jueves, 4 de abril de 2013

Ya no hay escándalos en España Y UNA SOLA VÍA


Para que se produzca un escándalo es necesario que el hecho sea inesperado, que se salga de lo común: por eso nos llega a escandalizar algo. La última imputación de nuestra princesa ha sido una crónica anunciada, pero no dejo de olvidar que imputado no significa condenado. Dejemos actuar a la justicia y punto en boca.

Hay algo que me preocupa más que lo que está apareciendo en estos momentos en los medios; y precisamente porque los medio lo han dejado de mencionar me hace sospechar que se ha cerrado en falso. Es ahí donde intuyo que puede que no sea oro todo lo que intenta relucir: me refiero a un político de cuyo nombre no quiero acordarme; y con más motivo que Cervantes hizo con el lugar de nacimiento de D. Quijote.

Los casos de corrupción han dejado de ser hechos escandalosos, ¿o alguien se sorprende a estas alturas por alguna de la corruptelas con que nos obsequian banksters y políticos hoy en día? Sí, si... son los banksters y políticos los que más acaparan mi atención.

Nuestra capacidad para sorprendernos está en horas muy bajas. En realidad, a los españoles ya no nos sorprende casi nada. Vemos la corrupción y la impunidad como algo normal, y lo que nos sorprendería sería que ocurriese lo contrario. Dejemos los nombres propios de quiénes deberían estar ya en la cárcel y devolviendo el dinero robado, porque eso ya lo indican los periódicos cada día y todo el mundo lo ve; pero si los titulares indican que pescan a uno fuera de juego y éste se salva legalmente del justo castigo gracias a una "sentencia de conformidad", ya podemos pensar “apaga y vayámonos”. La sentencia de conformidad quiere decir que la justicia hace la vista gorda a cambio de que el ladrón devuelva lo robado. Esto aplicado a un político quiere decir que pide perdón, la justicia le da unas palmadas amigables en la espada y si han robado cinco (tampoco se sabe cuánto ha robado) devuelve uno. Es decir, el fiscal acepta “tú me devuelves tanto de lo que te has llevado, y pelillos a la mar”. Esto debe ser algo completamente legal porque lo aplica nada menos que un fiscal, pero cuando se lo aplican a un político resulta totalmente inmoral, ya que la implicación es pavorosa pues se legaliza la corrupción política. Entonces el Ministerio Público acepta el juego y a otra cosa mariposa, obviando que más grave que sea inmoral es que sea legal. Está claro que en este caso una sentencia de conformidad no es más que un trato de favor a los políticos y sus partidos. Esta salida por la puerta de atrás la han legalizado los mismos políticos, y los que se pueden salvar tras haber legalizado la corrupción son también los políticos ¿Alguien cree que si hubiera democracia leyes tan pavorosamente injustas se habrían legalizado nunca? ¿Cuánto hubiera durado un diputado de distrito elegido por y para el pueblo si se hubiera dedicado a promover leyes que protegen a los políticos corruptos y se burlan de las víctimas? Cuando los burlados se encuentran en un estado más débil y vulnerable en nuestra sociedad las consecuencias políticas y penales se han tensado por encima de cualquier resistencia; y es cuando recuerdo, por ejemplo, a aquellos parados a quienes se les robó un dinero sufragado por la Unión Europea para cursos... Y también me acuerdo de cierto político: Para vivir una vida de millonario en hoteles de cinco estrellas y lograr que un partido tuviese votos no solo se les robó el dinero, sino la oportunidad de un futuro decente gracias a una formación. “Si eso se demuestra que ha ocurrido, dimitiré” llegó a espetar el político, para más inri; y como es natural, aquí no dimitió nadie ¿Qué es lo que sorprendería mucho a los españoles? Pues desgraciadamente, nos hubiéramos sorprendido si el político en cuestión hubiese tenido la hombría y decencia final, al menos esta vez en su vida, de dimitir y asumir las mismas responsabilidades ante la justicia que cualquier ciudadano.

Vuelvo a repetir: no embistamos como animales irracionales el capote que nos ponen todos los medios de comunicación . Embistamos al torero, si se me permite el símil taurino.

Hasta que no haya un verdadero clamor popular pidiendo un periodo constituyente estaremos en las tinieblas. Lo que acabo de referir no es más que un caso de los muchos que se han dado y se siguen dando. Casi se trata de una anécdota. Sin embargo, jamás participaría en una manifestación en contra de lacorrupción. Sería absurdo. Sería embestir al capote en vez de al torero. A lo que sí me uniría es a una petición, si es posible masiva, de un cambio: no de una regeneración. Se regenera aquello que fue bueno en algún momento, lo cual no es el caso. Se cambia lo que no sirve... Diecisiete autonomías no me sirven; sirven a los políticos, asociaciones, sindicatos y demás lacayos subvencionados, amiguetes, familiares y pesebristas; y sería estúpido si me sumara a una petición de federalismos o listas abiertas para que me den den más de lo mismo a mí y los hijos de mi nieta. Eso ya lo hemos descartado y no es necesario volver a repetirlo, aunque si eres un nuevo lector te ofrezco los los enlaces donde ya se han tratado esos temas.
¿A qué tipo de manifestación, recogida de firma o o utilización de cualesquiera otros medios democráticos deberíamos estar dispuestos a sumarnos?
Ya que los partido están incrustados en el Estado y al formar parte de éste jamás han representado a la nación, exigir todos a una como Fuenteovejuna el cambio de la Ley Electoral sería el primer objetivo que deberíamos cubrir, si queremos una democracia con verdadera representatividad y una férrea división de poderes. Es decir, la primera piedra es la unión de todos los ciudadanos y la segunda no dejarnos enredar por los medios y los sindicatos con maniobras de distracción y centrar nuestra atención en la futura ley electoral. Esa es la llave a resolver nuestros problemas. Es aplicar el más elemental principio de física; causa... efecto.
Vicente Jiménez

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