cómo
la pólvora permitió el desmoronamiento de la época feudal y el principio del
absolutismo. Los Reyes Católicos se dedicaron a derrumbar a cañonazos, por
ejemplo, los inexpugnables castillos de
aquellos feudales que se negaban a abandonar sus privilegios. Así, fueron
rindiéndose todos casi sin tener que disparar un tiro.
El invento de la máquina
del vapor y del tren fueron imprescindibles artificios capaces de robar eficientemente
en masa las materias primas a los países colonizados. El tren transportó tropa
y equipo militar de forma que dibujó la geopolítica del s XIX.
El montaje en cadena y la producción
a gran escala fue la forma de relacionarse en el s XX; y las guerras
mundiales fueron producto de los problemas de la geopolítica del XIX junto a la
capacidad destructiva de la época industrial. Fueron las primera guerras
industriales.
La energía atómica nos ha tenido en vilo con la guerra fría y después del derrumbe del Muro de Berlín tampoco estamos seguros. Tuvo un poder disuasorio para que no se liaran del todo las dos super potencias y nos ha dado los disgustos de Chernobil y Fukushima
Ahora, a principios del s XXI el
problema es la globalización versus las políticas estatales, locales y tribales lo que tenemos sobre el tapete y siempre se heredan las soluciones y los problemas del pasado. Esto lo
dejaremos para el siguiente capítulo.
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